Se estima que en la selva misionera, que es la porción argentina del Bosque Atlántico, vive una población de 93 yaguaretés. Esto representa casi la mitad del total de los ejemplares que se encuentran en el país.
En Argentina, la situación del yaguareté es alarmante: quedan menos de 250 ejemplares en todo el territorio, y la caza ilegal amenaza con llevar a esta especie al borde de la extinción. El reciente asesinato de uno de los pocos yaguaretés que habitaban en la provincia de Formosa encendió las alarmas entre los conservacionistas y la población en general. Este trágico evento subraya la necesidad de redoblar los esfuerzos para proteger a este majestuoso felino y asegurar su supervivencia a largo plazo.
Uno de los últimos yaguaretés que residía en Formosa fue víctima de cazadores furtivos, quienes lo despojaron de su pelaje en un campo ubicado en Estanislao del Campo. Este acto brutal resultó en la detención de los responsables. La jueza Gabriela Soledad Plazas, a cargo del Juzgado de Instrucción y Correccional de Las Lomitas, Formosa, afirmó que «se logró corroborar, a través de las primeras fotos obtenidas del yaguareté muerto, quiénes fueron las personas involucradas en el hecho, lo que desencadenó en la detención de estas personas».
La importancia del yaguareté en el ecosistema
El yaguareté (Panthera onca) es el mayor felino del continente americano y desempeña un papel importante en la salud de los ecosistemas. Su presencia regula, mediante la depredación y competencia, las poblaciones de otras especies, lo que tiene un efecto en cascada a lo largo de la cadena trófica. La pérdida de este depredador puede desestabilizar todo el ecosistema, afectando a innumerables especies y los servicios ecológicos que estos sistemas brindan.
Afortunadamente, varios proyectos de reintroducción están trabajando arduamente para devolver al yaguareté a su hábitat natural. Uno de los ejemplos más destacados es el centro de reintroducción en Iberá, gestionado por la Fundación Rewilding Argentina. Desde 2012, un proyecto conjunto entre el gobierno de Corrientes, Parques Nacionales, Rewilding Argentina y Tompkins Conservation ha trabajado para reintroducir al yaguareté en los Esteros del Iberá. Actualmente, la población fundacional cuenta con 18 individuos, un logro significativo considerando que Corrientes no tenía yaguaretés libres en los últimos 70 años.
En 2018, nacieron las primeras crías en el centro de reintroducción del parque, y desde entonces, los nacimientos continúan tanto en cautiverio como en libertad, posicionando a Iberá como el parque nacional de Argentina con más ejemplares de yaguareté.
La Fundación Vida Silvestre Argentina también lidera importantes esfuerzos de conservación. Sus iniciativas buscan conectar ecológicamente áreas junto a Bolivia, Brasil y Paraguay, además de promover leyes de conservación y educación ambiental. Según la Fundación, en la actualidad se estima que hay alrededor de 250 yaguaretés en las Yungas de Salta y Jujuy, Misiones y la región del Gran Chaco. No obstante, menos de la mitad de estos felinos habitan en la selva misionera, que representa la porción argentina del Bosque Atlántico, manteniendo una población de 93 ejemplares. En contraste, solo 20 yaguaretés se encuentran en la región chaqueña, distribuidos en las provincias de Chaco, Formosa, Salta y Santiago del Estero.
El yaguareté está protegido por la ley nacional 22.421 de Conservación de la Fauna, que establece delitos y penas por la caza de ejemplares de fauna silvestre. En 2001, fue declarado Monumento Natural Nacional mediante la Ley 25.463, y está protegido a nivel provincial en Misiones, Chaco y Salta. Las penas para la caza furtiva están previstas en los artículos 25 y 26 de la Ley de Conservación de Fauna y varían de dos meses a dos años de prisión, con inhabilitación especial de cinco años. Si la caza se comete de manera organizada o con armas prohibidas, las penas aumentan significativamente.
Las principales amenazas para la especie incluyen la destrucción y degradación de su hábitat, la caza furtiva y la escasez de presas naturales. La deforestación y la pérdida de hábitat redujeron drásticamente la población del yaguareté, que solía habitar desde el norte de la Patagonia argentina hasta el sur de Estados Unidos. Hoy en día, se encuentra en peligro crítico de extinción en Argentina, con menos del 20% de su rango original.
Características del yaguareté
El yaguareté es un felino colosal, con una altura a la cruz de entre 70 y 90 cm y un largo que varía entre 110 y 180 cm, sin contar su cola. Los machos pueden llegar a pesar más de 130 kilos. Su pelaje es pardo-amarillento, con manchas negras que varían en forma y distribución, permitiendo distinguir a los individuos. Existen también ejemplares melánicos y albinos, aunque son raros.
De hábitos solitarios y predominantemente nocturnos, el yaguareté es un gran caminador, recorriendo hasta 15 km diarios. Su territorio puede abarcar hasta 350 km². Es un excelente nadador y su dieta incluye pecaríes, corzuelas, carpinchos, tapires, agutíes, peces y reptiles. Las hembras alcanzan la madurez sexual entre los 2 y 3 años, y los machos entre los 3 y 4 años. Tras un período de gestación de 90 a 110 días, las hembras dan a luz camadas de entre 1 y 3 cachorros.
Distribución en Argentina
Históricamente, el yaguareté se distribuía desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de la Patagonia argentina. Hoy, sus poblaciones se encuentran en las ecorregiones de la Selva Paranaense, la Región Chaqueña y la Selva de las Yungas. La población de la Selva Paranaense está aislada de las otras dos, aunque aún existe algún grado de conectividad entre las poblaciones chaqueñas y de las yungas.
El Proyecto Yaguareté tiene como objetivo llevar adelante acciones para su preservación, incluyendo el diseño de estrategias de conservación de su hábitat, actividades de rescate, generación de conciencia y compromiso del poblador local, y trabajo articulado con las Direcciones de Fauna Silvestre de las provincias del área de distribución de la especie.
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