Cientos de fieles participaron de la XXII peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Loreto

Cientos de fieles de Posadas, Garupá, Leandro N. Alem y Jardín América, peregrinaron a Loreto, bajo el lema “María se levantó y partió sin demora”. Esta mañana participaron de la misa en la localidad.

Como novedad para esta vigésimo segunda edición, se implementará una “procesión náutica”, la cual quedó supeditada a la creciente del río Paraná, por lo que será exclusivamente para un grupo reducido de embarcaciones, capacitado para transitar las aguas crecidas.

El sábado por la tarde, cientos de fieles partieron desde la parroquia Nuestra Señora de Fátima con rumbo al Santuario de Loreto, en la 22º edición de la peregrinación hacia la localidad, como muestra de fe y devoción a la Virgen María. Otros puntos de partida fueron Leandro N. Alem y Jardín América.

Hasta el predio emplazado en cercanías de las reducciones jesuíticas de Loreto, los peregrinos llegaron a pie, en bicicleta o en la procesión náutica en kayak.

La Santa Misa fue presidida por Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas y concelebrada por los sacerdotes de la Diócesis.

El obispo destacó en su homilía que “es aquí, en la Casa de nuestra Madre de Loreto donde nos volvemos a encontrar para celebrar juntos.  Desde ya, estamos muy agradecidos a todos los medios de comunicación que hacen posible que aquellos que no han podido venir puedan participar. También a ellos los tenemos especialmente presentes en esta Eucaristía”.

También hizo referencia a lo significativo que es estar en Loreto, “lugar que tiene tanta memoria y tanta historia. Queremos hacer esta peregrinación celebrando a nuestros tres Mártires de las Misiones: Roque, Juan y Alonso. Ellos vivieron por acá; de hecho, Roque fue fundador de Posadas en 1615. Anduvieron por nuestra tierra, son Santos y Mártires que trabajaron en esta tierra, que hace siglos hicieron lo que tratamos de hacer nosotros también ahora.

En este lugar, queremos tener la memoria de Antonio Ruiz de Montoya, un hombre emblemático, también un misionero que a veces no hablamos tanto de él, pero en nuestra memoria tiene una significación tan importante. Si pensamos ya en esos años, tanto tiempo atrás, estos hombres acompañando a las comunidades aborígenes, cuidándolos, tratando de salir adelante de situaciones de persecución, tortura, como era ese momento. Lo sacaron del Guairá más al norte, tuvieron que bajar y hacer esa epopeya por el río, viniendo caminando para defenderse. Por una parte, de los españoles que no entendían nada de humanizar, de acercarse a las comunidades que estaban viviendo acá; pero sobre todo, de los bandeirantes que azotaban, los llevaban también para la esclavitud y los mataban», señaló además el obispo.

Y finalizó la homilía asegurando, «que no nos quepa duda que Roque, Juan y Alonso amaron. Vivieron amando a Cristo, porque experimentaron su amor y porque no dudaron de entender que la vida vale la pena vivirla si amamos. El egoísta no es feliz en sí mismo y va cerrándose en sus muros. Solo el amor nos sana. Solo el amor nos sana, el amor que sale, que no explota, que no usa, sino que se dona y da la vida, como nuestros Mártires”.

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