El pasado sábado 23 de noviembre, la Sala Tempo de Posadas fue el escenario de un evento cultural que fue un gran éxito, con un total de 101 espectadores en ambas funciones. Fue el cierre de temporada del Ballet Neoclásico Posadas, una compañía de ballet profesional e independiente que existe hace un año y medio.
Con una doble función que abarcó distintos gustos y sensibilidades, este evento reunió lo mejor del ballet clásico y neoclásico con la intensidad y el sentimiento profundo del tango argentino, creando una fusión artística que cautivó a todos los presentes.
La velada comenzó a las 18:30 horas con la primera función, en la que el público fue testigo de una propuesta innovadora, pero fiel a la tradición de la danza. La apertura estuvo a cargo de dos obras de ballet neoclásico del prestigioso coreógrafo cubano Miguel Gómez, quien ha sabido fusionar el ballet clásico con elementos contemporáneos, otorgando a sus creaciones un sello único.
Uno de los momentos más esperados de la noche fue el estreno del Pas de Deux de El Corsario, una obra maestra del repertorio clásico. La pieza, que resalta por su complejidad técnica y su belleza estética, ofreció una perfecta armonía entre los bailarines, quienes ejecutaron los movimientos con una precisión impecable.
Tras esta introducción al mundo del ballet clásico y neoclásico, la noche continuó con la energía vibrante y la pasión del tango argentino. A las 21:30 horas, la segunda función trajo consigo cierre del espectáculo: Bailongo, una obra de tango creada y dirigida por Lucas Oliva, director artístico del Ballet Neoclásico Posadas. Bailongo es mucho más que una coreografía; es una declaración de sentimientos, una narración de la vida misma a través de la danza y la música de Astor Piazzolla.
La obra relata el viaje introspectivo de un hombre que, a través de distintas vivencias, aprende a bailar el tango de la vida. Desde el amor hasta el olvido, pasando por el deseo y la soledad, cada paso es una reflexión sobre las emociones más profundas del ser humano.
La coreografía, cargada de simbolismos y poesía, llevó a la audiencia por un recorrido lleno de matices, en los que cada movimiento evocó una emoción diferente. Los bailarines lograron transmitir no solo la técnica del tango, sino también su esencia más pura, esa mezcla de melancolía y pasión que caracteriza a este género de la danza.
El tango se convirtió en el protagonista de una historia de aprendizaje, resiliencia y superación personal, un «Bailongo» que celebró la vida en su más amplio espectro.
La música de Piazzolla, con su inconfundible sonoridad, acompañó perfectamente cada escena, creando un ambiente envolvente en el que la danza.
Uno de los grandes logros de Amalgamados: Clásicos Modernos y Tangos fue su capacidad para ofrecer una experiencia completa y accesible para todos los públicos. Con dos funciones que se adaptaban a distintos horarios, la sala se llenó en ambos turnos. A lo largo de la noche, los asistentes pudieron disfrutar de un enorme despliegue de talento artístico.
Este espectáculo marcó un hito para el Ballet Neoclásico Posadas, una compañía que sigue consolidándose como un referente en la danza de Misiones. Fundada por los reconocidos bailarines y coreógrafos Cintia Mansilla y Lucas Oliva, la compañía se ha destacado por su compromiso con el talento joven de la provincia, ofreciendo una formación profesional de alta calidad que permite a los bailarines locales alcanzar su máximo potencial.
Cintia Mansilla, directora general del ballet, es una figura clave en este proyecto, con una vasta trayectoria como bailarina y docente de danza clásica. Su visión y dedicación han sido fundamentales para el crecimiento y éxito del ballet. Lucas Oliva, por su parte, es uno de los más destacados bailarines de la escena nacional e internacional, con una carrera que lo ha llevado a los escenarios más prestigiosos del mundo. Su experiencia, especialmente como parte del Ballet Argentino de Julio Bocca, ha sido esencial para llevar a la compañía a nuevos niveles artísticos.
AMALGAMADOS: Clásicos, Modernos y Tangos fue mucho más que un espectáculo de danza; fue una experiencia sensorial completa, un homenaje a la danza en todas sus formas y una celebración del arte como medio de expresión y conexión humana. Un cierre de temporada que, con certeza, marcará un antes y un después para la escena cultural de Posadas.