Valencia vive una de las catástrofes climáticas más graves de su historia reciente. Las intensas lluvias causadas por un fenómeno conocido localmente como Dana, o gota fría, provocaron inundaciones devastadoras en varias zonas de la ciudad y áreas cercanas.
Anahí Lascurain – Santa María de las Misiones
Desde la misma Valencia, la argentina Anahí Lascurain, quien reside en el centro de la ciudad, relató el impacto que la tragedia tuvo en las personas afectadas y en toda la comunidad valenciana.
Según Lascurain, los residentes del centro de Valencia no llegaron a experimentar directamente el peor embate de la tormenta, pero los informes de daños en las zonas del sur y sudeste, a apenas 10 kilómetros, rápidamente sembraron la alarma.
“Nosotros en Valencia no estábamos entendiendo nada”, recordó sobre el momento en que comenzó el desastre.
Solo por la noche, cuando se activaron las alarmas de emergencia para que las personas permanecieran en sus casas, la población empezó a darse cuenta de la gravedad de la situación, dijo.
Al día siguiente, con las primeras noticias de muertes y la magnitud de la destrucción, la preocupación se transformó en un sentimiento de impotencia generalizada. La cifra de fallecidos, que en un primer momento era de decenas, aumentó drásticamente.
Lascurain comentó que en la zona afectada la búsqueda de desaparecidos continúa en medio de escenas de gran tristeza.
“Hablábamos de 70 u 80, a la noche 90, hoy 205, y dicen que puede llegar a duplicar ese número”, dijo.
A pesar de que Valencia no suele enfrentarse a lluvias de esta magnitud, Lascurain señaló que el fenómeno Dana no es del todo desconocido para los habitantes de la región, aunque la intensidad de la tormenta esta vez fue excepcional.
Según explicó, el último evento meteorológico comparable ocurrió en 1957, cuando una gran inundación obligó al gobierno a desviar el cauce del río Turia para prevenir futuros desbordamientos.
Sin embargo, destacó que nadie imaginaba una tragedia de este alcance, y menos en una región donde la lluvia es escasa.
Lascurain también destacó el papel fundamental que ha jugado la solidaridad de la gente en esta crisis. “La gente se está moviendo mucho. Hoy es feriado, entonces muchos valencianos se movieron para ir”, contó.
Desde su trabajo en la recepción de un hostel, se sumó a las labores de apoyo ofreciendo alojamiento a voluntarios y recolectando ropa y alimentos para quienes lo perdieron todo.
Sin embargo, la respuesta oficial fue motivo de frustración para los ciudadanos, ya que consideran que el Estado fue lento en actuar.
A tres días de la tragedia, Lascurain mencionó que el ejército comenzaba apenas a movilizarse y que las labores de recuperación dependían principalmente de las organizaciones civiles y de los mismos valencianos.
“Falta mano, falta mucha gente para ayudar, están pidiendo ayuda humana”, afirmó, preocupada por la lentitud con la que se están llevando a cabo las operaciones de rescate y recuperación.
Finalmente, Lascurain compartió el testimonio de algunas de las personas afectadas que ha conocido en su lugar de trabajo. Entre ellos, un joven que llegó al hostel con apenas una mochila, el único bien que pudo rescatar tras perder su auto y su hogar a causa de la inundación.
Otro caso desgarrador fue el de una mujer mayor que pasó la noche en una estación de tren sin comida ni agua hasta que su hijo, con gran esfuerzo, logró dar con ella.
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— misionesonline.net (@misionesonline) March 18, 2024