Desde el Colegio de Nutricionistas de Misiones advierten que solo el 10% de los argentinos “come la cantidad de frutas y verduras que necesita”

Las costumbres alimenticias de los argentinos cambiaron en los últimos años, influenciadas por la crisis económica y una creciente conciencia sobre la salud. Menos del 10% consume la cantidad recomendada de frutas y verduras, y la inseguridad alimentaria afecta especialmente a los sectores más vulnerables. La educación alimentaria y la ley de etiquetado frontal buscan mejorar esta situación.

Florencia Córdoba, es profesora en Ciencias de la Alimentación y licenciada en Nutrición y señaló en diálogo con El misionero, derecho y algo más conducido por Abelardo Aguerre que menos del 10% de los argentinos consume la cantidad recomendada de frutas y verduras, según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud de 2019.

“Necesitamos más o menos cinco raciones entre frutas y verduras al día, y menos del 10% consume esa cantidad”, afirmó. La nutricionista también indicó que, aunque Argentina es conocida por su alto consumo de carne, no es necesario consumirla diariamente en todas las comidas.

La crisis económica afectó de manera significativa la alimentación en el país, especialmente en los hogares con menores ingresos. La experta explicó que la inseguridad alimentaria se manifiesta de diversas formas, desde omitir comidas hasta optar por productos de menor calidad. “En los hogares monomaternales, es frecuente que la madre deje de cenar para que los hijos puedan hacerlo”, destacó.

De allí que la nutricionista hizo énfasis en que la falta de nutrientes repercute gravemente en el desarrollo infantil, afectando tanto el crecimiento físico como el desarrollo cognitivo.

“Repercute mucho en la infancia. En la infancia se necesitan los nutrientes para vivir, como necesitamos todos los adultos, pero también en la infancia se necesitan nutrientes para crecer. Es un extra lo que necesitan los chicos. Y dentro de ese extra están los alimentos que por ahí son más costosos, como la leche, el huevo, la carne y es necesaria una cantidad suficiente porque obviamente repercute eso en el desarrollo de la estructura de todo el cuerpo. Es una realidad”, argumentó.

Educación alimentaria

En cuanto a la evolución de la educación alimentaria en el país, Córdoba mencionó que hubo un cambio positivo. “Somos más conscientes de la relación entre la alimentación y las enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y el colesterol alto”, admitió. Sin embargo, señaló que la preocupación por el peso y la apariencia física aumenta en determinadas épocas del año, como el verano y las fiestas, lo que lleva a muchos a buscar dietas rápidas y poco sostenibles.

“Hay que hacer una educación para entender que el tamaño de nuestro cuerpo también depende de factores nerviosos, factores hormonales, factores genéticos, el sueño, el estrés también. Hay un montón de dimensiones sobre el tamaño de nuestro cuerpo. Lo alimentario es una”, indicó.

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Córdoba también habló sobre dietas populares como el ayuno intermitente y la dieta cetogénica. Aunque no las desaconsejó por completo, resaltó la importancia de un seguimiento profesional y de considerar la sostenibilidad a largo plazo. En este sentido, elogió la Ley de Etiquetado Frontal, que obliga a los productos alimenticios a mostrar claramente los excesos de nutrientes críticos como sodio, azúcares y grasas. “Es una ley muy buena porque ahora la gente sabe qué es lo que come”, aseguró.

Nutricionistas en las escuelas: una necesidad emergente

Finalmente, Córdoba abogó por la inclusión de nutricionistas en las escuelas para promover una alimentación saludable desde la infancia. “Ambas leyes, la de etiquetado frontal y la de promoción de alimentación saludable, incluyen la educación alimentaria en la currícula escolar”, explicó.

La especialista adelantó que se están haciendo esfuerzos para incorporar más profesionales del área en el sistema educativo. “Como son dos leyes muy contemporáneas de sanción hace poco, yo estimo que dentro del año, el año siguiente a más tardar, tendría que haber más nutricionistas en las escuelas”, concluyó.

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