Una familia de Paraguay enfrenta la amenaza de desalojo tras una deuda impaga de su madre fallecida de Covid-19. Una deuda de 7 millones de guaraníes (equivalente a US$962 al cambio actual), desconocida por la familia, resultó en la subasta de su hogar.
La fallecida Francisca Colmán, propietaria de un modesto copetín, parecía tener todo bajo control. Acudía a pequeños préstamos para comprar mercadería, los cuales devolvía mes tras mes. Pero en 2021, su vida se detuvo de manera abrupta cuando sucumbió al Covid-19.
El viernes pasado, un hombre se presentó inesperadamente en la casa de sus hijas, ubicada en el barrio Isla Bogado de Luque, Paraguay. El desconocido tomó fotografías de la propiedad, indicando que la vivienda sería subastada ese mismo día y él tenía interés en comprarla.
La historia se remonta a 2012, cuando Francisca supuestamente adquirió un lavarropas en una tienda de electrodomésticos, incurriendo en una deuda de aproximadamente US$167. Luego, con los intereses acumulados, la deuda aumentó a alrededor de US$962.
Valeria García (31), una de las hijas de Francisca, expresó su desconcierto en diálogo con el medio Extra.Py, afirmando que nunca vieron tal electrodoméstico. García sospecha que la deuda de su madre proviene de los préstamos que ella tomaba para su negocio.
La situación se complicó aún más cuando la familia, integrada por Valeria, sus hijas, su hermana y sus sobrinas menores, descubrió que su hogar había sido subastado por unos US$4.123.
Vecinos se burlaron
García argumentó ante Extra.Py que la familia no recibió ninguna notificación del proceso. El ujier les informó que su madre había recibido las notificaciones pero se negó a firmar, una versión que Valeria rechaza.
La realidad es que la casa en la que han vivido durante 34 años, la que Francisca compró, ya ha sido vendida. Según el expediente, el proceso judicial se inició en 2015 y para 2018, la casa ya estaba en proceso de embargo.
Las hermanas intentaron apelar a la empatía de los presentes durante la subasta, compartiendo su historia en un intento desesperado por evitar la pérdida de su hogar. Sin embargo, su apelación cayó en oídos sordos. Según Valeria, las ridiculizaron durante la subasta.
La «nueva» dueña de la casa, que se presenta como abogada, ya realizó un pago de alrededor de US$412.
García y su familia están trabajando con un abogado para luchar contra el desalojo, pero aún no tienen certeza si podrán recuperar su hogar. «Estamos en la incertidumbre», dijo García, reflejando la angustia de su familia mientras luchan por mantener su hogar.