Análisis semanal: Misiones y una política de Estado del lado de los productores

En una semana perfecta para la producción yerbatera se logró un laudo histórico y abrió sus puertas un megamolino que desconcentrará la industria y dará a al sector primario una mayor participación en las ganancias. Además se anunció el esperado dólar agro que incluirá a exportaciones misioneras. Detrás de todas estas novedades está un Gobierno provincial que cumple 20 años del lado del productor.

La coherencia no es un valor que abunde en la política nacional, pero en Misiones la realidad en muy distinta y eso se nota. No se trata aquí de hacer consideraciones en el plano de la ética sino en el de la más estricta praxis.

Porque más allá de las sospechas y reproches que pudieran generar los gobiernos y las fuerzas políticas que andan por la vida cambiando opiniones de acuerdo a la dirección en la que soplan los vientos, la coherencia es un valor indispensable para llevar adelante una gestión a lo largo de los años. Para desarrollar políticas de Estado que trasciendan administraciones y nombres propios es necesario sostener las ideas centrales.

Ya cuando se conformó como alternativa de gobierno, el Frente Renovador propuso cambios muy profundos en distintas áreas y los mismos conceptos con los que comenzó a gobernar la provincia hace dos décadas, siguen presentes en las acciones de hoy.

En materia de políticas agropecuarias, Misiones venía de un gobierno encabezado por un industrial yerbatero, Ramón Puerta, que hizo todo lo posible por beneficiar al sector que integraba, en detrimento de los productores. El resultado fue un proceso de pérdida de rentabilidad del sector primario, concentración del negocio, abandono de chacras y finalmente, protestas de colonos desesperados.

La renovación asumió el Gobierno provincial con una visión exactamente opuesta. Sus representantes se pusieron del lado del sector primario en cada concertación de precios que se realizó en los últimos veinte años, pero también entendieron que con eso no bastaba, también había que incrementar la participación de los productores en el reparto de la torta y velar por la rentabilidad del negocio para que todos terminaran ganando: los trabajadores rurales, los productores, los industriales y los exportadores.

“Nuestro desafío es lograr que los productores se apropien de una parte de la renta que genera la industrialización y la comercialización de sus productos”, repetía como un mantra allá por 2003 el por entonces gobernador Carlos Rovira.

Dos décadas después, el miércoles último para ser más precisos, se inauguraba en Andresito un enorme molino con depósitos preparados para estacionamiento acelerado que fue financiado por el Gobierno provincial y estará manejado por y al servicio de cooperativas de productores.

Aquel concepto que repetía Rovira hace 20 años se volvió realidad concreta no solamente en el flamante molino de Andresito sino también en secaderos y tipificadoras de té desparramadas en toda la provincia, mercados concentradores que conectan a los horticultores con los consumidores, secaderos y molinos de yerba y otras estructuras físicas y financieras montadas por el Gobierno provincial  para darle a los pequeños productores una porción mayor de las ganancias que genera todo lo que sale de sus chacras.

Ese mismo espíritu llevó al gobernador Oscar Herrera Ahuad a Buenos Aires, a gestionar frente a las autoridades nacionales un laudo de la yerba mate que resultara favorable para el sector primario.

Y vaya si lo consiguió, en tiempo récord la secretaría de Agricultura de la Nación estableció precios oficiales prácticamente idénticos a los que propusieron los productores en la mesa de concertación del INYM (aunque habrá un camino de tres etapas para llegar a ellos) y muy lejanos a la postura que llevó la industria, que propuso sostener durante los próximos semestre los mismos valores vigentes desde hace seis meses, como si estuviéramos en un país sin inflación.

Pero si algo han demostrado estos últimos 20 años es que para garantizar la rentabilidad de los productores no basta con un precio oficial conveniente. Porque si las condiciones de mercado lo permiten, a la molinería siempre le quedará la opción de no pagarlos, como ha ocurrido muchas veces.

Para impedir que se dieran las condiciones propicias para el incumplimiento de precios, el INYM y el Gobierno provincial avanzaron ya en 2021 con la resolución 170 que limita las nuevas plantaciones, herramienta de regulación necesaria para evitar una sobreoferta de materia prima.

Y la puesta en funcionamiento del molino de Andresito también apunta a mejorar las condiciones de negociación de los productores frente a los molineros porque reducirá el alto nivel de concentración que hay en ese eslabón de la cadena yerbatera.

En su primera etapa, el establecimiento inaugurado la semana pasada podrá procesar 25 millones de kilos de canchada y se prevé duplicar su capacidad en un plazo de dos años. Es decir que tiene la posibilidad de absorber alrededor del 10% de la producción total de canchada y la posibilidad de duplicar ese porcentaje en 2025.

Con el molino de Andresito aparece un nuevo jugador grande en el eslabón de la molinería, pero con la particularidad de que uno de sus objetivos centrales será garantizar el pago de un precio justo a los productores, compromiso que es esperable que cumpla con esmero porque estará administrado por productores.

La presencia de una cooperativa con capacidad de salir a comprar 25 o 50 millones de kilos de canchada pagando los precios que corresponden hará mucho más difícil a las demás industrias pagar por debajo de ese valor. Actuará como testigo de mercado y ese es uno de los efectos a los que apunta el Gobierno provincial.

En definitiva se trata de una estrategia de tres ejes para garantizar la rentabilidad del pequeño productor yerbatero: precios justos, mantener cierto equilibrio entre la oferta y demanda de materia prima y propiciar la participación de cooperativas de productores en el eslabón industrial.

El nuevo molino tendrá además un rol importante en la defensa de la calidad del producto yerba mate, porque se abastecerá exclusivamente con materia prima producida en Misiones, donde se respetan estándares internacionales en materia de uso de agroquímicos, libre de trabajo infantil y empleo en negro, modalidad que quedó desterrada del sector yerbatero a partir de la aplicación del convenio de corresponsabilidad gremial.

El dato no es menor tomando en cuenta que en los últimos cuatro años viene creciendo la importación de yerba canchada de Brasil y Paraguay, en la que se encontraron residuos de metales pesados en concentraciones consideradas peligrosas para la salud, lo que indica un uso excesivo de agroquímicos.

 

Dólar agro

En la misma semana en la que se comunicó un laudo  considerado histórico por representantes de la producción y se inauguró el molino de Andresito, el Gobierno nacional anticipó la entrada en vigencia de un nuevo dólar diferencial para la exportación, pero que esta vez no beneficiará solamente a los sojeros sino que alcanzará a otras producciones.

Desde el año pasado, cuando el Gobierno nacional comenzó a analizar la posibilidad de otorgar un dólar más alto que el oficial para incentivar las exportaciones, el Gobierno de Misiones viene insistiendo para que los productos que componen su oferta exportadora estuvieran incluidos.

Después de mucho presionar, el lobby misionero tuvo efecto y entre los productos incluidos en el nuevo dólar agro, cuya letra chica se conocerá el lunes, estarán la yerba mate, el té, el tabaco y la madera.

 

Bolsa de gatos

La política nacional sigue dando vergüenza. El ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni fue a dar muestras de virilidad a una manifestación de choferes de colectivos que estaban indignados por el reciente asesinato de uno de sus compañeros y se llevó una paliza televisada en vivo.

Cuando todavía tenía un pómulo sangrando por la golpiza que recibió, señaló a Patricia Bullrich como instigadora del bochornoso episodio, más tarde el gobernador bonaerense Axel Kicillof repitió la misma tesis. La única prueba que aportaron ambos fue un tuit publicado unas dos semanas antes por Bullrich, en el que se la veía visitando una empresa de colectivos y hacía referencias a la inseguridad en esa actividad.

Curiosamente ninguno de los dos fue a la justicia a pesar de contar con tan contundente prueba para respaldar tamaña denuncia.

Ni Alberto, ni ninguno de su entorno salió a respaldar a Berni y a Kicillof, incluso el ministro de Seguridad de la Nación, Anibal Fernández (el último vocero albertista), se dio el lujo de desestimar que “La Piba” tuviera algo que ver con el asunto.

Es que el albertismo y el kirchnerismo ya no se ponen de acuerdo ni para buscarle roña a la oposición. El peronismo atraviesa su momento de mayor incertidumbre, no hay acuerdo ni en el plan de gobierno ni en la estrategia electoral.

Alberto no se habla con su vice ni con la mitad de su gabinete. No se habla con su ministro del Interior Eduardo “Wado” De Pedro, que va a cumplir dos años de inactividad en su función de oficiar de nexo entre los gobernadores y la Nación.

Se pelean por las candidaturas para una elección que los encontrará con chances remotas de mantenerse en poder. El kirchnerismo no lo quiere ver ni en figuritas a Alberto, pero tampoco tiene un candidato potable, entonces se limitan a tirar piedras a todos los que pasan.

Se lo reprochó Aníbal Fernández: “el Presidente no tendría que presentarse como candidato. Tendría que ser ‘el candidato’, sin problemas. Y todos los que no trabajaron nunca o se la pasaron tirando piedras desde la otra vereda, como el ‘Cuervo’ (Larroque) o ‘Wado’ (De Pedro), tendrían que haber acompañado”, dijo en declaraciones radiales.

Con la dirigencia nacional malgastando tiempo y energía en esas cuestiones, crece la incertidumbre en torno a la economía. El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central indicó que los analistas y empresarios esperan una inflación de 110% para 2023, una caída de 2,7% del PIB y desempleo en crecimiento.

En la vereda de enfrente también se tiran con lo que tienen a mano.

El “renunciamiento” de Macri no sirvió para aquietar las aguas, por el contrario, atizó las ambiciones de los precandidatos que quedaron en carrera.

Patricia Bullrich se planta en el discurso de barricada con la intención de capitalizar en genuino descontento con el Gobierno nacional y si puede colaborar a la debacle de la economía con alguna declaración incendiaria, no lo duda, dispara.

Al que no le sentó nada bien la salida de Macri de la carrera presidencial fue al principal rival de Bullrich en la interna amarilla, Horacio Rodríguez Larreta, porque el expresidente y quien fuera su ministra de Seguridad se dividían los votos más derechosos del PRO que ahora quedaron todos en manos de “La Piba”.

Otra vez resignados a la comodidad del vagón de cola aparecen los radicales.

Lejos de las convicciones de Raúl Alfonsín que alguna vez dijo que si el electorado argentino se volcara a la derecha el radicalismo debería prepararse para perder elecciones, quienes hoy conducen los destinos del centenario partido no tienen mayores preferencias ideológicas, solo quieren estar con el que gane y participar del reparto de cargos.

El presidente de la UCR, Gerardo Morales, ya cerró alianza para secundar a Rodríguez Larreta y pretende impulsar a Martín Lousteau en Capital, Bullrich también tiene sus segundones radicales: el mendocino Alfredo Cornejo y el correntino Gustavo Valdés.

El único radical que parece revelarse contra este destino de partenaire del PRO al que se resignan sus correligionarios es el neurocientífico Facundo Manes. “Si Cambiemos sigue girando en base a la interna del PRO, vamos a tener un problema en la elección porque se está corriendo muy a la derecha la coalición. Un sector le está haciendo más mimos a los sectores libertarios, con los que yo no coincido porque proponen un país de fantasía, que a sectores defraudados del peronismo que nos podrían votar para un gobierno de más unidad nacional, que es como se sale de este lío”, enfatizó.

 

A la misionera

El clima político en la provincia es totalmente distinto al nacional. A cargo del Gobierno hay un modelo político ordenado que aporta un horizonte de certidumbre al sector privado y a los ciudadanos de a pie.

La previsibilidad que brinda la renovación le permite unas elecciones en absoluta calma, con los candidatos ofreciendo propuestas en un clima de convivencia. También ya están en carrera los postulantes a las elecciones de octubre, para diputados y senadores nacionales.

Los sondeos de opinión revelan que los misioneros valoran este clima que contrasta con las peleas constantes de “la grieta” nacional. Una reciente encuesta cualitativa arrojó que el 90,6% de los ciudadanos de la provincia está en contra de la grieta y valora el clima de convivencia social que se vive en la provincia.

Esta valoración de la paz social está sustentada en un buen momento de la economía que vuelve infructuosa cualquier apelación a un “voto bronca” a la que puedan recurrir desde una oposición que se apropia de las estrategias de campaña que aplican las cúpulas nacionales de sus partidos, pero que en Misiones no consiguen resultados porque  el gobierno provincial no genera descontento en ningún sector de la sociedad.

El auge del comercio impulsado por la frontera, el turismo viviendo una temporada alta prácticamente todo el año y el movimiento económico en crecimiento en la mayoría de las actividades terminan siendo los principales argumentos de campaña a favor del oficialismo.

La seguidilla de concreciones muy palpables, como la recuperación del Puerto de Posadas, la instalación de nuevas empresas en el Parque Industrial, la apertura del Molino yerbatero de Andresito, la inauguración del primero de los edificios del Silicon y una multitud de obras más pequeñas que mejoran la calidad de vida de cientos de miles de misioneros hace que la provincia sea un territorio muy resistente a la ola de negatividad que llega desde el centro del país y que la oposición pretende instalar en la Tierra Colorada para ganar algunos votos.

Juntos por el Cambio de Misiones sigue expulsando dirigentes y militantes que se alejan por las internas sin fin. Muchos radicales ya pegaron el portazo y siguen sus pasos algunos referentes del PRO que no se sienten representados por la campaña de Martín Arjol y los seduce más el movimiento libertario.

El temor de los dirigentes de base y armadores es que las peleas continúen después del 7 de mayo y se potenciarán para las PASO y las generales de octubre. Que los perdedores de las PASO no trabajen para el candidato ganador y se produzca un debilitamiento general de esa fuerza.

Además Juntos por el Cambio no hace campaña ni ofrece propuestas claras para los electores. Los dirigentes, especialmente en el interior, donde los candidatos de pretendida proyección provincial brillan por su ausencia, perciben un abandono total de la campaña, sienten que sus candidatos tiraron la toalla antes de subirse al ring. La intención pareciera ser, solamente, dejar la boleta en el cuarto oscuro y llevarse el voto gratis de la gente.

 

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