Imaginate que tu vida es un papel en blanco y que cada elección que hacés es un trazo en ese espacio. Cada día, desde que te levantás estás tomando decisiones que te conducen por un camino único e irrepetible. Pueden ser grandes elecciones o muy pequeñas, pueden ser conscientes o inconscientes, pero siempre son las que van marcando tu rumbo.
Esas decisiones pueden cambiar nuestras vidas, llevarnos hacia donde queremos estar, mantenernos en un círculo que no nos permite avanzar, o conducirnos a espacios que no queremos habitar.
Tomar consciencia de esto y chequear regularmente donde estoy, nos permite tomar consciencia sobre lo que estoy haciendo con mi vida, el poder que le estoy dando a otras personas (y revisar si quiero eso para mi) y cambiar el rumbo, si veo que me desvié de lo que elegí y si sigo eligiéndolo, o no.
Puede suceder también que me encuentre que estoy en lo que para mi es el “camino correcto” y seguir por él con el convencimiento y la alegría de ser quien guía mis pasos en ese transitar. En ese caso, ¡adelante!
¿Porque traigo hoy esta reflexión? Porque las personas actuamos siguiendo nuestro guión de vida, que suele establecerse durante la infancia, por influencia de los adultos que estuvieron a nuestro cargo.
Como dice Alex Rovira: “Una especie de argumento preestablecido que nos lleva a actuar según una definición de un personaje, independientemente de que te identifiques o no con ese personaje”.
La buena noticia es que no es algo inamovible, sino que puede ser modificado desde la consciencia y el reconocimiento de tus deseos legítimos para tu vida, ya que tenés la enorme posibilidad de reescribir el guión, que esta vez, sea el propio.
Por su parte, Claude Steiner, en su libro “Los guiones que vivimos”, nos dice: el verdadero peligro de los guiones de vida es cuando conduce a vidas insatisfactorias y frustrantes, marcando gran parte de las situaciones por las que pasas…
La realidad es que nunca es demasiado tarde para construir una existencia de auténtica libertad y plenitud, derribando las creencias limitantes que te marcan desde la infancia.
Entonces… ¿Por dónde arrancar? Poder conocer esto y tomar consciencia es el primer paso. Tener presente que son modificables, es lo más maravilloso.
¿Qué puedo modificar?
Las creencias que me limitan. ¿Sabés cuáles son? Por ejemplo: sos de los/as que pensás que no sos capaz de hablar en público, de vivir la vida de tus sueños o que te vas a quedar solo/a porque tenés mal carácter o no te gusta interactuar con la gente?
¿Para qué seguir pensando esto?, ¿qué estás resignando?
¿Querés modificarlas para comenzar a escribir un nuevo guión? Reemplazarlas por otras que te abran posibilidades (por ejemplo, puedo elegir pensar que tengo un carácter interesante para atraer a determinado tipo de personas y que interactuar con ellos ¡sería grandioso para ambos!). Recordá que el cerebro te cree lo que decís. Comenzarás a encontrarte con gente para interactuar y podrás comprobar esto… Si decidís dejar ese viejo camino indicado por otras personas.
Acá hay un excelente punto te partida… ¿Querés comenzar a transitarlo?, ¿cuándo lo vas a hacer?
Te invito a que pruebes a hacer esos ajustes, y veas cómo se van abriendo otras opciones que quizás hoy no estás viendo…
Si te interesa conversar sobre el tema, estamos a un mensaje de distancia.
¡Pedí posibilidad, pedí coaching!
Ester Inglese
Coach Ontológico Profesional Acreditado
Coach de Prosperidad en formación
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