Alberto asumió oficialmente su intrascendencia, el Pichichi avanzó dos casilleros y el kirchnerismo se sacó un peso de encima pero sigue sin candidato. Massa hace malabares para evitar la devaluación que anticipa el blue mientras Milei se empeña en romper lo poco que queda en pie. Entre tanto ruido, Misiones se consolida como el principal destino del norte del país para nuevas inversiones.
El devaluado Alberto Fernández y su ministro de economía a cargo de la gestión del Gobierno, Sergio Massa, libraron un nuevo enfrentamiento interno que terminó con un saldo pésimo para el más débil de los dos, quien terminó la semana firmando su propia acta de defunción política, aunque se reservó la carta de las PASO para molestia de sus rivales íntimos del kirchnerismo.
Como viene ocurriendo desde hace un par de años, la declaración en off fue la munición elegida para librar la guerrilla interna. Desde los pasillos de la Casa Rosada dejaron trascender que Massa renunciaría y que el presidente ya tenía en las gateras a su reemplazante, su jefe de asesores Antonio Aracre que (siempre según trascendidos) ya le habría acercado a Alberto un plan económico mucho mejor que el de Massa.
Alberto le apuntó al tigrense pero se terminó pegando un tiro en el pie. Los rumores generaron una mini corrida cambiaria que despertó al aletargado dólar blue, voceros del massismo salieron a cruzar abiertamente a la Casa Rosada (“dejensé de joder con las operaciones”, dijo la presidente de la Cámara baja, Cecilia Moreau) y para tranquilizar las aguas debió renunciar el mencionado Aracre.
“Massa se queda hasta el final, porque el final es cuando se vaya Massa”, tuiteó un hombre más o menos conocido en el mundillo financiero, Malena Galmarini (presidente de Aysa y mujer del tigrense) lo retuiteó en una declaración que sonó a ultimátum.
Después hubo foto de sobreactuada reconciliación entre Massa y Alberto pero la cosa no terminó ahí y el Presidente debió entregar la última prenda que le quedaba en el ropero: su inconducente precandidatura a la reelección.
En realidad Alberto no renunció a un plan reeleccionista porque tal cosa dejó de existir hace bastante tiempo, a lo que renunció es al recurso de mantener abierta esa posibilidad para conservar un mínimo espacio propio dentro del FdT.
Entendió que sostener la gobernabilidad en un clima de constante conflicto interno requería asumir oficialmente su defunción política, porque a los muertos nadie los molesta.
Sin embargo se guardó una última carta al reclamar una PASO que “democratice” el espacio y al considerar la necesidad de renovar el staff de figuras estables, en lo que puede leerse como un dardo directo a la frente de Cristina.
En los corrillos camporistas se celebró el retiro de uno de los contendientes en la carrera por representar al FdT (o a lo que quedará de él) en las presidenciales de octubre. Pero eso no resuelve su principal problema, la ausencia de un precandidato potable.
En un acto realizado hoy sábado en la cancha de Ferro el kirchnerismo volvió a clamar por una candidatura presidencial de la supuestamente proscripta Cristina, que sigue firme en su decisión de no jugar ese partido, aunque desde su entorno no descartan que encabece la lista de candidatos a senadores en provincia de Buenos Aires, el bastión más fuerte que le queda al panperonismo.
El único que asoma con algún potencial de ese lado de la interna frentetodista es el gobernador bonaerense Axel Kicillof, pero al economista lo seduce mucha más la idea de ir por una probable reelección antes que anotarse a la carrera presidencial con el caballo rengo del FdT.
Quien salió fortalecido en todo este lío fue el Daniel “el Pichichi” Scioli, hasta ahora el único que anunció su precandidatura presidencial dentro de la alianza de gobierno. El exmotonauta comparte con Alberto el cartel de peronista moderado, con lo cual es razonable pensar que buena parte de los votos del Presidente (de acuerdo a las mediciones, hasta 8 puntos en un escenario de PASO) terminen decantando hacia el exmotonauta.
Bombero en acción
El otro precandidato que se rehúsa a reconocer su condición de tal es el ya mencionado ministro de Economía, que emergió como contundente triunfador de la operación mediática que intentaron montar en su contra desde la Casa Rosada.
Pero el exintendente de Tigre corre con la desventaja de tener que llevar la gestión del gobierno nacional en el aspecto más complicado, el de la economía.
Pese a que esta semana volvió a dejar muestras de su encomiable habilidad en el difícil arte del lobby internacional, no está encontrando la manera de desacelerar una inflación que, de acuerdo a consultoras privadas, en abril está corriendo más rápido que en marzo.
Massa no está encontrando la manera de desacelerar una inflación que, de acuerdo a consultoras privadas, en abril está corriendo más rápido que en marzo.
La sequía hizo que Argentina produjera menos (se estima entre 15 y 20 mil millones de dólares menos) y esa caída en el valor de la producción tarde o temprano se traslada a toda la sociedad por más que el Gobierno intente morigerarla con artilugios financieros que no resuelven la cuestión de fondo.
Como Argentina exporta menos, tiene menos dólares y los pocos que tiene se convierten en un bien preciado por su escasez. Pero llevar el valor real del dólar al tipo de cambio oficial implicaría una megadevaluación que un contexto inflacionario como el actual desataría una híper.
Mantener pisado el tipo de cambio generó un atraso cambiario que amenaza con paralizar las exportaciones, lo que profundizaría el problema inicial: la falta de dólares.
Para reanimar las alicaídas exportaciones sin recurrir a una devaluación general, el Gobierno optó por devaluaciones sectorizadas, primero para la soja y más recientemente también para economías regionales.
Pero comprarle dólares a 300 pesos a los exportadores para después vendérselos a 217 a los importadores agrega costo fiscal y obliga a una mayor emisión monetaria. Todo eso presiona sobre la inflación que a su vez presiona sobre el dólar y vuelta a empezar en un ciclo vicioso que solo podrá cortarse cuando se abra la canilla de dólares.
Esa presión se sintió con fuerza durante toda la semana en la cotización del blue que escaló hasta los 445 pesos. Por más que en los medios se repita que esa cotización alcanzó su máximo histórico, eso es verdad solamente en términos de valor nominal (que no tienen mucha relevancia con una inflación de más de 100% anual) ya que si se actualiza por inflación el dólar blue que dejó la salida de Martín Guzmán, llega a 520 pesos y el de octubre de 2020, a 632 pesos.
Con el campo de la Pampa Húmeda penando por la sequía, no resultaría razonable esperar que las exportaciones aporten la cantidad de dólares necesaria. Eso llevó al ministro de Economía a golpear las puertas del prestamista de última instancia de todos los Gobiernos nacionales, el FMI.
En esas gestiones anda el jefe de asesores de Massa, Leonardo Macdur, y según dejaron trascender desde Economía, estaría todo abrochado para que el Fondo haga la vista gorda frente a los inexorables incumplimientos del primer trimestre en materia de acumulación de reservas y de reducción del déficit fiscal.
Además se busca que el organismo anticipe desembolsos previstos para este año, lo que sumado a créditos de otros organismos multilaterales le valdría a la economía Argentina una inyección de 10 mil millones de dólares frescos.
El objetivo de máxima de la gestión Massa ya no pasa por bajar la inflación y estabilizarla en tres puntos mensuales, se redujo a llegar a fin de año sin una mega devaluación, ni una hiperinflación, ni una paralización de la actividad.
Si todo le sale bien, dispondrá de 10 mil millones de dólares para solventar su plan, podría parecer suficiente, pero a Macri no le bastaron 45 mil millones en 2019.
La dolarización y sus implicancias
Los popes del establishment empresarial vernáculo se reunieron en el exclusivo hotel Llao Llao en Bariloche y en ese inhóspito lugar realizaron un foro al que invitaron a los presidenciables para escuchar sus propuestas. Los candidatos opositores respondieron en tropel a la convocatoria y el que más ruido hizo (cuándo no) fue Javier Milei.
Frente a un auditorio que esperaba escuchar propuestas reales antes que slogans de campaña, el libertario insistió con sus planes de cerrar el Banco Central, eliminar al peso y reemplazarlo por el dólar.
Que hablara de esas propuestas en ese foro hizo que muchos analistas que tomaban los dichos de Milei como bravuconadas de campaña, pensaran que efectivamente este hombre piensa llevar a cabo tan extremas propuestas como la dolarización y la eliminación del BCRA.
En bloque casi compacto, economistas de toda laya y color salieron a explicar que una dolarización en un país carente de dólares resultaría una empresa cuanto menos descabellada.
Economistas que militan la más estricta ortodoxia liberal, como Carlos Melconian, Hernán Lacunza o Alfonso Prat Gay salieron a cuestionar una posible dolarización.
Economistas que militan la más estricta ortodoxia liberal, como Carlos Melconian, Hernán Lacunza o Alfonso Prat Gay salieron a cuestionar una posible dolarización.
Ocurre que Argentina tiene un monto pequeño de dólares en sus reservas y uno verdaderamente grande de pesos en circulación y otro monto también enorme de pesos en depósitos bancarios.
“El que hoy dice que vamos a dolarizar y que van a eliminar el Banco Central no explica qué va a pasar con todos los pesos que pierden por completo su valor. Son 17 billones de pesos en circulación. Si tenés cero reservas, cualquier número dividido por cero, ya se sabe cuánto da”, apuntó Prat Gay, quien fuera el primer ministro de Hacienda de Mauricio Macri.
Si todo lo que está en pesos debiera convertirse a dólares, el resultado sería un tipo de cambio de conversión que los informes técnicos de consultoras privadas que circularon en los últimos días ubican entre los 4.000 y 9.500 pesos por dólar, dependiendo de aspectos técnicos.
Es decir que si efectivamente se practicara una dolarización con los pesos y los dólares que hay disponibles actualmente, una persona que gane un sueldo de 200 mil pesos pasará a percibir entre 21 y 50 dólares, en tanto que los precios –producto de la apertura comercial que impulsa el propio Milei- se actualizarían a valores internacionales.
El resultado sería un país con precios de Europa o Estados Unidos y sueldos de Burkina Faso.
Desde la vereda libertaria sugieren que sería un error calcular la tasa de conversión de acuerdo a la relación actual de pesos y dólares porque si su candidato ganara las elecciones, se generaría una ola de confianza de tal magnitud que llegaría una horda de inversores desesperados por dejar sus dólares en el país.
Es decir que la ola de inversiones que no supo llegar con Macri en 2016, ni en el primer ni en el segundo semestre, llegaría el año que viene con el león libertario.
Quienes no se toman muy en serio los dichos de Milei interpretan la dolarización como una estrategia de campaña antes que como una propuesta real.
Con su prédica a favor de la eliminación del peso el libertario logró sembrar en buena parte de la población la ilusión de “ganar en dólares” y nadie parece dispuesto a detenerse a pensar que ganar muy pocos dólares puede ser peor que ganar muchos pesos, aunque una moneda sea más fuerte que la otra.
Otro efecto que consigue el libertario agitando la bandera de la dolarización es desestabilizar un poco más a la enclenque economía nacional. El candidato de ultraderecha sabe que sus posibilidades electorales aumentan en proporción directa a la expansión de la crisis económica.
No son pocos los que anticipan una feroz corrida contra el peso en caso de que Milei llegara al tramo final de la campaña con posibilidades reales de ganar las elecciones y una más segura si obtuviera resultados favorables en las PASO.
No hace falta ser un genio de la macroeconomía para anticipar qué pasaría con el peso si se perfilara como próximo presidente un candidato que propone sacarlo de circulación. Lo esperable es que todos los que tuvieran algunos pesos en la mano salieran a cambiarlos por dólares para anticiparse a un tipo de cambio de conversión de más de 4.000 pesos.
La dolarización de Milei podría convertirse en una profecía autocumplida para pesar de todos los argentinos.
Polo de inversiones
La lluvia de inversiones que nunca llegó a la Argentina sí está llegando y con cada vez mayor intensidad a Misiones. Solo esta semana se presentaron formalmente dos proyectos de inversión, ambos millonarios en dólares.
La multinacional argentina Arcor anunció formalmente la ampliación de su fábrica papelera en Capioví (ex Papel Misionero) que comenzará a producir papel kraft, lo que implicará un incremento en la demanda de subproductos de la industria forestal que utiliza como materia prima.
La tradicional empresa de la familia Pagani además se mostró interesada en invertir en los bonos verdes misioneros y en utilizar parte de la producción de cannabis medicinal que elabora la Biofábrica como insumo para su industria alimenticia.
Al día siguiente, el grupo empresario Benicio se reunió con autoridades del ministerio del Agro para avanzar en un proyecto de inversión para generar energía a partir de biomasa (también subproducto de la industria forestal) en Oberá. Prevén desembolsar 40 millones de dólares y absorber unas 300 mil toneladas de biomasa que hoy no tiene destino comercial.
Hace pocas semanas se inauguró la planta industrial de la empresa Macoma Environmental Technologies que se vale de nanotecnología para elaborar pinturas con propiedades muy especiales, como la refracción de calor y la esterilización de ambientes a través de la fotocatálisis.
La última novedad llegó el viernes con la presentación de la línea de los productos que la empresa Agro Sustentable fabrica en su planta ubicada en el Parque Industrial de Posadas. Se trata de una línea de insumos para el agro elaborados exclusivamente en base a elementos naturales, como hongos, bacterias y proteínas.
Desde mediados del año pasado producen biofertilizantes que son totalmente inocuos para la salud humana y para el medioambiente que ya fueron probados con éxito en las chacras misioneras, en algunos casos con rendimientos que superan en más de 30% a los obtenidos con productos químicos tradicionales que traen efectos nocivos para el suelo, el medioambiente y la salud de los productores.
Pero el producto más revolucionario que elabora esta empresa todavía no fue lanzado al mercado, se trata de un bioherbicida que está en su etapa final de desarrollo.
el producto más revolucionario que elabora esta empresa todavía no fue lanzado al mercado, se trata de un bioherbicida que está en su etapa final de desarrollo.
Se trata de un producto absolutamente natural que ofrecerá una alternativa amigable para el medio ambiente al tan cuestionado como mundialmente utilizado glifosato.
“Misiones tiene nuevos pioneros disruptivos del agro”, destacó Rovira en el Parque Industrial, junto al gobernador Oscar Herrera Ahuad, y a los candidatos Hugo Passalacqua y Lucas Romero Spinelli. Sobre el bioherbicida y, dijo que “estamos en condiciones en un corto tiempo de trasladarlo a todos los productos de la tierra colorada. Además de aumentar exponencialmente la producción en las chacras”.
“Tenemos el valor, el principal recurso: el conocimiento. El poder, la esperanza y el futuro están en el conocimiento. Esta es la forma. Misiones se va a desarrollar sin pedirle prestado a nadie”, puntualizó.
Rovira dijo no tener dudas que “esta startup va a ser un unicornio”, al tiempo que destacó la validez que le da la certificación por Decreto del Gobernador (con aval de los ministerios de Ecología, Salud y Agro) de estos productos, lo que permite abrir “enormes expectativas”.
Las inversiones mencionadas se suman a una larga lista que incluye hoteles de alta gama, locales de franquicias nacionales e internacionales como el Hard Rock que construirá en Iguazú su local más grande de Sudamérica, las 20 empresas que ya se radicaron en el Silicon Misiones, los comercios gastronómicos que se levantaron en la Costanera de Posadas y en el balneario Costa Sur, por no hablar de los cientos de edificios que se están construyendo en las principales ciudades de la provincia.
El capital privado está encontrando en Misiones una isla de previsibilidad en el mar de incertidumbre en el que se convirtió la economía nacional.
El capital privado está encontrando en Misiones una isla de previsibilidad en el mar de incertidumbre en el que se convirtió la economía nacional.
Con una política fiscal ordenada, números claros, inversión constante en infraestructura y políticas de largo plazo que trascienden gestiones, Misiones consigue ofrecer a los inversores un horizonte de certidumbre que no está presente en otras provincias.
Incluso empresa correntina yerbatera, tealera y forestal Las Marías, se acercó a la Tierra Colorada para utilizar el puerto de Posadas, ante la ausencia de una estructura similar en su provincia de origen.
Otro factor que diferencia a Misiones es que la fuerza política que lo gobierna hace 20 años, el Frente Renovador, consiguió desarrollar un modelo de Estado presente para brindar servicios de calidad para todos y contención social para quienes lo necesitan, sin caer en posicionamientos antiempresa propios del socialismo de café.
El Gobierno de Misiones tiene claro el rol del Estado y no pretende renunciar a él, pero también entiende la importancia de propiciar el crecimiento de un sector privado que genere riqueza y empleo.
Eso llevó a Misiones a ser la provincia del Norte argentino con mayor participación del sector privado en su mercado laboral total.
Por eso empresas como Agro Sustentable o Macoma, que nacieron respectivamente en Buenos Aires y en Estados Unidos pero ambas vinieron a invertir a la Tierra Colorada, reconocen el rol vital que tuvo el Gobierno provincial para que decidieran instalarse en la provincia.
Sin grieta
El conductor de la Renovación, Carlos Rovira, también se refirió al panorama político durante la presentación de Agro Sustentable. “En nuestra provincia no hay grietas. Por eso Misiones es ejemplo, y no tengo dudas que así como pasan muchos silenciosamente a ver el modelo, le está sirviendo ya a una identificación con una necesidad de paz nacional, que la tenemos también los misioneros. La vamos a exportar con todo gusto. Este es un modelo trasplantable, porque está basado en lo humano en toda su integridad, en su salud y en su inteligencia”, sentenció Rovira.
A dos semanas de las elecciones, el presidente de la Legislatura cuestionó que “las confusiones las generan nuestros adversarios políticos que dicen que la salvación está en el liberalismo, ‘liberemos todo, liberemos la economía’ dicen, y eso ya pasó, ya lo conoció la gente”.
Recordó que “hace pocos días se realizó uno de tantos foros en el sur, y lo que reclamaban a todos los partidos nacionales, los grandes y medianos jugadores de la economía, es que dejen de pelear. Es inconcebible. Nunca se vio en este país estar tan próximo a una elección nacional y todos los espacios nacionales están sumidos en guerras fratricidas que no le interesan para nada a la gente”.
“Misiones, con la renovación, no le significó un segundo de distracción al resto de la ciudadanía, porque mucho tiempo antes se empezó con esta tarea de ordenar, armar equipos, y no hay otra cosa que entendimiento y diálogo”, diferenció y agregó: “Acá estamos los principales actores de la nueva oferta electoral para la provincia, y hay muchos integrantes que pertenecen al sector privado, y esta es la nueva distinción que no hace distingo entre el sector público o sector privado. Hay una sola empresa que es la felicidad del pueblo y ahí caben todos”.
Contando los porotos
Entrando a las últimas dos semanas de campaña de cara a los provinciales del 7M, resulta imposible no notar la diferencia de entusiasmo entre los candidatos y adherentes de los distintos espacios.
Del lado de la Renovación se nota una actividad plena, especialmente por parte de los jóvenes que se presentan por primera vez como candidatos. La irrupción de esta nueva camada de dirigentes provocó una vigorosa revitalización del movimiento que demuestra una presencia notoria en las ciudades grandes, en los pueblos y hasta la última picada.
En la vereda de enfrente prima la desazón no solo frente a encuestas que les resultan esquivas sino, principalmente, ante a la apatía que muestra la gente cada vez que se cruza con algún candidato que viene a hablarles en tono de grieta.
Muchos militantes del radicalismo y del PRO reconocen abiertamente que tiraron la toalla en las provinciales y cifran sus expectativas en las nacionales. Apuestan a que sus candidatos a presidente generen la atracción que ellos no pueden lograr.
Vacíos de propuestas, distantes de la población, apelan como única estrategia a poner fotos engañosas en las redes sociales y dejar el boleto en el cuarto oscuro buscando encontrar el apoyo de algunos ciudadanos distraídos y confundidos por la conflictividad nacional de la grieta y el malhumor de la economía.
Incluso los opositores prevén que se repita un resultado arrollador favorable a la renovación.
En mayo se vota por los gobernantes de Misiones que nada tienen que ver con la grieta o con la economía nacional, algo que desde la oposición parecen desconocer. En agosto y octubre recién se votará para resolver los conflictos nacionales.
En Posadas se conocieron cuatro encuestas esta semana y todas coinciden en que cinco sublemas renovadores encabezan la intención de voto. Recién en el sexto lugar aparece uno de Juntos por el Cambio. En Oberá se registra una tendencia similar con tres renovadores disputándose la intendencia cabeza a cabeza: Hassan, Olson y Madorrán.
Lo que muestran los números es que los misioneros le dieron la espalda a Juntos por el Cambio, hartos de la provincialización de una interna nacional agotadora. Los guarismos también anticipan que muchos de los votos que en años anteriores fueron a Juntos ahora irán con los libertarios. La opción de Martín Arjol no seduce y crece la desilusión.