Israel aseveró que no habrá piedad hacia Gaza si no liberan a los rehenes

JERUSALÉN/GAZA, 12 oct (Reuters) -Israel dijo el jueves que no habría excepciones humanitarias a su asedio de la Franja de Gaza hasta que todos los rehenes fueran liberados, después de que la Cruz Roja suplicara que se permita la entrada de combustible para evitar que los hospitales, desbordados, "se convirtieran en tanatorios".

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, llegó a Tel Aviv en un viaje para mostrar su solidaridad con Israel, ayudar a evitar que el conflicto se extienda e intentar liberar a los rehenes. A su lado, el primer ministro Benjamin Netanyahu dijo: «Gracias, Estados Unidos, por estar con Israel, hoy, mañana y siempre».

Israel ha prometido aniquilar al movimiento Hamás, que gobierna la Franja de Gaza, en represalia por un feroz ataque contra su población civil, cuando cientos de hombres armados cruzaron la barrera y atacaron ciudades israelíes el sábado.

La cadena pública Kan informó de que el número de muertos israelíes se ha elevado a más de 1.300. La mayoría eran civiles abatidos a tiros en las calle o en una fiesta de baile. Decenas de rehenes israelíes y extranjeros fueron llevados a Gaza e Israel afirma haber identificado a 97 de ellos.

La magnitud de las matanzas ha salido a la luz en los últimos días, después de que las fuerzas israelíes recuperaron el control de las ciudades y encontraron casas sembradas de cadáveres, en las que dicen que había mujeres violadas y asesinadas, y niños tiroteados y quemados.

Israel ha respondido hasta ahora sometiendo a Gaza, donde viven 2,3 millones de personas, a un asedio total y lanzando la campaña de bombardeos más potente en los 75 años de historia del conflicto palestino-israelí, la que ha destruido barrios enteros.

Las autoridades de Gaza afirman que 1.354 palestinos han muerto y más de 6.000 han resultado heridos en los bombardeos.

El Comité Internacional de la Cruz Roja ha dicho que el combustible que alimenta los generadores de emergencia de los hospitales de Gaza podría agotarse en cuestión de horas.

«Sin electricidad, los hospitales corren el riesgo de convertirse en tanatorios», dijo el director regional del CICR, Fabrizio Carboni. «La miseria humana causada por esta escalada es aborrecible, e imploro a las partes que reduzcan el sufrimiento de los civiles».

El ministro israelí de Energía, Israel Katz, dijo que no habría excepciones al asedio si no se liberaba a los rehenes israelíes.

«¿Ayuda humanitaria a Gaza? No se levantará ningún interruptor eléctrico, no se abrirá ninguna boca de agua y no entrará ningún camión de combustible hasta que los rehenes israelíes vuelvan a casa. Humanitario por humanitario. Y que nadie nos dé lecciones de moral», publicó Katz en la plataforma de redes sociales X.

De pie junto a Blinken tras su reunión en Tel Aviv, Netanyahu elogió al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, por sus declaraciones del miércoles en las que calificaba los atentados de Hamás de «pura maldad». Biden también señaló que los atentados habían sido «el día más mortífero para los judíos desde el Holocausto».

Blinken respaldó la decisión de Netanyahu de incorporar a algunos de sus oponentes políticos a un gabinete de unidad en tiempos de guerra, y afirmó que Estados Unidos sabe que Hamás no representa las verdaderas aspiraciones del pueblo palestino.

Blinken visitará Jordania el viernes para reunirse con el rey Abdullah y con Mahmoud Abbas, jefe de la Autoridad Palestina que ejerce un autogobierno limitado en la Cisjordania ocupada por Israel. Abbas, enemigo de Hamás, no ha condenado directamente los ataques del sábado contra Israel y ha achacado la escalada a la desatención de las reivindicaciones palestinas.

Decenas de israelíes se congregaron el jueves en el cementerio militar del Monte Herzl de Jerusalén para enterrar a sus muertos.

«Cuando no respondiste a mi llamada, supe que estabas luchando con todo tu poder. Cuando me di cuenta de que habías desaparecido, no podía imaginar que esto acabaría así», se oyó decir a un doliente, mientras las familias se abrazaban.

En el hospital de Khan Younis, la principal ciudad del sur de la Franja de Gaza, una mujer intentaba calmar a una niña llorosa cuya casa había sido alcanzada. La niña gritaba «mi madre, quiero a mi madre».

«Está buscando a su madre. No sabemos dónde está», dijo la mujer, que cogió a la niña en brazos.

En el campo de refugiados de Al Shati, en Gaza, los residentes rebuscaban supervivientes y cadáveres entre los escombros con sus propias manos. Los equipos de rescate afirman que carecen de combustible y material para sacar a las víctimas de los edificios derrumbados.

Según las Naciones Unidas, al menos 340.000 habitantes de Gaza se han quedado sin hogar en los últimos cuatro días. Casi 220.000 de ellos se refugian en 92 escuelas gestionadas por la ONU.

En una escuela convertida en refugio, Hanan Al-Attar, de 14 años, dijo que su familia había salido corriendo de su casa sin nada más que la ropa que llevaban puesta cuando las bombas cayeron cerca. Su tío volvió a buscar ropa y murió cuando la casa fue alcanzada. «Están bombardeando las casas sobre civiles, mujeres y niños», dijo su abuelo.

Egipto, que tiene un único paso fronterizo con Gaza, dijo que estaba intentando permitir la entrada de ayuda.

Los reservistas israelíes -una parte sustancial de la población en edad de combatir en un país con servicio militar obligatorio- acudían en masa desde el extranjero para unirse a la batalla.

«Todo el mundo está viniendo. Nadie dice que no», dijo Yonatan Steiner, de 24 años, que voló de vuelta desde Nueva York, donde trabaja para una empresa tecnológica, para unirse a su antigua unidad médica del Ejército.

«Esto es diferente, no tiene precedentes, las reglas han cambiado», dijo por teléfono desde la frontera con Líbano, donde tiene su base su regimiento.

El siguiente paso de Israel podría ser un asalto terrestre a Gaza. Todavía no se ha tomado la decisión de invadir «pero nos estamos preparando para ello», dijo a primera hora del jueves el portavoz militar, teniente coronel Richard Hecht.

La guerra ha desgarrado la diplomacia en la región, justo cuando Israel se disponía a llegar a un acuerdo para normalizar los lazos con Arabia Saudí, la potencia árabe más rica, y meses después de que Riad reanudó los vínculos con su rival regional Irán, patrocinador de Hamás.

Teherán ha celebrado los atentados de Hamás pero ha negado estar detrás de ellos. Biden afirmó que el despliegue de barcos y aviones militares más cerca de Israel debería considerarse una señal a Irán para que se mantenga al margen del conflicto.

 

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