El martes arranca el juicio por el asesinato a golpes del enfermero Aquino en Posadas: Prokopio podría recibir 25 años de cárcel

Desde el próximo martes, se comenzará a ventilar, en el Tribunal Penal Dos, el expediente por el crimen del enfermero Raúl Roberto Aquino (57). Carlos Tomás Prokopio (27) llega imputado por homicidio.

El debate oral y público comenzará a partir del martes 6 de junio y se extenderá por al menos siete jornadas, cuya sentencia podría conocerse el miércoles 14. Se llevará a cabo en el Tribunal Penal Dos por calle San Martín, en esta capital.

Carlos Tomás Prokopio tenía 22 años al momento de su detención y llega a juicio imputado por el delito de homicidio simple, figura contemplada en el artículo 79 del Código Penal y que prevé una pena de 8 a 25 años de prisión.

Según la reconstrucción de los hechos, Aquino fue masacrado a golpes en una de las piezas de su inquilinato de la calle Chile, en la madrugada del pasado 24 de noviembre de 2018. Luego, el homicida prendió fuego el lugar y escapó en el coche Toyota Etios de la víctima, que apareció abandonado a pocas cuadras de donde casi dos meses después atraparon al principal sospechoso.

Carlos habría empezado a utilizar una línea telefónica que tras la muerte del enfermero impactó en el celular de este, robado el día del crimen. Los investigadores estaban rastreando el teléfono de Aquino, por eso se dieron cuenta. Y empezaron los trabajos para dar con quien utilizaba ese número. Así llegaron al ahora enjuiciado.

 

Los investigadores llegaron al sospechoso rastreando el celular que le robaron a la víctima

Un trabajo puntilloso, de rastreo telefónico y entrecruzamiento de llamadas, le permitió a la Justicia llegar hasta Carlos, en ese entonces de 22 años, el principal sospechoso por el asesinato del enfermero Raúl Aquino (57).

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Si bien la detención la concretó la Dirección Homicidios de la Policía, el trabajo previo para ubicar al joven lo hizo la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial (SAIC).

La tarea demandó varias semanas y el informe con las conclusiones fue elevado al juez de Instrucción Tres, Fernando Verón. Fue el magistrado quien encomendó a Homicidios encarar la parte final del trabajo: detener al apuntado, algo que se hizo con total efectividad.

Carlos trabajaba en un kiosco ubicado a pasos de la playita de Miguel Lanús. Lo arrestaron en cercanías de la ex ruta provincial 213 y avenida 200 –frente al barrio San Isidro.

Posteriormente en su vivienda del barrio Giovinazzo, tras un allanamiento ordenado por el juez, decomisaron tres celulares y un par de zapatillas. Los aparatos fueron analizados y se determinó que uno de ellos es el que robaron a la víctima tras el homicidio.

Los calzados también fueron peritados, ya que el asesino dejó una huella plantar en el inquilinato donde masacraron a golpes a Aquino.

Lo primero que rastrearon los detectives de la SAIC fue el celular del fallecido. Así determinaron que una tarjeta SIM, con una línea nueva, impactó en el aparato. Entonces se contactaron con la compañía en la que se adquirió esa línea y dieron con el usuario. Así se supo que esa persona, si bien la tenía a su nombre, no era quien la utilizaba. Era un muchacho quien usaba ese número.

Los investigadores judiciales hicieron un mapeo completo de las personas con las que se contactaba el sospechoso y lo identificaron plenamente, con nombre y apellido y DNI. Era Carlos. Esos datos fueron girados a Verón, quien ordenó la captura del joven.

Se cree que Carlos tenía trato con Aquino y que la noche del 24 de noviembre discutieron en una de las piezas del inquilinato que el enfermero tenía por la calle Chile. Tras el entredicho habría llegado la agresión letal.

La Policía intervino en el lugar a las 1.40, horario en el que reportaron vía 911 un incendio en el inmueble. La autopsia realizada a Aquino arrojó como resultado: “Asfixia por sofocación por obstrucción de las vías aéreas superiores, cadáver con quemaduras y traumatismos”.

Posteriormente en las calles 192 y 87 encontraron abandonado el automóvil Toyota Etios del enfermero, con el que el asesino había huido de la escena del crimen. El lugar donde apareció el coche estaba a pocas cuadras de la casa de Carlos.

La pericia telefónica de la SAIC empezó antes de que el Superior Tribunal de Justicia decidiera, vía resolución, desafectar del plantel de esa repartición a un número importante de policías que allí se desempeñaban. Pese a que la dependencia quedó muy disminuida, el trabajo continuó y fue exitoso.

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