Caso Kiczka | Psicóloga aseguró que no existe un perfil específico de pedófilo: “Cualquier persona puede serlo”

La licenciada Leslie Ann Moll, psicóloga y perito judicial del Superior Tribunal de Justicia (STJ) de Misiones, explicó la complejidad de los perfiles de abusadores sexuales y la importancia de la prevención y educación en el ámbito familiar y escolar. Destacó que no existe un perfil específico de los pedófilos, ya que “cualquier persona puede serlo”.

Según la experta, la pederastía y la pedofilia son dos conceptos diferentes aunque relacionados. Explicó que la pederastía se refiere al acto consumado de abuso sexual por parte de un adulto contra un menor, mientras que la pedofilia es una perversión en la que el adulto siente atracción y fantasías sexuales por niños pero no necesariamente pasa al acto. “Es muy difícil identificar a un pedófilo porque pueden ser personas funcionales en la sociedad, con familia y trabajo”, señaló.

La psicóloga hizo hincapié en la dificultad de detectar a estas personas debido a que no muestran señales claras. “Son muy difíciles de detectar y especificar realmente. Por eso es lo complicado de esta situación”, mencionó. Además, resaltó la importancia de prestar atención a quienes pasan tiempo con los niños, ya que en ocasiones, incluso personas cercanas como docentes o los propios familiares, pueden ser abusadores.

En relación con el caso de los hermanos Kiczka de Apóstoles, explicó que el delito de tenencia y distribución de material de abuso sexual infantil (Masi) puede progresar hacia la materialización del abuso sexual. “Se puede profundizar y pasar de ser observador al acto”, afirmó.

Señales de alerta

Según la licenciada existen dos tipos de pedófilos: el primario y el secundario. El pedófilo primario es consciente de que sus acciones están mal y justifica sus fantasías con argumentos erróneos. Por otro lado, el pedófilo secundario no desea pasar al acto, pero no puede controlar sus impulsos. “El pedófilo primario cree que el niño se seduce y que no les hará daño, mientras que el secundario es consciente de su compulsión pero no la puede controlar”, explicó.

Para prevenir estos delitos, la entrevistada recomendó la educación y la atención a señales de alerta, como la cercanía excesiva de un adulto con menores y el uso de regalos o juguetes para ganar su confianza. “La prevención está en la educación hacia los niños sobre situaciones de abuso sexual”, enfatizó.

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