Guerra en Medio Oriente: misioneros colaboran en un centro de refugiados de Israel

Johana y Guillermo vivían en el norte de la provincia de Misiones, y hace casi dos años se establecieron en Eilat, una ciudad ubicada en el sur de Israel, limite con Egipto y Jordania, donde hoy por hoy hay unos 26 mil refugiados provenientes de las zonas del conflicto.

A poco más de un mes de una de las peores emboscadas de la historia de Israel, donde el pasado 7 de octubre, grupos de terroristas de Hamas se infiltraron desde la Franja de Gaza y lanzaron un mortífero ataque contra varias comunidades e instalaciones militares del pueblo israelí. El saldo fue el fallecimiento de más de 1.400 personas, miles de heridos y otras 240 que fueron secuestradas, según las autoridades israelíes.

Las imágenes del violento ataque recorrieron el mundo y difícilmente se puedan borrar de la memoria de los que las vieron, pero sobre todo de los que las «sobrevivieron».

Agentes de policía evacuan a una mujer y un niño de un lugar alcanzado por un cohete disparado desde la Franja de Gaza, en Ashkelon, sur de Israel. (AP/Tsafrir Abayov)

Y muchos de los «sobrevivientes» de este ataque (unos 26 mil de acuerdo a datos oficiales) fueron a parar a Eilat, una ciudad turistica ubicada al sur de Israel que limita con Egipto y Jordania, en la costa que Israel tiene sobre el golfo de Eilat y a orillas del mar Rojo.

Esta bella ciudad, famosa por sus playas de aguas tranquilas y por ser la única salida al mar que Israel tiene fuera del Mediterráneo, se convirtió en este último mes en un espacio más seguro para miles de israelíes que dejaron todo atrás para escapar del dolor y el horror que les tocó vivir el pasado 7 de octubre.

En Eilat, muchas de los refugiados fueron alojados en hoteles, hostels, complejos y otros, y tienen la posibilidad de buscar lo que precisen en distintos centros de asistencia donde los israelíes donan diariamente, ropa, calzados, juguetes y demás.

Eilat- Israel. Lugar donde la gente puede donar cosas para que los refugiados retiren lo que precisen.

Ellos cuentan también con comedores preparados específicamente para ellos, donde se les brinda el desayuno, almuerzo y cena. Y es en esos comedores donde trabajan voluntariamente Johana y Guillermo Procupez, quienes anteriormente moraban en Bernardo de Irigoyen- Misiones, pero desde hace casi dos años residen en Eilat.

Johana es misionera nacida en la tierra colorada, y Guillermo es misionero por adopción porque nació en Córdoba. Ambos comentaron en diálogo con MisionesOnline cómo viven esta situación en Israel a poco más de un mes del sorpresivo ataque de Hamas y aseguran que pese a todo, siguen eligiendo permanecer en «tierra santa».

Guillermo recordó que el viernes 6 de octubre estuvo con su hija en una fiesta latina, «volvimos a casa cerca de las 3, y cuando me levanté y miré las noticias no podía creer lo que pasó, me agarró una angustia y una tristeza tremenda, pensaba que también podría haber pasado donde estábamos nosotros, no nos esperábamos algo así para nada, fue muy triste».

Johana y Guillermo en Eilat.

Johana agregó que enseguida aumentaron la seguridad en todos lados. «Desde que estamos viviendo en Israel nunca tuve tanto miedo como con esta situación, porque este es un país muy seguro, es muy diferente a Argentina, acá podes salir con tu iPhone a la calle, podes estar con tu computadora o tu tablet tomando un mate al aire libre, y hasta dejar la cartera abierta, porque tenés la seguridad de que nadie tocará nada, nadie te roba, la seguridad acá es algo destacable. Y con todo esto de los ataques terroristas, en primera instancia me generó inseguridad por primera vez, ansiedad, miedo y muchas cosas más. No puedo explicarte el miedo que sentí en mi corazón».

Además dijo «pero después de haber pasado un mes y de haber vivido a flor de piel situaciones de alarmas por drones con explosivos enviados por los enemigos a nuestra zona, te puedo decir que siento la protección de Dios, siento que Dios nos cuida muchísimo, siento la protección y el amor de Dios, y agradezco mucho las oraciones de mi familia, de la iglesia en Misiones, y de toda la gente que está orando por Israel».

 

Colaborando de cara al dolor

Johana comentó que trabaja con los refugiados que llegaron desde las zonas más afectadas por los ataques, «Israel envió refugiados a distintos puntos del país y se les brinda alojamiento, comida, asistencia, lo que necesiten. Tratamos de atenderlos con el amor que se merecen y no les preguntamos nada, porque el dolor está pintado en sus rostros. En Eilat hay unos 26 mil refugiados, y mi papá y yo trabajamos sirviéndoles a ellos como voluntarios en un comedor».

Eilat- Israel. Uno de los comedores dispuestos para los refugiados.

Y agregó «cuando algunos de ellos te cuentan sus vivencias te das cuenta que aunque están destruidos por dentro Dios les provee fortaleza, después de escucharlos pensar: que fuertes son, pensando en todo lo que pasaron, son realmente un pueblo especial. Mi corazón está por momentos afligido por todas esas familias que sufren por sus parientes secuestrados y fallecidos, y por los soldados que arriesgan sus vidas y desean con todas sus fuerzas cuidar y proteger al país pero también regresar al seno de sus hogares con sus familias.Y por momentos estoy bien porque nos sentimos cuidados en este lugar pese a todo, pero son sensaciones encontradas, este es un país chiquito, pero tan grande, de tan buen corazón, fijate que todos estamos colaborando con los más afectados, ayudando como sea, poniendo cada uno su granito de arena».

Además comentó que claramente esta ayuda que les brindan no borra el dolor que sienten, «los ves en silencio, mirando lejos y entendes que el horror vivido no se ha ido, que lamentablemente permanece por esos familiares que hoy ya no están, o esos parientes o amigos que permanecen en manos de los terroristas y que no saben si regresarán. Nadie les pregunta nada, pero algunos te cuentan algunas cosas y otros prefieren no decir una palabra, a todos se les respeta y acompaña con amor y comprensión».

Eilat- Israel. Refugiados comienzan a llegar al comedor.

En cuanto a la seguridad, en esta situación de guerra en Israel, Johana detalló que en todas lados aumentaron la seguridad, «esta ciudad es muy turística, es como el Miami de Estados Unidos, en el verano sobre todo vienen muchos turistas a disfrutar de la playa y demás. Ahora ves más policias en las calles, soldados, etc. Para ingresar a mi trabajo por ejemplo (en un shopping) primero hay que pasar por un escaner donde te revisan la mochila, el cuerpo, la ropa, todo. Te preguntan si portas armas y otras cosas. Se hace eso en los lugares donde hay mucha afluencia de personas. Y está bueno, porque uno se siente cuidada cuando ve todo eso».

Con respecto al día en que sonaron las alarmas en la ciudad de Eilat, Johana y Guillermo manifestaron que no entendían lo que estaba pasando, «sonaron tres alarmas al mismo tiempo, una de una App que tengo instalada, otra del aeropuerto donde trabajo y otra de la ciudad, me quedé frío pensando que obviamente algo ingresó a nuestra ciudad. Me di cuenta pero no reaccioné como para correr al búnker, me escondí en mi casa nomás. Mis compañeros del aeropuerto me dijeron que dos drones cayeron cerca del aeropuerto y ellos sintieron un impacto muy fuerte, pero gracias a Dios no pasó a mayores, aparentemente fueron derribados antes de caer, pero el impacto se sintió. yo justo esa mañana no trabajaba asi que no estuve ahí. Y en el caso de los israelíes, ellos están acostumbrados y saben muy bien lo que tienen que hacer, pero uno que no es de ahí lo vive de otra forma. Estas cosas cuando las vivis son muy diferentes de cuando te cuentan, en mi caso no me desesperé, solo me encomendé a Dios» indicó Guillermo.

El ejército israelí afirmó haber detectado un artefacto volador «hostil» frente a la ciudad de Eilat, a orillas del mar Rojo. AFP.

Y Johana lo vivió de forma similar «el día que escuché las alarmas, me bloqueé, quedé como schockeada. Y me escondí en el lavadero de mi casa, no alcancé a correr al bunker. Era la primera vez que vivía algo así y no supe qué hacer, los israelíes como están acostumbrados, ya saben qué hacer y cómo, están más calmados ante las distintas situaciones de adversidad. Pero para el que no es de Israel, es fuerte, porque no estamos acostumbrados a cosas así».

Guillermo añadió que «ayer (jueves 9 de noviembre) hubo entre 3 y 4 impactos cerca del aeropuerto donde trabajo, gracias a Dios no hubo heridos ni pasó a mayores, pero vimos los cohetes, incluso un compañero filmó una parte cuando se acercaba».

Por qué Israel

Ante la pregunta de cómo decidiste ir a vivir a Israel Johana recordó con emoción «cuando yo era pequeña, mi abuela Ana me contaba historias biblicas, y para mi era fantástico escucharla, en mi cabeza todo lo que ella me contaba era como una pelicula de Disney. Me encantaba, y mi sueño desde chiquita era tocar el mar Rojo que se abrió para que pueda pasar todo ese pueblo hebreo. Yo siempre pensaba que un día mi sueño se iba a cumplir, y yo iba a tener el privilegio de tocar esas aguas, yo digo que los sueños de Dios nacen en el corazón de Dios y se materializan en los nuestros. Mucho tiempo oré para poder venir a Israel, y Dios abrió todas las puertas necesarias para que pueda venirme, fue en sus tiempos, no en los mios. Pero estoy feliz de haber podido venir a esta tierra santa porque amo Israel desde muy chiquita. Me encanta poder estar acá, pese a todo lo que está pasando, me encanta ser parte de esta cultura y aprender de ellos, retener lo bueno y deshechar lo malo. Así que estoy viviendo acá cumpliendo mi sueño y dando testimonio de la fidelidad de Dios, porque solo El cumple nuestros sueños».

Y agregó «estoy desde marzo del 2022 con un programa que es para descendientes de judios, donde recorres el país por 15 días para conocer el país y su cultura, su historia. Es el primer encuentro con Israel, después de eso decidí quedarme y aca estoy, trabajando, ya soy ciudadana israelí, feliz con todas las puertas que Dios me abrió en este lugar y con todas las personas maravillosas que pude conocer en este tiempo. Mi papá vino un tiempo después y vivimos juntos».

Johana y Guillermo en el sepulcro donde Jesús resucitó.

En este marco resaltó «ahora solo deseo que todo esto se termine y no haya más muertes, ni rehenes, ni sufrimiento, pero me parece tremendo estar en este momento acá, y poder colaborar y ayudar a la gente que sufrió y sufre por esta situación».

Para finalizar Johana Procupez dijo «tengo fe de que esto pasará y se solucionará, que los rehenes volverán a sus casas, tengo mi esperanza puesta en que Dios obrará una vez más para que podamos estar en paz, porque no hay nada imposible para Él. Yo siento que estamos bajo la nube de la gloria de Dios, siento la protección de Dios, la fe es el motor que me mueve a mi a esperar en El, con la confianza en que todo mejorará y que en algún momento podré traer a mi familia también y todos estaremos juntos y bien. Gracias de nuevo a todos por sus oraciones y apoyo a Israel, mi papá y yo agradecemos cada mensaje de aliento y esperanza, cada oración elevada por esta tierra santa y por la paz para toda esta región, gracias de corazón».

Y así como Johana, millones de personas en todo el mundo ruegan por la paz entre Israel y Palestina, ruegan por la vida de los civiles y sobre todo de los niños que habitan esas zonas y sufren a diario las consecuencias de un conflicto que los posiciona en el centro del horror y la violencia. «Rogamos a Dios por más amor por favor, amor y paz para todos».

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