La gobernabilidad como una herramienta constitutiva de la democracia es norma y código de convivencia en las instituciones que conforman el Estado. La doble moral de la oposición política misionera de Juntos por el Cambio, sigue profundizando una moralina sin sustento.
El dueño del circo, Martín Lousteau (hoy presidente de la Unión Cívica Radical a nivel nacional), votó en la Cámara de Senadores a la candidata de Javier Milei; lo propio hizo el presidente del bloque de Diputados, Rodrigo De Loredo con Martín Menem en la Cámara baja. Ambos acompañaron al candidato que pidió la ciudadanía a través del voto directo.
En este sentido, el Frente Renovador de la Concordia compartió el respeto a la gobernabilidad acompañando con el voto a los representantes que eligió la gente en las elecciones nacionales. Pero algunos personajes dividen y tienen aspiraciones personales, un poco ridículas incluso. El supuesto alumno de Lousteau, Ariel “Pepe” Pianesi, fue a contramano del mandato popular.
En Misiones, la Renovación arrasó con casi el 70% de los votos en mayo, con un claro mensaje de la ciudadanía sobre la conducción de la provincia. El 10 de diciembre, al elegir autoridades de la Legislatura Misionera, el radical Pepe Pianesi fue en contra del mandato de la gente: no le alcanzó con no acompañar el mensaje de las urnas, sino que se propuso a él mismo para presidir el cuerpo legislativo y colarse en la línea sucesoria, debilitando la garantía del funcionamiento institucional en la provincia. Un papelón extraordinario que solo demuestra la importancia que supone el egoísmo de las aspiraciones personales por sobre la construcción de un proyecto político enfocado en los misioneros.
Con las rispideces que se generaron en el interbloque Cambiemos y las aspiraciones personales, esta gente no puede ser una opción de gobierno ni en el corto, ni en el largo plazo. ¿Algún día van a entender el mensaje de las urnas?