Trastornos alimenticios | Según nutricionista “lo que le decimos a nuestros hijos sobre sus cuerpos es lo que más les golpea porque es la palabra más importante”

La especialista en nutrición Florencia Córdoba expuso los principales trastornos de la conducta alimentaria, sus características y cómo la familia y los profesionales pueden detectar señales de alarma

Florencia Córdoba en Red Ciudadana 

Según la nutricionista: “Los trastornos de la conducta alimentaria están relacionados con una vinculación no saludable hacia los alimentos o la forma de alimentarnos. Hay un patrón distorsionado que se repite, y muchas veces esto se ve reflejado en el control extremo de la ingesta alimenticia”.

En consecuencia, puso énfasis en que, aunque en muchos casos un nutricionista puede detectar algunas señales, el diagnóstico debe hacerse en conjunto con un psicólogo. “Estos trastornos están dentro de los trastornos de salud mental, por eso es fundamental que el trabajo sea multidisciplinario”, dijo.

Sumado a esto, Florencia Córdoba detalló que los trastornos más comunes son la anorexia, la bulimia, la ortorexia y la vigorexia. En relación con la anorexia, explicó que es “ La anorexia se presenta cuando una persona empieza a comer menos, va saltándose comidas con el objetivo de reducir la cantidad de calorías que consume. Puede que deje de cenar, o incluso se vuelva vegetariana de repente, sin una razón clara. Es una señal importante a tener en cuenta ”.

Sobre la bulimia, informó que se trata de “episodios de ingesta excesiva seguidos de conductas de purga, como el vómito”. En cuanto a la ortorexia, comentó que “es la obsesión por comer de manera saludable de forma extrema, evitando alimentos sin justificación médica”.

Sin embargo, la nutricionista mencionó otros menos conocidos pero igualmente graves, como la alcohorexia, que implica la sustitución de la comida por alcohol. Sobre ello explicó: “Estos trastornos no solo afectan la parte física, sino que también tienen un impacto muy fuerte en el bienestar psicológico. En algunos casos, las personas pueden estar tan preocupadas por su imagen corporal que llegan a restringir alimentos de manera extrema o desarrollan conductas peligrosas como la purga, el ejercicio excesivo o el abuso de sustancias”.

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Además, la especialista mencionó la distorsión corporal que experimentan quienes sufren de anorexia: “La persona con anorexia no se ve bien, siempre se siente gorda, aunque esté extremadamente delgada. Eso la lleva a querer adelgazar más y más, a veces limitando la ingesta a solo agua o una fruta al día”.

De esta manera, advirtió Córdoba: “No es solo que la persona pierde peso, sino que también pierde nutrientes esenciales, lo que afecta su masa muscular y ósea. Además, puede haber problemas graves en los embarazos si es mujer, ya que el cuerpo no tiene suficientes reservas para sostener un embarazo. En casos extremos, la anorexia puede llevar a la muerte”. 

La especialista recomendó: “Aunque los trastornos de la conducta alimentaria pueden aparecer a cualquier edad, suelen comenzar en la adolescencia, que es una etapa en la que las personas están muy influenciadas por su entorno y por la presión social. Los padres y tutores deben estar muy atentos a cualquier cambio brusco en los hábitos alimenticios de los adolescentes”.

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En cuanto a la influencia de las redes sociales, Córdoba señaló que plataformas como TikTok a veces tienen un impacto negativo en los jóvenes si no están bien informados: “Hoy en día, las redes sociales juegan un papel muy importante. En plataformas como TikTok, muchos jóvenes se exponen a contenidos que promueven la idea de que para tener el cuerpo perfecto es necesario seguir dietas extremas, saltarse comidas o consumir suplementos peligrosos. Algunos incluso comparten consejos como si hoy no comiste, lo hiciste bien, lo cual es extremadamente peligroso”.

La especialista hizo hincapié en que, si bien las redes sociales tienen un impacto negativo, el entorno juega un rol fundamental: “La familia es la que tiene más poder para influir en los hábitos y las creencias de los más jóvenes. Si los padres refuerzan la idea de que ciertos cuerpos son mejores que otros o que el éxito depende de un cuerpo delgado, eso puede generar una distorsión en los jóvenes”, señaló.

En relación al papel de los padres, Córdoba reiteró la necesidad de que los tutores y las familias fomenten hábitos saludables y promuevan una visión positiva del cuerpo. “Lo que los niños y adolescentes escuchan en casa es fundamental. Cuando un padre dice frases como sos gorda o no cerrás el pico, está generando un daño profundo en la autoestima del niño. Este tipo de comentarios puede afectar la relación con la comida y el cuerpo durante años”, observó.

Además, profundizó en estos prácticas cotidianadas, ya que recaló en como  estos comentarios generan un ciclo de bullying o discriminación entre los compañeros de los jóvenes: “Si un niño es atacado en su casa con comentarios como esos, lo más probable es que, cuando llegue a la escuela, reproduzca ese comportamiento hacia otros. Esto perpetúa una cultura de rechazo y exclusión”.

Por otro lado, advirtió que en cuanto a las consecuencias físicas de los trastornos de la conducta alimentaria, puesto que estos no se limitan solo a la pérdida de peso, en vista de que “las personas con anorexia, por ejemplo, no solo adelgazan, sino que pierden nutrientes esenciales que afectan su capacidad para pensar, recordar e incluso afrontar enfermedades. Los nutrientes forman nuestras hormonas, las conexiones neuronales y la masa ósea. Si no se tratan a tiempo, las consecuencias son muy graves”.

Y así, la experta en salud alimentaria concluyó: “Si un niño o adolescente empieza a esconder la comida, eso es una señal de alerta. Si no quiere comer algo y lo esconde, es una clara indicación de que algo no está bien”.

 

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