El presidente de Asociación de Madereros, Aserraderos y Afines del Alto Paraná (AMAYADAP), Gabriel Marangoni, se refirió a la preocupación del sector forestal ante el anuncio de un plan de modernización en el INTA, que afectaría a las estaciones experimentales de Misiones.
“Se habla de posibles ventas de campos, y esto preocupa ya que de concretarse sería de un gran impacto negativo la venta de terrenos del Campo Anexo Manuel Belgrano en San Antonio, por el rol que cumple en el desarrollo forestal y la conservación genética”, planteó Marangoni.
La propuesta del gobierno de Javier Milei en un plan de modernización del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que incluye la posible venta del Campo Anexo Manuel Belgrano, en San Antonio, Misiones, generó alarma entre los empresarios y productores forestales.
Este campo, dependiente de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Montecarlo, cumple un rol de vinculación, extensión e investigación irremplezable, principalmente en la producción y venta de semillas de especies nativas y coníferas, programas de mejoramiento genético, huertos semilleros e investigaciones conjuntas y articuladas con el sector privado.
El presidente de la Asociación de Madereros, Aserraderos y Afines del Alto Paraná (AMAYADAP) expresó al respecto la preocupación entre los socios de la institución por el impacto que tendría esta decisión para la actividad forestal en la provincia. “Estamos en desacuerdo con que se afecte este campo porque es el único que conserva huertos semilleros de araucarias con más de 70 años y programas de mejoramiento genético de pinos. Este desarrollo es el resultado de décadas de investigación y ensayos, y su pérdida sería irreversible para el sector”, sostuvo.
Impactos económicos y productivos
Según Marangoni, la venta del campo afectaría el abastecimiento local de semillas, clave para la producción forestal. “El Campo Anexo Manuel Belgrano alberga huertos semilleros únicos en el país para araucaria angustifolia y especies exóticas como el pino. Si se pierde este trabajo, los productores misioneros dependerían de grandes proveedores privados o de importaciones desde Brasil, incrementando costos y reduciendo la autonomía del sector”, explicó.
Además, el posible desmantelamiento de programas de mejoramiento genético tendría consecuencias a largo plazo. “Estos proyectos son inversiones público-privadas de décadas. Reubicar los huertos semilleros sería extremadamente costoso y retrasaría al menos 10 años la producción de semillas de calidad”, agregó.
Marangoni destacó que el manejo forestal en San Antonio genera ingresos para la autogestión de la EEA Montecarlo, permitiendo su sostenibilidad financiera.
“El trabajo realizado allí no solo es productivo, sino también rentable, evitando costos adicionales al Estado. Esta alianza es beneficiosa para productores y viveristas, quienes acceden a material genético de calidad, y para la industria, que garantiza madera de excelencia para el futuro”, señaló.
Un retroceso para la ciencia y el desarrollo
El dirigente empresarial enfatizó que el Campo Anexo Manuel Belgrano cuenta con numerosos ensayos científicos en curso, cuya interrupción representaría una pérdida de valiosos datos para la mejora de especies forestales.
“La venta de este campo no solo afectaría la financiación de la EEA Montecarlo, sino que comprometería áreas críticas de investigación y desarrollo. Sería un retroceso enorme para el sector, ya que afecta el inicio de la cadena forestal de la actividad”, advirtió.
Marangoni instó a las autoridades nacionales a reconsiderar la medida, subrayando que lo que está en juego no es una simple cuestión administrativa, sino la sostenibilidad de la investigación forestal en la región y el acceso a recursos esenciales para el sector.
Por Patricia Escobar