La Dra. Juliana Chávez, especialista en ginecología, obstetricia y mastología, destacó que Misiones realiza significativas campañas para concientizar sobre la prevención del cáncer de mama. En diálogo con Tres Miradas la médica instó a que las mujeres acudan a controles anuales y abordó varios mitos relacionados con la enfermedad.
Chávez tiene una amplia experiencia en el campo de la salud y manifestó que la provincia de Misiones “hace mucha campaña para poder concientizar a toda la población de que puedan hacer sus controles y que tengan acceso a tal”.
Sobre la respuesta de las mujeres a estas campañas, indicó que aproximadamente el 60% de las pacientes realizan sus controles anuales, mientras que un 40% los saltea. “Y hay un pequeño porcentaje, cerca del 15%, que a veces pasan muchos más años sin hacerse. Porque por ahí también creo que está un poco asociado al miedo de descubrir que tengo algo. Y que un poco eso uno tiene que sacar ese mito. Lo va a tener igual, por más que se haga sus controles o no, ya está la patología”, consideró.
Una de las creencias más comunes gira en torno al tamaño de los pechos y su relación con el cáncer de mama. La Dra. explicó que “no es lo mismo el tamaño mamario que la densidad mamaria”. La densidad se refiere a la cantidad de tejido mamario en comparación con la grasa, y es esta densidad la que está asociada a un mayor riesgo de desarrollar cáncer, no el tamaño de los senos. “Cuanto más tejido mamario tenemos, hay mayor probabilidad de contraer cáncer de mama”, aclaró.
Otro mito frecuente es la relación entre los antecedentes familiares y el desarrollo de la enfermedad. “La gran mayoría de los cánceres de mama son esporádicos”, señaló la profesional, aludiendo a que los casos hereditarios representan un porcentaje muy bajo. Incluso en aquellas familias con antecedentes, no necesariamente todos los miembros son propensos a padecerlo. La herencia genética juega un papel, pero no determina con certeza el desarrollo de la enfermedad.
Asimismo, la Dra. Chávez confirmó que la lactancia tiene un efecto protector, aunque no garantiza la prevención total. “Disminuye el riesgo del cáncer de mama en aquellas pacientes que han de lactar más de seis meses. Disminuye su riesgo por ciertos factores que se liberan en la mama, porque se renuevan células y todo, pero no es que te garantiza que vos no tengas un cáncer de mama”. Y completó: “El cáncer de mama es multifactorial y va a depender tanto de los hábitos que tenga la persona, de lo que come, el ejercicio, si fuma, los antecedentes que tenga familiares, cuántos hijos tuviste, a qué edad lo tuviste, si le diste de lactar o no. Son todos pequeños puntitos que pueden llegar a sumar para que eso te desarrolle la enfermedad”.
En relación con las preocupaciones sobre el uso de desodorantes y corpiños con aros, la especialista fue clara: “No hay estudios científicos que realmente avalen la teoría. Muchos se han hecho, pero ninguno llegó a una conclusión de decir, realmente el desodorante aumenta el cáncer de mama. Como se coloca en la axila, sí tiene ciertos tóxicos que a veces pueden ser a favor de una carcinogénesis, que es la evolución del cáncer de mama. Pero no hay nada demostrado que sean un causante, ni un factor adicional”.
Con respecto a los corpiños, mencionó que los aros pueden lastimar ciertos ligamentos de la mama, pero no están relacionados con el cáncer: “Entonces a veces puede generar deformidad. Dicen ‘yo uso esos corpiños para mantener mis lolas arriba’. Pero en realidad esos pequeños arquitos por ahí lesionan esos ligamentos y hace que la mama se lastime y caiga un poco más”.
Seguidamente, la profesional abordó el tema de los anticonceptivos y su posible vínculo con el cáncer de mama. Aunque los cánceres hormonodependientes son comunes, no hay evidencia concluyente de que los anticonceptivos sean un factor de riesgo directo, dijo. No obstante, recomendó seguir las pautas de la Sociedad Argentina de Obstetrología, que sugiere un descanso de las hormonas tras cinco o seis años de uso continuo.
Por otro lado, aseguró que los implantes mamarios no son causa directa de cáncer, aunque aludió a la existencia de un tipo muy raro, el linfoma de células grandes, que en su momento fue asociado a ciertos implantes rugosos. Empero, “hoy en día es muy infrecuente. Solo que hay uno que otro caso que está asociado. No quiero poner en pánico a nadie, pero está bueno que se hagan los controles periódicos”, incluso con los implantes. Chávez desmintió la idea de que los mismos puedan dificultar la realización de una mamografía, ya que existen técnicas especiales para pacientes con senos operados que garantizan la seguridad del procedimiento.
Consultada en torno a la incidencia del consumo de alimentos ultraprocesados en el desarrollo de tumores mamarios, la especialista precisó: “Al ser una enfermedad que se alimenta de un montón de cosas, es muy difícil sacar un factor en común como para decir, esta es la causa. Pero sí es cierto y está demostrado que el cambio de alimentación que nosotros hemos tenido en los últimos años, hacer todo multiprocesado, lleno de un montón de químicos. Y no solo el pollo tiene hormonas, tienen todos, hasta la fruta. Todo eso aumenta el riesgo. Es un factor de que está muy en relación. Cada vez vemos pacientes más jóvenes con cáncer de mama”, alertó.
Para cerrar, Chávez derribó el mito del dolor que muchas mujeres asocian con la mamografía, asegurando que las tecnologías actuales mejoraron el procedimiento, haciéndolo mucho más cómodo y menos invasivo que en el pasado. Insistió en la importancia de hacerse controles a partir de los 40 años, o antes si existe historial familiar, ya que la detección temprana puede aumentar la tasa de curación al 90%.
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