Norma Maidana murió el pasado lunes como consecuencia de las gravísimas quemaduras en el 70% de su cuerpo, luego de permanecer quince días en una camilla de terapia intensiva del Hospital Ramón Madariaga, en Posadas. Su pareja, Julio L. (38), está acusado de femicidio.
Norma luchó por su vida, aunque sus probabilidades de sobrevivir eran casi nulas. Tenía muchas ganas de vivir, era feliz, a pesar del contexto de vulnerabilidad en el que vivía, porque como se dice a menudo, no es necesario el dinero para comprar la felicidad.
Esas ganas de vivir se truncaron y murió, de la manera que no se le podría desear ni al peor enemigo. El setenta por ciento de su cuerpo se quemó, si sobrevivía era un milagro, pero igualmente luchó hasta el final, hasta que el corazón dijo basta.
Norma tenía once hermanos, entre seis varones y cinco mujeres, que ahora se redujeron a cuatro. Ella vivía en el mismo terreno que su hermana Noelia, y enfrente vivían otros dos, en el barrio San Onofre II, de esta capital provincial.
Noelia era la más cercana a Norma, aunque todos tenían buena relación entre sí. Compañeras de tereré, de mate, de cancha, de fiestas, de “chismes” y amigas en el día a día. Fue ella quien rompió el silencio y habló con Misiones Online, a pocas horas de haber sepultado el cuerpo de su hermana.
“Es un dolor inmenso que no se lo deseo a nadie, ni el peor ser humano se merecía esta muerte. La familia pide que nos apoyen, que esto no quede impune, para que mi hermana pueda descansar en paz”, comenzó expresando Noelia Maidana, quien necesito automedicarse para calmar un poco el dolor.
Fueron dos semanas y un día de sufrimiento, de oraciones, de no perder la fe y la esperanza de que Norma pudiera salvarse, a pesar de las gravísimas consecuencias que le podría haber provocado en su día a día las quemaduras sufridas. “Ella nunca estuvo consciente, estaba en coma, le hablábamos pero el médico decía que lamentablemente ella no nos escuchaba, no era una persona, era un muñeco que estaba ahí”.
Norma abrió los ojos, la oración de uno de sus hermanos religiosos le devolvió un ratito las esperanzas de que la mujer pudiera salvarse. Pero no fue así, murió a las 14 horas del pasado lunes 5 de junio, según informaron desde el Hospital Madariaga.
En relación al día de los hechos, Noelia contó que su hermana acompañó a su pareja, Julio L., a la finca en Garupá, donde el hombre trabajaba como sereno. Fue con él, como normalmente lo hacía, mientras que en el barrio festejaban el cumpleaños del entrenador del equipo de fútbol.
“Estábamos festejando el cumpleaños de nuestro DT. Después de la cancha, vinimos a mi casa, estábamos escuchando música, tomando, y ella me llamó. Le pregunté dónde estaba, por qué no estaba acá en este momento, si ella era parte del equipo. Me dijo que estaba bien, con Julio”, relató.
Julio ya era de la familia, tenía poco más de un año y medio de relación con Norma, compartieron navidad, año nuevo, cumpleaños de quince y todo tipo de celebraciones y reuniones. Todo ello, a pesar de que la mujer lo había denunciado por violencia de género.
Contó además que su hermana había denunciado a su anterior pareja por amenazarla con difundir fotos y vídeos íntimos y desmintió la versión periodística de que lo había acusado a Julio de tal delito.
Según la primera reconstrucción policial, en base al relato de Julio L., aquella madrugada del 21 de mayo, en la finca “Mamá Chela” en Garupá, Norma habría rociado con nafta las pertenencias de su pareja y luego se arrojó el líquido sobre su cuerpo y encendió un fósforo.
Pero, la versión del hombre perdió relevancia cuando se supo que la pareja no tenía hijos en común, porque en su relato Julio aseguró que Norma le pidió plata para la manutención. La mujer era madre de una joven de 20 años, quien está embarazada.
“Era normal que ella vaya con él a la finca, porque a veces la llamaba cuando él se quedaba dos o tres días, ella le llevaba comida o si no lo hacíamos nosotros. Yo sabía todo lo que ella hacía, porque me llamaba constantemente, tenía una bonita relación con ella”, mencionó.
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De aquel día, además se supo que fue Julio L. quien llamó al 911 para informar que la mujer se “había prendido fuego”. Llegó la ambulancia y la policía. La trasladaron a la víctima al Madariaga y el hombre quedó demorado. Luego fue liberado.
En relación a esa versión antes mencionada, desde la familia Maidana nunca creyeron en que Norma se haya querido quitar la vida. “Ella amaba su cuerpo, su personalidad. Le gustaba vestirse bien, siempre con la ropa adecuada, amaba vivir. Estoy segura que ella no se quiso quitar la vida, porque era una persona alegre. Te duele que ella ya no esté con nosotros”.
Por último, recordó a su hermana y dijo “Ella siempre venía en la mañana, me golpeaba la puerta, tomábamos tereré, nos poníamos a hablar, nos íbamos a la cancha juntas, estábamos todo el tiempo juntas, compartíamos todo. Es algo muy duro porque tenía constantemente contacto con ella”.
Cerró expresando que “Ella si te podía ayudar, te ayudaba. Era una persona muy querida en el barrio. Nos íbamos los fines de semana a jugar al fútbol, la vida de Norma era cancha, era alegría”.
Cabe aclarar que Julio L. fue nuevamente detenido días antes del deceso de la mujer e imputado por “femicidio en grado de tentativa”. Ahora, sería nuevamente trasladado al Juzgado de Instrucción Dos, donde el Juez Juan Manuel Monte cambiaría la carátula a femicidio.
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