Columna | Reconociendo el tablero de ajedrez: un nuevo escenario mundial

El sistema internacional se encuentra en constante cambio. La transformación de Estados en nuevas potencias y decisiones de la alta política en las últimas semanas prometen una reconfiguración en el tablero de ajedrez donde en cada partida se juega la suerte de miles de millones de personas.

Con la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989 y la posterior implosión de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en las navidades de 1991, el sistema de balance de poder en el sistema internacional que perduró durante prácticamente la mitad del siglo XX dejó de existir.

La Guerra Fría culminó con un claro ganador que se presentaba al mundo como ahora la única superpotencia del globo. Los Estados Unidos habían ganado tal vez la batalla política e ideológica más importante de la historia del mundo moderno y estaba lista para exportar el sistema económico capitalista a la mitad del mundo que hasta ese entonces le había sido negada.

El Politólogo norteamericano Francis Fukuyama, plasmó en su afamado libro de 1992 “El Fín de la Historia y el Último Hombre” lo que todos pensaban; con el fin de la Guerra Fría, la democracia occidental liberal había triunfado y la supremacía de los Estados Unidos era ya innegable y no se avistaba en el horizonte Estado alguno que esté en condiciones de disputar dicho liderazgo.

Sin embargo, esta primavera unipolar duró mucho menos tiempo del que vaticinaban los expertos. Con el advenimiento del Siglo XXI, en su primera década, el ataque a las torres gemelas perpetrado el 11 de septiembre del 2001, sumado a la crisis financiera del 2008, EEUU demostró al mundo que su hegemonía podía al menos, ser cuestionable y su poder tanto económico como militar era permeable.

De allí surgió una nueva constelación de potencias transformando al sistema internacional en multipolar. EEUU si bien ya no es la única estrella en esta constelación continúa siendo la más brillante. Una economía fuerte, su constante presencia militar en diferentes puntos del globo, sumado a una influencia cultural única e incomparable en cada rincón del planeta y presencia influyente en los principales organismos internacionales mantienen el status de super potencia. Para que tengamos un poco de noción del poder militar actual de los Estados Unidos, basta con mencionar que el presupuesto en Defensa, aprobado por el Congreso para este año fue de 886.000 millones de dólares. Cifras no solo escalofriantes, sino que comprometen también su justificación. Si se gasta tanto, en algo debe usarse.

Por primera vez, podemos mencionar también a un organismo internacional y no a un Estado como potencia mundial. Solo basta con decir que actualmente son 27 los países que conforman la Unión Europea y que dentro de ella se encuentran verdaderos gigantes como Alemania Y Francia para comprenderlo. Desde su conformación, el organismo internacional comparte con sus miembros políticas económicas, sociales e incluso militares convirtiéndose en un sólido bloque de poder. La Unión Europea es la mayor economía del mundo en términos de PIB, con una población de más de 447 millones de habitantes. Gran Bretaña, por si parte, recientemente escindido de la Unión Europea se configura también como una potencia innegable en el concierto de naciones amparados en su poderosa armada y su historia imperial.

Sus más de 1400 millones de habitantes y el crecimiento económico sin precedentes que ha experimentado en las últimas décadas convirtiéndola en la segunda economía global ha transformado sin lugar a dudas a China en una super potencia en el Siglo XXI.

La excelencia y los altos estándares educativos, innovaciones tecnológicas constantes, un crecimiento económico desde la década de 1960, pasando de ser un país en desarrollo a convertirse en una de las economías más fuertes del mundo posiciona a Corea del Sur en el papel de potencia mundial por primera vez en su historia.

El poder económico y tecnológico de Japón, sumados a su influencia cultural cada vez más marcada en occidente y la innovación militar en permanentes disputas en medio oriente de Israel también posicionan a estos dos Estados en aquellos que tienen el privilegio de ser considerados potencias. La presencia de Brasil en este selecto grupo, a pesar de su fuerte economía aún está por verse.

Finalmente, el heredero del gran derrotado de la Guerra Fría, la Federación de Rusia cierra este listado. Rusia es extremadamente rica en recursos naturales, como petróleo, gas natural, minerales y bosques. Es uno de los principales productores y exportadores de energía del mundo, lo que le otorga una gran influencia en el mercado global y le brinda una base económica sólida. A su vez, posee un extenso arsenal nuclear y es uno de los pocos países con capacidad para proyectar su poder militar en diferentes regiones del mundo. Finalmente, a pesar de enfrentar desafíos económicos y políticos, Rusia sigue siendo una de las economías más grandes del mundo, ha invertido en campos como la tecnología espacial, la industria aeroespacial y la investigación científica, lo que le ha permitido mantener su posición como potencia tecnológica.

Como se detalló, existe una nueva constelación de potencias en el sistema internacional. Constelación, vale la aclaración donde algunas estrellas brillan más que otras. Sin embargo, hablamos de un sistema donde la única constante es el cambio.

Es preciso mencionar que hoy más que nunca en los últimos años, ha comenzado una nueva partida en el gran juego de ajedrez, donde las potencias son piezas del tablero.

Con la reciente decisión del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, a pesar de no contar con la aprobación del presidente electo Donald Trump, de permitir a Ucrania la utilización de misiles de largo alcance de fabricación norteamericana para atacar objetivos rusos. La respuesta del presidente de Rusia, Vladimir Putín fue la modificación en la doctrina nuclear que establece las circunstancias para la utilización de armamento nuclear. A su vez dentro de fronteras rusas se disparó la construcción de refugios nucleares.

Lo que queda claro es que la política de disuasión a raíz de la carrera armamentística ha llegado a su fin y más que nunca desde que concluyó la Guerra Fría hace más de 30 años el mundo se mantiene al borde de un conflicto a escalas mundiales donde cada actor dependerá no solo de su capacidad militar sino también de sus alianzas estratégicas.

Las piezas de ajedrez han comenzado a moverse, el tiempo será el encargado de decir cuántas de ellas quedan en el tablero.

*Por Lic. José A. González

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