El caso de Juanita Milagros Sirimarco Díaz trae a colación un juicio emblemático en Posadas, donde el pago de una multa mínima extinguió la acción penal. La controversia gira en torno a la adecuación de las sanciones por omisión de auxilio en el sistema judicial argentino.
El fallecimiento de una adolescente de 13 años, Juanita Milagros Sirimarco Díaz, tras un viaje de egresados a Villa Carlos Paz, revivió en la memoria de Posadas un emblemático caso judicial donde la acción penal se extinguió con una multa considerada irrisoria.
Juanita, destacada alumna del Instituto Cristiano República Argentina (ICRA), murió debido a un shock séptico en el marco de un cuadro de Influenza B.
La posible responsabilidad por omisión de auxilio en este caso se encuentra contemplada en el artículo 108 del Código Penal, que establece multas de 750 a 12,500 pesos para quienes no brinden ayuda a personas en peligro cuando puedan hacerlo sin riesgo personal.
El caso remite al juicio por la muerte de Emilia Acuña, quien falleció en agosto de 2009 mientras buscaba atención médica por un ACV. El médico Jorge Aldo Landi, único imputado, fue sobreseído tras pagar la multa mínima de 750 pesos por omisión de auxilio.
Este pago evitó que el juicio se llevase a cabo, generando controversia en la comunidad. La Fiscalía, por su parte, solicitó que se le impusieran trabajos comunitarios al acusado.
El abogado defensor de Landi, el ya fallecido ex juez José Luis Rey, explicó en su momento que la multa pagada extinguía la acción penal, invalidando la continuidad del juicio. Afirmó que no se trató de un reconocimiento de culpabilidad, sino de una estrategia para resolver el caso rápidamente.
La resolución del juez Marcelo Cardozo, que actuó por subrogación, propuso al médico Landi realizar trabajos comunitarios, pero la defensa se centró en demostrar que no había omisión de auxilio, sino un error de diagnóstico.
Según Rey, la muerte de Emilia Acuña era inevitable y el cuadro clínico no permitía otro desenlace. La familia de la víctima y la comunidad manifestaron su descontento con el desenlace judicial, resaltando la falta de justicia en el caso.
El caso abre un debate sobre las implicancias legales y éticas de la omisión de auxilio en el sistema judicial argentino. La multa mínima y la extinción de la acción penal generan cuestionamientos sobre la proporcionalidad de las sanciones en situaciones donde se presume la falta de auxilio.
La muerte de Emy Acuña
La muerte de Acuña ocurrió después de que, en la guardia del sanatorio de avenida Mitre, no se le prestara la atención primaria necesaria.
Acuña llegó en un taxi, acompañada por su hija, Graciela Miranda, presentando fuertes dolores de cabeza y síntomas que indicaban una descompensación inminente.
El conductor, Luis Andrés Torres, testificó en la causa, afirmando que el médico Landi no brindó asistencia adecuada y sugirió que el problema de Acuña era neurológico, recomendando que se dirigiera a otro lugar.
“En resumen, Landi dijo que mi madre estaba loca y que debía llevarla a ver a otro profesional. Desesperada y sin querer perder tiempo discutiendo, la subí al remís, y a las pocas cuadras se desmayó y nunca más despertó”, relató la hija de la víctima en una entrevista periodística en junio del 2014.