A pesar de las promesas de reducción fiscal del gobierno de Javier Milei, la presión sobre el sector agrícola aumentó en su primer año. El Estado ahora retiene el 64,3% de la renta agrícola, impulsado por retenciones constantes y la caída de los precios internacionales de los granos.
En el primer año de gestión del presidente Javier Milei, la presión fiscal sobre la actividad agrícola, una de las principales generadoras de ingresos del país, no ha disminuido como se había prometido durante su campaña. Según el último informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), el Estado ahora se queda con el 64,3% de la renta agrícola, lo que representa un aumento de 5,4 puntos porcentuales respecto a diciembre de 2023, cuando el gobierno de Alberto Fernández llegaba a su fin.
La principal razón detrás de este incremento se encuentra en las retenciones que no se han modificado. En el caso de la soja, las retenciones permanecen en un 33%, mientras que el resto de los granos se sitúan en un 12%. Además, otros impuestos como el IVA y el Impuesto a las Ganancias tampoco han experimentado reducciones significativas. Sin embargo, el informe de FADA señala que el aumento en la presión fiscal también se debe a la caída de los precios internacionales de los granos, lo cual ha reducido el valor bruto de la producción agrícola.
El promedio nacional de presión fiscal es del 64,3%, pero varía según el cultivo: la soja soporta un 68,5%, mientras que el trigo alcanza el 69,5%. En contraste, el maíz y el girasol tienen una presión del 56,6% y 59,1% respectivamente. A nivel regional, Córdoba presenta un índice de 64,1%, Buenos Aires 61,4%, Santa Fe 60,5%, La Pampa 62,3%, Entre Ríos 65% y San Luis 59,1%. Estos índices reflejan cómo los impuestos nacionales y provinciales afectan la rentabilidad agrícola de manera desigual en distintas provincias.
La presión fiscal varía notablemente entre provincias debido a la existencia de impuestos específicos. En Buenos Aires, por ejemplo, además de los impuestos nacionales, se suman el inmobiliario rural, ingresos brutos e impuesto a los sellos, junto con tasas municipales. En cambio, Entre Ríos carece de impuestos locales, aunque sí cobra los provinciales como el inmobiliario rural y los ingresos brutos. En cifras, los impuestos por hectárea en Buenos Aires ascienden a 26.708 pesos, mientras que en Entre Ríos llegan a 14.040 pesos.
Perspectivas Futuras y Reacciones del Sector
Pese a la promesa de alivio fiscal, el sector agrícola enfrenta una presión que no solo proviene de la estructura impositiva nacional, sino también de factores internacionales como la caída de precios de los granos. La eliminación de retenciones podría reducir la carga fiscal a un 36%, según FADA, pero el gobierno de Milei aún no ha implementado cambios significativos en este sentido. Los productores siguen esperando acciones concretas, aunque la complejidad de la situación económica y fiscal del país no augura soluciones inmediatas.
El balance del primer año de gestión de Javier Milei en términos de política fiscal agrícola es negativo para los productores, quienes sienten que las promesas de campaña no se han materializado en medidas efectivas. La presión fiscal sigue siendo alta, y las condiciones del mercado internacional no ayudan a mejorar la rentabilidad. El sector continúa esperando un cambio que alivie la carga impositiva y fomente el desarrollo sostenible de la agricultura en Argentina.
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— misionesonline.net (@misionesonline) March 18, 2024
Fuente: Bichos de Campo