Poder y control… dos palabritas que nos permiten estar parados de un lado o del otro de la situación. La necesidad de controlar puede manifestarse de diversas maneras en la vida cotidiana.
Algunas de las razones y aspectos relacionados con la necesidad de controlar incluyen:
La previsibilidad: poder anticipar o evitar posibles amenazas. lo que les brinda un sentido de seguridad, el miedo a lo desconocido: las personas en general nos sentimos más cómodas cuando podemos prever y entender el entorno, y el control proporciona una sensación de dominio sobre lo que está por venir. La autonomía y empoderamiento: cuando queremos tener la capacidad de influir en el entorno y en nuestras vidas, reducir la ansiedad: para poder experimentar niveles más bajos de estrés y preocupación.
Controlar también puede estar vinculado a la preservación de la identidad, cuando buscamos mantener una imagen coherente de nosotros mismos y proteger nuestra autoestima. En las relaciones, la necesidad de control puede surgir por el temor a la pérdida, la inseguridad o la falta de confianza.
Es importante destacar que la necesidad de control varía entre individuos y situaciones. Mientras que cierto grado de control puede ser beneficioso para el desarrollo personal y profesional, un exceso de control puede tener efectos negativos, como la rigidez, la inflexibilidad y la dificultad para adaptarse a cambios inesperados. En última instancia, encontrar un equilibrio saludable entre la toma de control y la aceptación de la incertidumbre puede ser clave para el bienestar emocional.
En el extremo opuesto, el poder, puede manifestarse de diversas maneras y en diferentes contextos. Aquí hay algunas situaciones en las que las personas pueden experimentar un sentido real de poder:
Esto implica la capacidad de controlar las propias acciones, emociones y decisiones. La autodisciplina y la autoconciencia son componentes clave del autodominio. Contar con habilidades y conocimientos específicos puede otorgar poder en ciertos campos. Cuanto más competente sea alguien en una tarea o área particular, más poder tendrá en ese contexto. Tener recursos financieros puede conferir poder económico. Esto puede traducirse en la capacidad de tomar decisiones y acceder a oportunidades.
Ocupar una posición de autoridad o liderazgo en una organización o grupo proporciona poder para tomar decisiones y afectar el rumbo de las acciones. Sin embargo, es importante recordar que el poder basado en la autoridad debe ejercerse con responsabilidad. Aquellas personas que tienen la capacidad de influir en las opiniones, actitudes y comportamientos de los demás también poseen un tipo de poder. La influencia social puede surgir de la persuasión, la habilidad de comunicación y la empatía, contrariamente a la querer controlar los comportamientos de las otras personas.
Sentirse capacitado y tener confianza en uno mismo contribuye al sentido de poder personal. La autoeficacia, que es la creencia en la propia capacidad para lograr metas, es una manifestación clara de poder. Esto incluye decisiones por ejemplo sobre la carrera que voy a hacer, la educación, las relaciones y el estilo de vida.
Es importante señalar que el poder no siempre es estático y puede cambiar con el tiempo y las circunstancias. Además, la forma en que una persona ejerce su poder puede tener un impacto significativo en su vida y en la vida de los demás. La responsabilidad y la ética son consideraciones cruciales al considerar el ejercicio del poder en cualquier contexto.
Y a vos… ¿cómo te va con esto? Si crees que precisas un acompañamiento, estamos a una conversación de distancia.
Pedí posibilidad, pedí coaching.
Ester Inglese
Coach Ontológico Profesional Acreditado
Coach de Prosperidad en formación
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