“Representar la idea de que alguien estará 35 años tras las rejas es fuerte”, sinceró Martin Rau sobre su rol como fiscal en la Justicia

El fiscal del Tribunal Penal Uno, Martín Rau, abordó temas clave como la importancia de la perspectiva de género en la justicia y el creciente desafío de los delitos informáticos. En esta entrevista, reflexionó sobre su trayectoria profesional, el impacto de sus decisiones en casos complejos y el futuro de la lucha contra los cibercriminales.

Martín Rau, fiscal del Tribunal Penal Uno de Posadas, no pensó en la abogacía como su primer camino profesional, sino que inicialmente se inclinaba por el marketing. Sin embargo, la vida lo llevó por otro sendero y hoy es un defensor del Derecho Penal, con un enfoque en causas complejas que incluyen, por ejemplo, el tratamiento de delitos sexuales y la aplicación de la perspectiva de género.

En una entrevista con Policiales de Misiones Online, Rau compartió su reflexión sobre el rol del fiscal en el sistema judicial, sus experiencias en casos de gran relevancia, como el de Evelyn Rojas, y su actual trabajo en su tesis de doctorado sobre delitos informáticos.

Explicó cómo el enfoque en la perspectiva de género lo llevó a replantear su manera de ver y tratar los casos, particularmente en situaciones que implican discriminación o violencia estructural.

Además, el fiscal también reflexionó sobre los avances en el tratamiento de los delitos cibernéticos, un campo en expansión y con un futuro incierto pero cada vez más relevante, a medida que las estafas y delitos en línea se multiplican.

Para Rau, la creación de fiscales especializados en delitos informáticos, como la reciente designación de Juan Pablo Espeche, es un paso fundamental para enfrentar el creciente desafío de la criminalidad digital.

 

Reflexiones sobre la justicia, la perspectiva de género y los delitos informáticos

Periodista: ¿Por qué decidió estudiar abogacía?

Martín Rau: Tenía pensado estudiar marketing. Acá estamos, las cosas del destino. Creo que varias situaciones personales fueron encaminando mi paso por la abogacía. Hay un dicho muy conocido que dice, serás lo que debas ser si no serás abogado. Y creo que un poco fue eso. Tendría que haberme mudado a Buenos Aires en aquella época para estudiar marketing, pero no había oferta acá. Así que me inscribí en la Universidad Católica de Santa Fe como para no perder un año. Y bueno, me fue llevando la vida hasta el final de la carrera. Hoy en día, soy un abogado apasionado por el derecho, y poco y nada quedó de aquel adolescente que quería estudiar marketing.

 

Periodista: ¿Y por qué fiscal? ¿En otra vida usted podría ser defensor?

Martín Rau: Me hice esa pregunta varias veces. Todos los que somos abogados, en el fondo, tenemos algo de movilización hacia el otro lado del mostrador. Los profesores de Derecho solían decir que el derecho natural tiene esa reacción instintiva de proteger lo que es propio. Y todos los que estamos dentro del Derecho, creo, tenemos ese instinto de defender los intereses propios o ajenos. Al principio, mi pasión era el Derecho Civil, de hecho, empecé mi carrera judicial en el Palacio de Justicia, en un juzgado de paz. Pero un llamado de Liliana Picazo, a quien en ese momento no conocía, me llevó al Tribunal Penal. Ahí empecé a tener más contacto con el Derecho Penal. Además, mi mamá es fiscal, así que el Ministerio Público siempre estuvo presente en mi vida. Me designaron secretario en el Juzgado de Instrucción 6, a cargo de las causas más graves. Cuando quedó vacante la fiscalía de instrucción 6, decidí rendir y quedé designado fiscal. A partir de ahí, asumí como fiscal del tribunal. Hoy, me cuesta pensar en otro rol. A veces me hace menos ruido pensar en ser juez, pero siempre me gustó el cargo de fiscal. Es lo que me marcaron los ejemplos, como el de Liliana Picazo.

 

Periodista: ¿Se le pone la piel de gallina al pedir una prisión perpetua?

Martín Rau: Un poco sí, un poco no. El derecho tiene varias perspectivas. Cuando enfrento un caso con prisión perpetua, generalmente, del otro lado hay una gran agresión hacia un bien jurídico. Y, por supuesto, cuando uno ve la ley, no es algo que inventemos los fiscales ni los jueces, es el poder legislativo el que establece las penas. Cuando pido una prisión perpetua, siento una gran responsabilidad, especialmente en casos complejos. Recuerdo la primera vez que me tocó y me hice varios planteos. A veces, incluso, me pregunto, como persona religiosa, qué efecto tiene en la vida después de la muerte tomar estas decisiones. Es un peso muy grande pedir una prisión perpetua, especialmente cuando se trata de un delito tan grave. Y siempre trato de dar lo máximo en cada expediente, sin casarme con una sola postura. Soy de dialogar con la víctima, con el imputado, con el defensor. Siempre busco alternativas al juicio oral, si es posible. Representar la idea de que alguien estará 35 años tras las rejas es fuerte. Una hora, dos horas, 35 años… es mucho.

 

Periodista: ¿De cuántos años es una prisión perpetua?

Martín Rau: Es una pregunta compleja. Hay una discusión grande sobre el tema. Puedo contar un caso donde una persona fue detenida y condenada a prisión perpetua mucho antes de que yo ingresara al Poder Judicial. Salió en libertad, cometió un nuevo delito y, cuando se unificaron las penas, me surgió la duda: ¿cuánto tiempo más le sumamos a la perpetua? La ley establece que la libertad condicional puede ser solicitada después de 35 años. Pero ¿qué pasa si la persona es reincidente? ¿Cuánto tiempo se le debe agregar a la pena original? Esta es una gran pregunta sin respuesta clara. En algunos casos, la pena perpetua no es exactamente perpetua, ya que existe la posibilidad de la libertad condicional. Sin embargo, la reincidencia hace que este concepto se complique aún más. Es un problema que todavía no tiene una solución fácil. El tema de la reincidencia y cómo afecta la duración de la pena perpetua es algo que sigue siendo muy debatido.

 

Periodista: ¿Te acordás de tu primer juicio?

Martín Rau: Sí, por supuesto, me lo voy a acordar toda la vida. Era un caso de un hecho contra la integridad sexual. Recuerdo cómo lo preparé. Soy bastante organizado en ese sentido. Cuando estudiaba derecho, al principio pasaba horas sin dormir, pero después descubrí que rendía mucho mejor descansado. Entonces empecé a ordenarme. Cuando preparo un caso, ya tengo una idea casi completa del alegato que voy a presentar. Esto no significa que no esté dispuesto a debatir, pero es fundamental tener una teoría del caso. Para eso, analizo todas las declaraciones del expediente con detalle. Eso me permite enfrentar a un testigo y hacer preguntas que tal vez no se hayan planteado antes, lo que puede ser clave para valorar su credibilidad y reafirmar mi teoría o refutar la contraria.

 

Periodista: ¿Lo primero es saber si el imputado está mintiendo?

Martín Rau: Yo no lo centro en el imputado, sino en la teoría del caso. A veces, si el imputada miente, utilizo eso en el debate, pero no es mi foco principal. Prefiero enfocarme en las pruebas circundantes, que son las que realmente me permiten construir o desmontar una teoría del caso. El imputado no está obligado a decir la verdad, pero si miente, pierde credibilidad, lo que puede impactar negativamente en el juicio. No lo considero un objeto de prueba en sí mismo, sino parte del contexto general de las evidencias, que incluyen elementos médicos, psicológicos y criminalísticos.

 

Periodista: En el caso de Evelyn Rojas, el debate sobre perspectiva de género fue muy importante. ¿Cómo lo abordaste?

Martín Rau: Ese caso me marcó mucho. Me obligó a pensar fuera de la caja. Para mí, la perspectiva de género implica ponernos en los zapatos de la otra persona y observar desde su óptica. Es mirar los hechos desde la posición de quien está en una situación de desigualdad, para evitar que esas diferencias distorsionen la justicia. Cuando me adentré en el caso de Evelyn, descubrí realidades que desconocía, como que la expectativa de vida de las personas trans ronda los 35 o 40 años. Eso me hizo reflexionar profundamente sobre las vulnerabilidades que enfrentan, como la falta de acceso al empleo o los riesgos de vivir en situaciones marginales.

Periodista: ¿Cómo fue el tratamiento del caso en términos jurídicos?

Martín Rau: Al principio, la acusación no contemplaba el agravante de odio de género, pero en el transcurso del juicio, junto a la querella, llegamos a esa perspectiva. Fue un debate intenso. Aunque el Superior Tribunal desestimó ese agravante, considero que la discusión fue enriquecedora. En derecho hay distintas formas de interpretar, y en este caso, cada postura tuvo argumentos válidos. Lo importante es que en el proceso se utilizaron herramientas como el lenguaje claro en la sentencia, lo cual considero un gran avance para que todas las partes entiendan las decisiones.

 

Periodista: ¿Qué enseñanza te dejó este caso?

Martín Rau: La importancia de pensar en perspectiva, de analizar cada caso de manera integral y de tener en cuenta todas las desigualdades que puedan surgir por cuestiones de género. La perspectiva de género no es solo un concepto, es una herramienta para asegurar que el enfoque jurídico sea realmente justo y razonable. Creo que ese es el desafío que tenemos en el derecho, aplicar una mirada que contemple todas las aristas posibles para garantizar una justicia efectiva.

 

Periodista: Asistí a una clase en la Universidad Católica de Santa Fe sobre delitos informáticos, y sé que usted está trabajando en su tesis de doctorado sobre este tema. ¿Qué debemos tener en cuenta al usar internet, las redes sociales y la tecnología?

Martín Rau: Hay muchos factores a considerar. Primero, debemos ser conscientes de que entramos en un mundo riesgoso. Internet nos ofrece millones de beneficios, y a veces parece un espacio atractivo y fácil de usar. Nos llevan de la mano a hacer clic en cualquier cosa, a veces sin pensarlo. Al principio, usábamos internet para leer un diario o chatear, y todo era más simple. Hoy, en cambio, todo está diseñado para generar impulsos en nuestro cerebro. Un solo clic puede darnos una satisfacción inmediata, como ver un reel o desplazarnos en una red social, lo que se traduce en un pequeño placer cerebral. Este mundo tan accesible nos puede poner en riesgo: es fácil caer en trampas como el hackeo de cuentas bancarias o el robo de información personal. Otro punto clave es no compartir materiales privados. Hoy, a través de fotos, selfies o publicaciones aparentemente inocentes, estamos revelando información valiosa que puede ser utilizada por ciberdelincuentes. Este problema afecta tanto a adultos como a niños y adolescentes, quienes también están expuestos a delitos como el grooming y la distribución de material de abuso sexual infantil. Es fundamental educarnos para proteger nuestra privacidad y enseñarles a los más jóvenes a manejarse con cuidado en la red.

 

Periodista: ¿Cree que veremos más juicios relacionados con estos delitos en el futuro?

Martín Rau: Es probable, sí. El aumento de los delitos cibernéticos es dramático, tanto en estafas económicas como en otros tipos de delitos. Es difícil prever números exactos, pero las estadísticas, tanto oficiales como no oficiales, muestran una tendencia al alza. Cada vez más personas están expuestas a este tipo de fraudes, desde niños hasta adultos. Además, no debemos pensar en los cibercriminales como en los estereotipos de hace unos años, esos nerds en sótanos. Hoy cualquier persona con un teléfono tiene el potencial de cometer delitos en la red, y los ciberdelincuentes están mejor organizados, con equipos de ingenieros, psicólogos y expertos en marketing digital que diseñan estrategias para engañar a sus víctimas. Es un panorama que está cambiando rápidamente y que seguirá creciendo.

 

Periodista: ¿Qué significa la designación de Juan Pablo Espeche al frente de la Fiscalía especializada en delitos informaticos?

Martín Rau: Creo que es un gran avance. Lo conozco bien, es un chico muy estudioso y responsable. Me ha tocado trabajar con él y sé que tiene mucha capacidad. No tengo una bola de cristal, pero si tuviera que apostar, creo que le irá muy bien. Es una buena decisión, una excelente elección.

 

Periodista: ¿Esta fiscalía especializada contribuirá a combatir estos delitos?

Martín Rau: Sin duda. Es esencial que se hagan investigaciones y penas ejemplares para los estafadores. Pero más allá de las penas, lo clave es la investigación. Es importante comprender que el mundo digital no se investiga de la misma manera que el mundo físico. En el digital, tenemos que adaptarnos y usar nuevas herramientas para rastrear los delitos, que a menudo se realizan a través de servidores en otros países. La Ley de Misiones establece la creación de un departamento dedicado a actualizarse sobre las últimas modalidades delictivas. Esto es fundamental porque los delincuentes están siempre buscando nuevas formas de vulnerar los sistemas. Tener fiscales especializados en delitos cibernéticos es crucial para abordar esta problemática. De hecho, creo que no será el único, y en el futuro veremos más designaciones como esta en distintas partes del país.

Martin Rau

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