Columna de Opinión | Surfeando en el Cono Sur

John John Florence, deportista norteamericano nacido en la paradisíaca isla de Hawaii es el actual campeón mundial de Surf. Sin embargo, cualquier habitante de los países que conforman el cono sur de nuestro subcontinente, especialmente los mayores de 40 o 50 años pueden hacerle frente sin mayores preocupaciones.

¿Qué tiene que ver el surf con la política internacional? ¿Cómo se pueden comparar deportistas de élite con ciudadanos comunes y corrientes? La respuesta es simbólica y a su vez más simple de lo que parece. En esta región del planeta venimos surfeando olas y contra-olas de corrientes políticas, hace por lo menos 50 años. Y seguimos en pie.

Es tan cierto que las corrientes ideológicas se dan en otras partes del globo como que el ciclo de dichas corrientes en el cono sur puede remontarse mucho antes de los 50 años mencionados, incluso desde la era de la emancipación colonial. Sin embargo, durante el periodo establecido fue tan marcado y cambiante que es digno de ser mencionado.

Cinco golpes de Estado había sufrido la República Argentina para 1976 cuando fue el momento del Proceso de Reorganización Nacional que terminó con el gobierno democrático de la entonces presidenta de la Nación, Isabel Martínez de Perón. Fue el sexto, pero también fue el más sangriento, cruel y largo de las interrupciones a la democracia en el Siglo XX.

Este golpe de Estado fue parte de un plan sistemático de instauración de gobiernos militares en la región, financiados por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América que tenía como objetivo, en contexto de plena Guerra Fría prevenir que el mal ejemplo de la Revolución Cubana se extienda en el “patio trasero” del Tio Sam. A su vez, la implementación de políticas económicas liberales y tomas de deuda eran parte del combo.

Claro que esto fue un, lamentablemente, exitoso proceso de cooperación entre los países de la región, tal como se comprobó al descubrir en Asunción en el año 1991 los denominados “Archivos del Terror” donde se encontraron pruebas fehacientes de la comunicación entre los regímenes dictatoriales. Cada Estado experimentó un proceso singular con características propias, pero la mayor coordinación entre los gobiernos de facto se dio en la década de 1970.

Brasil tuvo su pausa democrática desde 1964, y si bien el gobierno netamente militar duró por tres años, la instauración de una democracia ficticia, donde los presidentes, todos ellos militares, eran elegidos mediante un Congreso Nacional armado a medida de sus propios intereses perduró hasta 1985.

Paraguay por su parte, desde 1954,  vivía la dictadura más larga de la región de mano de Alfredo Stroessner. Uruguay desde 1973 sufrió una dictadura de índole cívico-militar y en Chile ese mismo año asumió el poder Augusto Pinochet tras realizar un golpe de Estado al presidente socialista Salvador Allende. Además de los nombrados, diversos países latinoamericanos experimentaron, por estos años, su propia variante de gobiernos de facto.

Así como durante los 70 se vivió la ola dictatorial, la década de 1980 traería consigo una contra-ola de primaveras democráticas, donde cada país transitó de manera diferente su transición a la democracia. En algunos Estados, como la Argentina, fue con juicio a las juntas militares y crisis económicas, otros como Uruguay por ejemplo, se vivió un cambio de paradigma mucho más apaciguado.

Los años 90s sin duda alguna, más que una ola se trató de un tsunami neoliberal. El gobierno de Carlos Saúl Menem, en Argentina que inició en 1989 contagió a toda la región de un modelo económico y de pensamiento basados en el consumo y en la figura del mercado como principal ente regulador. El “sushi con champagne” fue exportable.  En Brasil Fernando Cardoso impuso dicho modelo económico que tenía a las privatizaciones de empresas estatales y recortes en los presupuestos educativos como hitos, marcando un profundo impacto en la estructura social del país. Paraguay con Juan Carlos Wasmosy (primer presidente civil electo en más de cuatro décadas) y Julio María Sanguinetti en Uruguay, por citar algunos casos, siguieron este modelo de maneras más moderadas. Sin embargo el emblema neoliberal de la década de 1990 en Sudamérica ha sido sin lugar a dudas, Alberto Fujimori, presidente del Perú durante todo el decenio siendo un personaje que también expuso lo peor de la década en materia de corrupción.

Apartándonos  un instante del Cono Sur y mirando hacia el norte del continente, es necesario destacar que estas olas tienen una clara influencia de los Estados Unidos, aunque con delay. Basándonos en la dicotomía anacrónica de los conceptos de izquierda y derecha, donde el partido Repúblicano de EEUU representa a la derecha y el partido Demócrata representa a la izquierda, las olas de Sudamérica siempre se dan a la inversa ideológica del partido gobernante en el gigante del norte. Basta con decir que en gran parte de la década de los 90s gobernó Bill Clinton, del partido Demócrata mientras en Sudamérica reinaba el neoliberalismo.

El malecón de la ola de la década de 1990 y que daría comienzo no solo al nuevo decenio sino también a una contraola, llegó desde Venezuela con el ascenso al poder de Hugo Chavez en 1999.  El concepto de “Patria Grande” se desparramó por toda la región dando lugar a un proceso de gobiernos de tintes populistas con políticas progresistas donde el “No al Alca” y la creación de Unasur fueron hitos históricos para dicha oleada. La presidencia de Los Kirchner en Argentina, Lugo en Paraguay, Evo Morales en Bolivia, Lula Da Silva en Brasil, Mujica en Uruguay y Correa en Ecuador demuestran la expansión de la tendencia por esos años. En EEUU por su parte durante esta década gobernó el Partido Republicano de la mano de George W. Bush.

A la inversa, mientras en Estados Unidos de Norteamérica se dió un vuelco durante la década del 2010 presidiendo el ejecutivo Barack Obama, del partido Demócrata, en Sudamérica, el “cambio de marea” se dió de una manera mucho menos marcada que en las décadas anteriores, acentuándose en la segunda mitad del decenio y en los primeros años de la década de 2020. En 2015 Mauricio Macri llegó al poder en Argentina luego de 12 años de Gobierno de la pareja Nestor-Cristina. En 2019 Bolsonaro en Brasil cortó con la hegemonía del Partido de los Trabajadores y en Uruguay llegaba al poder un año más tarde Lacalle Pou con una tendencia mucho más conservadora que sus predecesores. Tal vez Chile, con la presidencia de Piñera fue el país que tuvo mayor homogeneidad ideológica en este década.

Finalizando el 2024 y llegando casi a la mitad de la década, la tendencia en esta región del planeta está claramente marcada hacia la izquierda del espectro ideológico. En el 2022 llegó al poder en Chile el presidente más jóven de la historia de Sudamérica ganando las elecciones desde una coalición de partidos de izquierda. En Bolivia, a pesar de las idas y vueltas con su ex líder político Evo Morales, el actual presidente Luis Arce abraza una ideología fundada en los principios de la solidaridad e igualdad. En Brasil, luego de su periodo detenido retomó el poder Lula Da Silva. Si a esto le sumamos las recientes victorias en México, (que a pesar de no pertenecer a sudamérica tiene una marcada influencia en la región) de Claudia Sheinbaum Pardo y en Uruguay de Yamandu Orsí la oleada actual tiene una clara corriente.

Sin embargo, en medio de este panorama, nos encontramos que en Argentina, uno de los países más influyentes de la región, gobierna el único presidente del mundo que se autodefine como anarcocapitalista. Aún lejos de las elecciones presidenciales en el país, será importante determinar si puede ser Milei quien contenga la oleada actual y sea el motor para modificar la corriente o su aislamiento regional, una economía donde a pesar de los números macroeconómicos aún no se traduce en un bienestar en la población, y la contraposición con el nuevo gobierno de Estados Unidos producirá un nuevo cambio de gobierno en el país. Por las dudas las tablas de surf siguen preparadas en las playas del cono sur.

 

 

José Adrián González

Lic. En Relaciones Internacionales

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas