Se trata de una herramienta económica, de fácil implementación y segura para almacenar producción agropecuaria.
Hace casi 30 años, Argentina incorporo esta herramienta para almacenar granos, que se caracteriza por su bajo costo, fácil implementación y eficiencia. Se trata de una alternativa de almacenamiento, que con el aporte del INTA, logró trascender fronteras y hoy se exporta de manera exitosa a más de 50 países.
La silobolsa fue evolucionando con el tiempo en Argentina: de unas pocas toneladas a principios del 2000 a aproximadamente 50 M de toneladas almacenadas en los últimos 10 años.
“La seguridad alimentaria es uno de los grandes desafíos que tiene de la población mundial, que va a ser de 10.000 millones de personas en pocos años. Tenemos que asegurarnos que la producción de alimentos sea mantenida, guardada, conservada de una manera segura y sustentable”, señaló Leopoldo Sahores, secretario de Relaciones Exteriores, en su recorrido por las instalaciones de la Planta Piloto del INTA en Balcarce –Buenos Aires–, donde referentes internacionales se enfocan en la investigación y desarrollo de tecnologías orientadas al almacenamiento, acondicionamiento y procesamiento de granos, semillas y subproductos.
“Creo que el silobolsa es un método muy eficiente, económico, competitivo y que se puede adaptar a distintas circunstancias y es algo que la Argentina tiene para ofrecer”, expresó Sahores quien señaló que “es necesario generar una conciencia, dar a conocer la tecnología y, en este punto, el INTA tiene un rol fundamental en capacitar a quienes van a emplear esta tecnología”.
En este sentido, Juan Cruz Molina Hafford, presidente del INTA, ponderó el rol del INTA en el desarrollo y aporte de tecnologías, en este caso, lo vinculado a la logística de granos almacenados y particularmente el silobolsa.
“Pudimos aplicar en la Argentina este modelo de gestión de la tecnología de silobolsa gracias a la extensión; así que hoy estamos haciendo investigación y extensión, colaborando con todas las empresas que están haciendo el aporte de estas soluciones tecnológicas junto con Cancillería”.
“En la Argentina casi el 40 % de los granos se almacenan en silobolsas y, tanto los productores agropecuarios como los acopios y las industrias conocen cómo hacer el uso de esta tecnología, gracias al trabajo del INTA”, expresó Molina Hafford quien subrayó: “El Mundo tiene que saber que esta es una solución logística y que la Argentina puede trasladarlo al resto del mundo”.
Durante el recorrido, Ricardo Bartosik –investigador del INTA Balcarce y coordinador nacional de Poscosecha de Granos– recordó que el INTA viene trabajando con Cancillería desde hace muchos años en la promoción de la tecnología de silobolsa en el mundo, en cooperación también con las empresas fabricantes de las maquinarias necesarias.
“A escala global, la Argentina es uno de los principales oferentes de tecnología agropecuaria”, expresó Bartosik y señaló: “Como país, las empresas argentinas tienen una reputación en el mundo respecto de desarrollar y comercializar tecnología y para eso hubo que trabajar mucho en desarrollar su red de distribuidores, de apoyo logístico, de servicio post venta y tener un sistema público que aporte tecnología con respaldo y con información científica”.
Con una superficie de 600 metros cuadrados, la Planta Piloto del INTA es única en Latinoamérica y es el resultado de la articulación entre el Instituto, la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) y el Conicet. Además, ofrece servicios de evaluación de productos y procesos específicos, según las necesidades de la industria.
La Planta Piloto tiene capacidad para innovar en tecnologías relacionadas con almacenamiento hermético, atmósferas controladas y modificadas, sistemas de monitoreo y gestión de calidad, sistemas de secado –eficiencia y calidad–, control de plagas, segregación y trazabilidad, evaluación de parámetros de calidad, sanidad e inocuidad en granos, semillas y productos derivados bajo diferentes condiciones de almacenamiento, automatizaciones en procesos de poscosecha y procesos de transformación primaria de los granos, entre otros.
Tecnología 100% argentina
El uso de los silobolsas con tecnología aplicada al almacenamiento de granos fue desarrollado por un grupo de empresas argentinas en colaboración con un equipo de investigación del INTA en la década del 1990. El objetivo era preservar y conservar forrajes para alimentación animal y se convirtió en un producto clave para el acopio de la cosecha.
Las bolsas plásticas presentan una tecnología muy dúctil, adaptable a distintas escalas agrícolas y con grandes beneficios. La bolsa más usada es la de 60 metros de largo y 9 pies de diámetro, con una capacidad de almacenaje de 200 toneladas de soja, maíz o trigo. Es un producto garantizado por 24 meses, siempre y cuando se cumplan con las recomendaciones de uso y mantenimiento.
En la Argentina, el almacenaje de granos en bolsas plásticas es una herramienta estratégica, sobre todo cuando el estado de los caminos impide la circulación de camiones durante la cosecha. Para minimizar las pérdidas de calidad, se recomienda lograr una muy buena hermeticidad desde el inicio, debido a que esa acción ayudará a prevenir el ingreso de agua de lluvia, el desarrollo de hongos y el deterioro de la calidad comercial. Por otra parte, la hermeticidad previene de manera natural el desarrollo de plagas. A su vez, si hubiera necesidad de realizar control de las plagas, permitirá usar baja dosis de fumigantes (fosfina), lo que es conveniente desde el punto de vista económico como así también de la inocuidad de los granos y el impacto ambiental.
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— misionesonline.net (@misionesonline) March 18, 2024