Decepción y disconformidad en el viaje a Bariloche: estudiantes y familias de Misiones intimaron a una reconocida empresa de viajes escolares

Viaje estudiantil plagado de irregularidades desató acciones legales en la zona centro de Misiones. Familias de estudiantes de diferentes instituciones educativas decidieron intimar a la empresa de viajes de turismo que habían contratado. Lesión sin atención, problemas en las habitaciones, fueron algunas de las fallas que detectaron en su estadía en Bariloche.

En un preocupante episodio, un viaje estudiantil organizado por una reconocida empresa de viajes. Instituciones educativas de la zona centro se han visto empañadas por una serie de irregularidades, generando descontento y llevando a las familias afectadas a tomar medidas legales. Entre los colegios involucrados se encuentran el Instituto Concordia, Colegio Nacional, EPET, Juan Pablo, Instituto Linneo y el colegio Normal de la ciudad de Oberá.

Durante la travesía, múltiples situaciones adversas han sacudido la experiencia de los jóvenes estudiantes, alejándose significativamente de lo prometido en el paquete turístico vendido a las familias. Los padres y tutores, consternados por lo sucedido, han decidido iniciar acciones legales para buscar una solución y hacer valer sus derechos.

Uno de los eventos más graves ocurrió cuando un estudiante sufrió la fractura de su muñeca durante una excursión. El incidente se vio agravado cuando el colectivo que retornaba al grupo experimentó una avería en pleno viaje de regreso. En lugar de trasladar al herido al colegio, el personal decidió abandonarlo en el lugar de la excursión.

Allí, el joven aguardó durante aproximadamente dos horas antes de ser finalmente conducido al hotel. Sin embargo, al llegar, se toparon con la desagradable sorpresa de que el médico, quien se había prometido estaría disponible las 24 horas exclusivamente para los viajeros, no se encontraba presente. Una vez que el médico hizo acto de presencia, horas después de haber sufrido intenso dolor, se diagnosticaron dos fracturas en la muñeca del estudiante.

Por si esto fuera poco, se reportó otro incidente en el que una estudiante resbaló, golpeándose la cabeza y perdiendo el conocimiento. Nuevamente, la atención médica se demoró más de lo adecuado, y fue una acompañante quien tuvo que brindar reanimación hasta que el médico llegó.

El viaje también estuvo plagado de situaciones preocupantes relacionadas con la salud de los estudiantes. Algunos alumnos presentaron fiebre alta, pero no recibieron atención inmediata, a pesar del riesgo de convulsiones asociado con esta condición.

El alojamiento reservado para los estudiantes tampoco cumplió con las expectativas. Los dispensadores de agua del hotel presentaban condiciones higiénicas deficientes, lo cual plantea preocupaciones sobre la seguridad y la calidad del agua suministrada. Además, el establecimiento, que supuestamente era nuevo, presentaba filtraciones de agua y carecía de calefacción en algunas habitaciones. En otros casos, los estudiantes no contaban con agua caliente para poder bañarse.

La situación empeoró aún más con la comercialización de excursiones que posteriormente se ofrecieron como «cortesías», dejando a aquellos que las habían pagado sin la devolución de su dinero. Además, algunas de las excursiones que se suponía estaban incluidas en el paquete simplemente no se llevaron a cabo.

A pesar de las promesas de prioridad en el uso de las aerosillas, los estudiantes se encontraron con la decepcionante realidad de que no se les permitió acceder a dichos paseos en aerosilla. Esta situación generó aún más frustración y descontento entre los jóvenes y sus familias.

Además, se descubrió que el viaje se realizó en una fecha distinta a la acordada en el contrato. Mientras que se estableció que el viaje tendría lugar en el mes de julio, los estudiantes fueron llevados en junio, durante la temporada baja en la que la presencia de nieve es escasa. Esta falta de planificación y cumplimiento de lo estipulado en el contrato representa un incumplimiento grave por parte de los organizadores.

El último día del viaje también se vio afectado por problemas organizativos. Fue necesario enviar una Carta Documento para intimar a los responsables a cumplir con las actividades programadas, las cuales originalmente se extendían por un período de ocho días. Sin embargo, debido a la falta de tiempo y planificación adecuada, algunas actividades se llevaron a cabo de manera apresurada y con limitaciones.

Los inconvenientes en la alimentación también marcaron el transcurso del viaje. Durante el viaje de ida, los estudiantes recibieron la cena a altas horas de la madrugada, alrededor de las 2:00 a.m., a pesar de haber salido de Oberá alrededor de las 18:00 horas. En el regreso, no se les proporcionó el almuerzo, y tuvieron que esperar hasta las 17:00 horas, cuando finalmente llegaron a Oberá sin haber recibido comida adecuada.

Por si fuera poco, se descubrió que se dejó una valija perteneciente a un pasajero en Bariloche, lo cual genera preocupación por la seguridad de los objetos personales de los estudiantes y pone en evidencia una falta de cuidado y control por parte de los organizadores del viaje.

Ante todas estas irregularidades y la evidente falta de cumplimiento de lo prometido, las familias afectadas han decidido tomar acciones legales para reclamar sus derechos y buscar una compensación adecuada por los inconvenientes sufridos.

Lo que prometía ser un viaje educativo y placentero para los estudiantes se ha convertido en una experiencia llena de dificultades y decepciones. Las familias afectadas esperan que la justicia les brinde una solución y que este incidente sirva como un recordatorio de la importancia de la transparencia y la responsabilidad en la organización de viajes estudiantiles.

 

 

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