¿Los humanos podrán crear una inteligencia no humana?: Tomás Balmaceda y una mirada de la inteligencia artificial desde la filosofía

Una de las grandes incógnitas de este momento es el hecho de saber hasta dónde llegará el avance de la inteligencia artificial, si en un futuro lejano comenzará la verdadera revolución y evolución, o si simplemente será una herramienta más del montón, como ya lo es hace muchísimos años.

El doctor en Filosofía y docente de la UBA, Tomás Balmaceda dialogó en exclusiva con Misiones Online sobre el Chat GPT y las inteligencias artificiales. El mismo, durante más de diez años trabajó en el área de la filosofía de la mente y hoy se interesa por  los cruces de la filosofía y la tecnología.

“La inteligencia artificial es un término muy amplio que estamos utilizando hoy en 2023 para un montón de tecnologías, que de alguna manera se volvió un término de moda y se volvió un paraguas que incluye distintas sectores”, comenzó diciendo. 

Más allá de que la inteligencia artificial siempre existió, Tomás sostiene que en este último tiempo, reapareció con una característica particular y que tiene que ver con la capacidad creativa de esta herramienta. 

“Nos encontramos con plataformas que de algún modo codificaron o encontraron los patrones para escribir, los patrones para crear imágenes que nosotros podemos identificar como realistas o verosímiles, que se parecen a la realidad y los textos que se parecen a los textos que utilizamos y que creamos los seres humanos y justamente lo pueden repetir, pueden crear cosas nuevas. Eso es un poco lo que despierta este furor y también temores e inquietudes de la inteligencia artificial generativa”. 

Caracterizó a la actualidad como un “momento histórico raro” donde prima la inteligencia artificial. ¿Se debe hacer todo con inteligencia artificial? se pregunta el filósofo. 

“No siempre son buenos para esas tareas, pero a veces las hacen muy rápido. Sobre todo de una forma mucho más barata. Escribir una noticia, por ejemplo, es más rápido e infinitamente más económico que las haga una plataforma o ChatGPT, es gratuito en la mayor parte de sus usos, que un periodista, que tiene otras necesidades y otros costos, por decirlo de una manera, de forma fría”. Y no, esta publicación no está escrita por ChatGPT, ja.

Desde su mirada ideal “lo que sucede es que estas plataformas son herramientas que acompañan lo que es genuinamente la creatividad humana o que acompañan ciertas tareas que tal vez echas por un hombre, por una mujer son rutinarias, son aburridas, no son una demostración de lo mejor que podemos hacer como especie, pero que hoy son parte de su trabajo. Entonces puede ser que uno piensa que sea un acompañamiento y no tanto un reemplazo”

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“Creo que hay una fantasía de que puede reemplazar completamente lo humano. Yo no estoy tan segura de que eso sea posible, ni con la tecnología que contamos hoy, ni con la tecnología que podría crearse en el futuro inmediato. Y sí, siento que puede haber una actividad de alguna una manera relevante para que los seres humanos siempre estén presentes”, sostuvo Balmaceda. 

Tal vez en algún momento alguien quiera probar que lo haga solamente la inteligencia artificial. Si eso sucediera, yo creo que rápidamente llegaríamos a una cierta repetición, una falta de originalidad y volvería a valorarse el trabajo artesanal, por decirlo de alguna manera, humano.

Ejercitar el pensamiento crítico

El doctor y docente en filosofía de la UBA, expuso que se debe “empezar a ejercitar mucho el pensamiento crítico. Es decir, estas tecnologías nos atraviesan, están muy presentes incluso en ámbitos muy tradicionales. Nuestro compromiso tiene que ser primero familiarizarnos con ella. Para mí muchos de los mitos, de los temores y también de las expectativas positivas de medidas con inteligencia artificial, provienen del desconocimiento. Una vez que uno empieza a usar CHAT GPT, por ejemplo, que son nada dispositivos al alcance de todas las personas, es solamente un bien.pero una vez que uno puede usar eso, pasar un fin de semana, una tarde, una noche o un rato de la mañana y usarlo, entendemos rápidamente todo lo que podemos hacer, pero también todo lo que no podemos hacer. No nos responden muchas preguntas y se equivoca, comete errores. Entonces, por un lado tenemos que estar familiarizados y por otro lado tener esta actitud crítica, es decir, evaluar qué es lo que creemos que se puede y no se puede hacer, qué cosas nos dice que son correctas o incorrectas de hacer”. 

Sobre el uso de esta herramienta como parte del día a día de los estudiantes o ante cuestiones evaluativas, Balmaceda explicó que es necesario que pensemos “qué valor me estoy dando la educación que estoy teniendo, porque entonces si en vez de aprender prefiero usar una plataforma que responda por mí, parece algo bastante, digamos, degradante, de mi propia condición”. 

En sintonía con esto último, sostuvo: “Vamos a encontrar que con eso no aprendimos nada y que lo que necesitamos es que nos den las habilidades para luego nosotros poder aplicarlas. Y al aplicar estas habilidades, los que estamos también generando es tratando de entender específicamente cómo es o cómo logramos poder mejorar, digamos, tener mayor impacto, ser mejores personas y eso no lo va a dar nunca”. 

Por último, afirmó que son herramientas que “hay que explorarlas y que muchas veces no son tantos obstáculos, sino desafíos que se vuelven oportunidades”, cerró Tomás Balmaceda, doctor en filosofía. 

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