Todos los 17 de agosto se conmemora este hito. Hoy se cumplen 174 años del fallecimiento del gran libertador argentino. Sus restos reposan en el interior de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.
El General San Martin demostró a lo largo de su vida y su impecable trayectoria militar el talento para la liberación de pueblos y para el arte de la guerra. A José de San Martín se le atribuye su especial colaboración y autoridad en la independencia de nuestro país, proclamada en 1816, así como también de Chile en 1818 y de Perú en 1821.
San Martín, fue uno de los máximos héroes de la historia de nuestro país y de Latinoamérica y fue una pieza fundamental en la construcción de nuestra identidad nacional. “Seamos libres y lo demás no importa nada” es una de sus frases más recordadas.
Un poco de la historia de vida del General
El general José de San Martín nació en Yapeyú provincia de Corrientes en 1778, en una familia española acomodada; su padre, Juan de San Martín era teniente gobernador de la ciudad, su madre Gregoria Matorras, era de origen español. En 1784 emigró con su familia a España, ingresando en 1787 en el Seminario de Nobles de Madrid. Dos años después obtuvo el ingreso como cadete en el Regimiento de Murcia. Se origina una brillante y vertiginosa carrera militar.
Combatió en el norte de África, luego contra la dominación napoleónica de España y participó en las batallas de Bailén y La Albuera. Con 34 años, en 1812, habiendo alcanzado el grado de teniente coronel, vuelve a Buenos Aires, donde se puso al servicio de la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Allí se le encomendó la creación del Regimiento de Granaderos a Caballo, que tuvo su bautismo de fuego en el combate de San Lorenzo, el 3 de febrero de 1813.
Más tarde se le encargó la jefatura del Ejército del Norte, en reemplazo del general Manuel Belgrano. Allí concibió su plan continental, estableció que el triunfo patriota en la guerra de la independencia hispanoamericana, solo se lograría con la eliminación de todos los centros de poder leales a mantener el sistema colonial en América.
Repuesto parcialmente de una úlcera estomacal que lo obligó a tomarse un descanso antes de ejecutar el cruce de los Andes, y con su plan de liberación terminado y aprobado, fue nombrado Gobernador de Cuyo. En Mendoza comenzó los preparativos para su ambicioso plan sin descuidar las tareas de gobierno. San Martin fomentó la educación, la agricultura y la industria y creó un sistema impositivo igualitario cuidando que la repartición sea justa.
Todo el pueblo cuyano colaboró según sus posibilidades para armar y aprovisionar al Ejército de los Andes.
En 1817 inició la gran campaña que habría de dar un giro nuevo a la guerra, en el momento más difícil para la causa americana, cuando la insurrección estaba vencida en todas partes menos en la Argentina. Su objetivo era invadir Chile cruzando la Cordillera de los Andes, y su realización, en sólo veinticuatro días, constituiría la mayor hazaña militar americana de todos los tiempos.
Gesta del cruce a Los Andes
Superadas las cumbres andinas, el 12 de febrero de 1817 derrotó al ejército realista al mando del general Marcó del Pont en la cuesta de Chacabuco, y el 14 entró en Santiago de Chile. La Asamblea constituida proclamó la independencia del país.
En 1821 entró en Lima, Perú, y el 28 de julio de ese mismo año declaraba su independencia. A raíz de esto, se formó un gobierno independiente que nombró a San Martín con el título de Protector del Perú, con plena autoridad civil y militar.
La figura del Gral. Don José de San Martín, representa, el coraje, el compromiso, la valentía, la libertad e independencia alcanzada por regiones de Latinoamérica antes dominadas política y económicamente por la corona española y otros países colonialistas como Portugal e Inglaterra.
El retiro del General
San Martín se retiró, pues consideraba cumplido su deber de liberar a los pueblos y no quiso participar en las luchas intestinas por el poder: unitarismo y federalismo. En octubre de 1822 llegó a Chile; en verano de 1823 cruzó los Andes y pasó a Mendoza con la idea de establecerse allí, apartado de la vida pública. Pero las muchas críticas adversas que le atribuían aspiraciones de mando y el fallecimiento de su esposa lo determinaron a partir en febrero de 1824 rumbo a Europa, acompañado por su hija Merceditas, que en esa época tenía siete años.
Residió un tiempo en Gran Bretaña y de allí se trasladó a Bruselas (Bélgica), donde vivió modestamente; su menguada renta apenas le alcanzaba para pagar el colegio de Mercedes. Hacia 1827 su salud se deterioró, resentida por el reumatismo, y su situación económica: las rentas apenas le llegaban para su manutención. Durante esos años en Europa arrastró además una incurable nostalgia de su patria.
En 1831 fue a París, donde residió junto al Sena, en la finca de Grand-Bourg. Gracias a la solicitud de su pródigo amigo don Alejandro Aguado, compañero de armas en España, pudo pasar el postrero tramo de su vida sin vergonzosas estrecheces. En 1848 se instaló en su definitiva residencia de Boulogne-sur-Mer (Francia). El 17 de agosto de 1850, San Martín, con muchos conflictos económicos, muere en el exilio.