El inicio del segundo semestre encuentra al gobierno de Javier Milei fortalecido por la construcción de acuerdos que le aportan base política y por el desgajamiento de una oposición confundida. En el plano económico, enfrenta dilemas complejos. Salir del cepo y reactivar la economía sin despertar a la inflación ni comprometer el orden fiscal es el desafío. Misiones aprovecha la buena sintonía con los libertarios para facilitar el acceso al crédito como herramienta para potenciar al sector privado.
Pasó la mitad del año que inició con el mayor ajuste fiscal del que se tenga registro en Argentina y no hubo estallido social, ni siquiera manifestaciones de consideración. Al contrario, las encuestas marcan que el apoyo popular al gobierno de Milei sigue firme. El golpe al bolsillo fue grande para la mayoría, pero eso no se tradujo -al menos hasta ahora- en pérdida de respaldo al presidente.
La sociedad despejó así la primera gran duda que generaba el gobierno libertario y que giraba en torno a la viabilidad social del ajuste. El votante de Milei demostró que votó a sabiendas de lo que se venía y exhibió un grado de tolerancia al costo social que es inédito en Argentina.
Lo que no debe confundirse con una promesa de amor eterno, porque las mismas encuestas que muestran altos índices de respaldo a Milei también revelan un creciente reclamo por el inicio de la prometida recuperación.
El contrato que propuso el libertario a sus votantes fue claro (y por eso efectivo): un doloroso esfuerzo inicial a cambio de una solución definitiva que eleve la calidad de vida de los “argentinos de bien”. La gente está cumpliendo con creces la parte que le tocaba y ahora espera los resultados prometidos.
Los desafíos económicos de la segunda mitad
En una reciente exposición ante empresarios misioneros, el economista Fausto Spotorno, miembro del consejo de asesores de Milei, equiparó a la gestión de Luis Caputo frente al Palacio de Hacienda como la de un administrador de una empresa quebrada, que se limita a gastar solo la plata que entra.
Esa administración con criterios de austeridad lo llevó a hilvanar cinco meses de superávit fiscal y a recuperar reservas, algo que parecía imposible cuando empezó su gestión.
El recorte del gasto posibilitó una reducción de la inflación, que en diciembre coqueteó con una híper y ahora corre por debajo del 5% mensual, de acuerdo con consultoras privadas.
Pero el superávit y la caída de la inflación se lograron a costa de una recesión que de no revertirse dinamitará los logros obtenidos hasta ahora y la estadística todavía no muestra que eso esté ocurriendo.
Datos oficiales de la AFIP revelan que la recaudación tributaria cayó 14% en términos reales en junio y que la de IVA bajó 19,5%. Se trata de las caídas más pronunciadas desde enero.
Esta semana, un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario reveló un dato significativo: el consumo per cápita de carne vacuna en Argentina se encuentra en los niveles más bajos de los últimos 100 años. De acuerdo con este trabajo, cada argentino consumirá en todo 2024 algo menos de 45 kilos, mucho menos que el promedio histórico de casi 73 kilos.
Datos oficiales del INDEC indican que en el quinto mes del año la industria manufacturera cayó 14,8% interanual y 0,2% intermensual. Mientras que la construcción presentó un desplome interanual del 32,6%, pero encadenó su segunda mejora mensual consecutiva al trepar 6,2% versus abril.
Para las Pymes la situación no mejora. Al menos eso fue lo que confirmó a Misiones Online el presidente de la Confederación de la Mediana Empresa (CAME), Alfredo González, quien señaló que en marzo y abril las empresas pequeñas y medianas tuvieron una caída en sus ventas de entre 7% y 8% medida en términos reales y para junio se estima una retracción superior al 14%.
Una mirada más global la aportan los últimos datos oficiales del INDEC que indican que en el primer trimestre el PBI cayó 5,1% y el desempleo aumentó dos puntos porcentuales (de 5,7% a 7,7%) entre el último trimestre de 2023 y el primero de 2024.
Sin embargo, consultoras privadas coinciden en que la recesión ya habría tocado su punto a su punto más bajo, aunque advierten que lo que sigue es una incógnita, puede ser una recuperación más o menos vigorosa o algo más parecido al estancamiento.
Las expectativas de una reactivación moderada en el corto plazo pasan por el dato de la leve recuperación de los salarios frente a la inflación, recuperación que llega luego del hachazo que siguió a la devaluación de diciembre. Eso debería ser suficiente para una recuperación del consumo que se prolongará mientras la inflación no vuelva a ganarle al salario.
Pero una reactivación más consistente y duradera dependerá de un incremento sustancial de la inversión privada, lo que no ocurrirá mientras se mantenga el cepo cambiario.
Fausto Spotorno atribuyó la suba del dólar blue y la caída de bonos y acciones argentinas que se registró en los últimos días a la falta de anuncios del Gobierno nacional respecto a una salida de los controles cambiarios.
Consideró que el presidente y algunos de sus voceros más calificados pecaron de un exceso de optimismo cuando la Ley de Bases se encaminaba a su aprobación, eso hizo que los mercados especularan con un posible anuncio de salida del cepo y cuando no lo escucharon hubo decepción.
El frente cambiario es el más desafiante para el equipo económico de Milei. La estrategia fue iniciar con una devaluación superior a la que esperaban los mercados para generar un “colchón” que permitiera al Gobierno mantener un tipo de cambio prácticamente estable sin que ello alimentara expectativas de devaluación.
La cotización del dólar oficial se duplicó, con eso licuaron los pesos, mejoró la competitividad exportadora, se desalentaron importaciones y así se logró el superávit de balanza comercial.
Mantener un tipo de cambio estable permitió bajar las tasas de interés, algo necesario para reducir el peso de los pasivos remunerados que eran responsables de un déficit equivalente a 10 puntos del PIB.
Las tasas de interés se ubicaron en terreno negativo frente a la inflación, pero en uno muy positivo frente al dólar, lo que llevó a los mercados a optar por inversiones en pesos que ofrecían lucrativas ganancias en dólares.
Pero la inflación no bajó con la rapidez que requería el modelo, el colchón ganado con la megadevaluación de diciembre se fue haciendo más angosto, el atraso cambiario se convirtió en tema central para los analistas de la economía y volvieron las expectativas de una nueva “corrección” en el tipo de cambio.
Con la inflación en caída, el Central dispuso reducciones sucesivas en la tasa de interés referencia que bajó de 60% a 40% al mismo tiempo que cada vez más analistas pronosticaban un nuevo salto del dólar. Con la zanahoria (la tasa de interés) achicándose y un riesgo mayor de devaluación, el peso empezó a perder atractivo, los dólares paralelos se despertaron y la brecha cambiaria superó el 50%, lo que no ocurría desde diciembre.
Lo que fue una mala noticia para la economía nacional fue bien recibido en el comercio de frontera de Misiones que con el dólar libre superando los 1.500 pesos en esta parte del país, volvió a atraer a compradores de los países vecinos, especialmente a brasileros que llegaron en masa Iguazú y ciudades de la costa del Uruguay en búsqueda de productos puntuales, especialmente vinos y alimentos.
Volviendo al plano nacional, los nubarrones cambiarios desalentaron al campo sojero que en junio liquidó la mitad de lo que había liquidado en 2022 (el año pasado no es parámetro por la sequía) y eso interrumpió el proceso de acumulación de reservas, lo que a su vez puso más presión sobre el dólar.
Lo último que anunció el Gobierno nacional en materia de política cambiaria es la reducción de 10 puntos porcentuales del impuesto PAIS, que de ese modo volvería a la alícuota que tenía antes de la asunción de Milei.
La medida tendría un impacto fiscal neutro porque se compensaría con la reposición de Ganancias a los trabajadores, podría ayudar a bajar la inflación porque los importados bajarían su costo, pero por ese mismo motivo también podría pronunciar la caída en la actividad industrial.
La solución más conveniente al dilema cambiario que enfrenta el gobierno requiere de un incremento en la inversión externa, en ese sentido apuntan el RIGI y la batería de privatizaciones que impulsa del gobierno nacional como una suerte de revival menemista.
Pero entre los analistas hay un consenso bastante extendido que sugiere que mientras se mantenga el cepo, las inversiones no van a llegar porque no hay garantía de que las utilidades que generen esas inversiones puedan volver a los bolsillos de los inversores.
El problema es que si se levantara el cepo en las condiciones actuales, con reservas en niveles muy bajos y con una base monetaria que en el primer semestre aumentó 110%, el riesgo de una corrida es muy alto. Ya ocurrió en 2018 cuando las condiciones eran mucho más favorables a las presentes.
Repetir la receta inicial del gobierno de Milei y corregir todo con otra mega devaluación tampoco parece viable, porque la inflación volvería a dispararse y el impacto social de tres saltos cambiarios en menos de un año (el primero fue con Massa en agosto) sería catastrófico.
Frente a la creciente incertidumbre en los mercados que empiezan a ver cierto grado de agotamiento en el modelo de Caputo, Milei sumó un poco más de ruido al incorporar a su gabinete a Federico Sturzenegger, economista que a pesar de acumular tres fracasos en la gestión pública se lo sigue considerando como un profesional de elite.
El caso es que Caputo y Sturzenegger no se llevan bien después de que compartieran gestión, el primero como ministro de Finanzas y el segundo como presidente del Central, durante el gobierno de Mauricio Macri.
Hegemonía libertaria
En el plano político, tal vez el desafío más grande que enfrentó Milei fue el de gobernar en condiciones de minoría en ambas cámaras y sin un armado político de alcance nacional, algo con lo que sí contaban Unión por la Patria y el desaparecido Juntos por el Cambio para ejercer la oposición.
En un acto de llamativa torpeza política, en su primer mes de mandato, Milei intentó neutralizar a la oposición a fuerzas de imposiciones, gritos y amenazas. Esa primera etapa terminó con el naufragio de la que por entonces se conocía como la Ley Ómnibus en su primera incursión legislativa.
Llegó después una etapa de rosca política a la vieja usanza en la que se destacó la figura del ahora jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que le permitió llegar a los acuerdos necesarios para construir una mayoría legislativa precaria.
Así se aprobó la Ley de Bases, el tratamiento legislativo del DNU quedó guardado en el freezer y esta semana se cayó el proyecto para imponer al Gobierno un cálculo de movilidad jubilatoria que hubiera beneficiado a los jubilados en detrimento del tan mentado superávit fiscal.
Con esa estrategia de búsqueda de acuerdos, el Gobierno logró además debilitar a una oposición que nunca supo muy bien cómo reaccionar ante el fenómeno Milei.
Unión por la Patria perdió gobernadores provinciales no peronistas que actuaban como aliados e incluso a gobernadores propios, como el tucumano Osvaldo Jaldo que se convirtió en un libertario de la primera hora y mañana recibirá a Milei con un show de Los Palmeras, en la previa a la firma del Pacto de Mayo que se firmará el 9 de Julio.
Pero los que peor la llevaron fueron los de Juntos por el Cambio, alianza que a todos los efectos prácticos dejó de existir y los partidos que la componían enfrentan una lucha de supervivencia.
Elisa “Lilita” Carrió busca recuperar el perfil de progresista republicana de centro izquierda que supo cultivar con relativo éxito hasta que su alianza con Macri la terminó alejando de ese lugar.
Los radicales no saben muy bien para dónde disparar y como son muchos, se desparramaron en distintas direcciones. Los hay filokirchneristas, como Ricardo Alfonsín; opositores con agenda propia, como el presidente solitario Martín Lousteau; oficialistas culposos, como Rodrigo De Loredo y soldados de Milei, como Luis Petri.
Pero sin dudas el partido que más acusó el golpe fue el PRO. Más allá de dimes y diretes y de enconos personales entre sus dirigentes, el problema que enfrenta el partido de Macri es que compite con La Libertad Avanza por la misma base electoral (el votante antiperonista y de derecha) y que está perdiendo esa competencia, por goleada.
Patricia Bullrich no pudo contra Milei, se le terminó uniendo ni bien quedó eliminada en el reality electoral de 2023 y desde entonces pretende arrastrar al partido por ese mismo camino.
Mauricio Macri, en cambio, no está dispuesto a que el PRO sea a Milei lo que fue la UCeDé a Menem. Sabe que si el PRO cierra filas con los libertarios terminará desapareciendo como partido y él mismo quedará atado indefectiblemente a la suerte del presidente.
El último episodio del enfrentamiento Macri-Bullrich tuvo lugar en la asamblea del PRO, el jueves, que coronó al macrista Martín Yeza como presidente del partido en contra del acuerdo que había para que la ministra de Seguridad fuera aclamada en ese mismo cargo.
Consumada la traición, Bullrich dejó trascender un video en el que se la ve arengando a su tropa: “nos cagamos en que nos vengan a querer correr con el aparato”, afirma para luego despegarse de Macri y pegarse a Milei diciendo “no somos tibios. Nosotros somos parte del gobierno, somos el gobierno”.
A río revuelto ganancia de misioneros
El Gobierno de Misiones aprovecha la inestabilidad del contexto político nacional para hacer su propio juego. Le presta al Gobierno nacional las manos que necesita en el Congreso a cambio de beneficios concretos para que el impacto de la recesión sea más leve en la provincia y la reactivación, más rápida.
En el camino se fue forjando una relación que fue llevando a los libertarios más cercanos a Milei a confiar en la renovación misionera para suplir su carencia de un armado político propio en Misiones, lo que desembocaría en un armado conjunto de cara a 2025.
Producto de esas negociaciones se consiguió la reactivación de obras en la provincia y más recientemente, la instrumentación de líneas de financiamiento a tasa subsidiada orientadas al sector privado. Según el Gobierno provincial, a Misiones se destinará un paquete de créditos más grande que los que se ejecutarán en las demás provincias.
El objetivo principal es fomentar estrategias para el desarrollo económico, promover el valor agregado en los productos locales, abrir nuevos mercados internacionales para las cadenas de valor de todo el territorio. En todos los casos, el Estado Provincial puede acompañar con subsidio de tasa de entre 7 a 10 puntos de TNA.
Se destacan créditos para grandes inversiones en generación de energía a base de biomasa por hasta 4 millones de dólares por empresa y 40 millones de dólares en total y otra línea para el sector turístico otorga un total de 4.000 millones de pesos con posibilidad de obtener hasta 100 millones de pesos por empresa.
Para el sector forestal hay 10.000 millones de pesos, para el yerbatero 20.000 millones, para el tealero 6.000 millones, para innovación y transformación digital un total de 3.000 millones y para maquinaria agrícola 20.000 millones, además de créditos para micro pymes y pequeñas empresas y para financiar viviendas de madera.
El paquete de créditos gestionado y firmado al cierre de la semana con el Banco Nación otorga líneas de rápida realización a tasas reducidas y con subsidio de tasas para varias de las actividades agroindustriales y productivas que son las principales que impulsan la economía provincial. Desde el Gobierno provincial consideran que la “lluvia de dinero” que llegará en forma de créditos a tasas subsidiadas pondrán a la economía de Misiones a crecer “a tasas chinas” en pocos meses.
Fuentes cercanas a La Rosadita destacan que el paquete de créditos y la reactivación de la obra pública no hubieran sido posibles sin la firmeza mostrada por el gobernador Hugo Passalcqua y los legisladores nacionales renovadores a la hora de las negociaciones con el Gobierno nacional.
En retribución, Misiones estará presente con Passalacqua y los legisladores nacionales para la firma del Pacto de Mayo, que se pasó para el 9 de julio.
Evento que marcará para el gobernador la continuidad de una agenda de trabajo activa que en la semana que termina se concentró en definir, junto a todos los organismos encargados de mantenimiento de las escuelas, un profundo plan de restauración, mantenimiento y embellecimiento que se ejecutará durante el receso invernal en escuelas de los 78 municipios.
Lo que se suma al trabajo ya iniciado por Vialidad provincial de un plan de asfaltado en las ciudades y mantenimiento de caminos terrados en las chacras, la reactivación de las viviendas y los trabajos públicos en todos los ámbitos.
Otra buena noticia para la economía provincia llegó con la fiesta de consumo que desató la llegada del Turismo Carretera a Posadas. Comercios, hoteles, restaurantes y otros rubros explotan gracias a un derrame de dinero promovido por lo que fue la competencia de TC más concurrida de la historia de Misiones.