Ubicado en el Parque Teyú Cuaré en San Ignacio, a pocos kilómetros de la Ruta 12, siguiendo un camino terrado de fácil acceso, se yerguen las ruinas de una edificación conectadas con el nazismo.
Una investigación por parte del Centro de Arqueología Urbana (CAU) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) divulgada en 2015 confirmó que la estructura tiene conexión con el nazismo pero con una importante salvedad respecto a la presencia de un alto mando del Partido.
Lo que se sabe es que dicha casa estaba compuesta por tres inmensas edificaciones que se levantan en medio de la espesura en lo que ahora es el parque Teyú Cuaré, cerca de la frontera con Paraguay.
Y sus gruesos muros de piedra –de hasta tres metros de espesor– tampoco son el vestigio de una vieja misión jesuita remodelada para acoger al hombre de confianza del Führer, como se afirmaba en los letreros con los que el parque intenta explicar la incongruente edificación.
Pero los investigadores de la UBA, sin embargo, sí creen que los muros fueron levantados por orden de Alemania para servir de escondite a la jerarquía nazi en caso de una eventual derrota en la Segunda Guerra Mundial.
Los arqueólogos señalaron que las mismas características del complejo, ubicado en una zona prácticamente inaccesible en aquella época, también parecen confirmar que su propósito era proteger y ocultar.
No eran dos casas, como se pensaba, sino que resultaron tres edificios bastante complejos: uno es una vivienda para pocas personas, el otro es un depósito muy grande y muy complejo, y el tercero, que está arriba de una especie de cerro, una estructura defensiva que no es para vivir, sino para controlar todo el territorio.
«Y también hay algunos papeles, sobre los que estamos trabajando, que indican que ya en 1941, el servicio secreto alemán ya estaba preparando refugios en sitios secretos e inaccesibles, por si la guerra se llegaba a dar vuelta», explicó el director del CAU, Daniel Schávelzon en diálogo con la BBC.
A mediados de la década de 1940 la selva misionera ciertamente cumplía con esas características.
Y luego de la derrota de la Alemania nazi varios importantes miembros del gabinete de Hitler –aunque no Bormann, quien se suicidó en Berlín hacia el final de la guerra– decidieron buscar escondite en Argentina.
Aunque no necesitaron esconderse en una remota zona selvática a pocos minutos de la frontera con Paraguay, pues fueron bien recibidos por el gobierno de Juan Domingo Perón.
Adolf Eichmann, por ejemplo, el oficial de la SS que supervisó el holocausto, vivió tranquilamente en un suburbio de Buenos Aires durante años, hasta su captura por agentes de Israel.
Cómo llegar.
¿Qué alemán está detrás del origen del refugio?
El descubrimiento de posibles conexiones entre las estructuras de piedra en el Parque Provincial Teyú Cuaré en la localidad misionera de San Ignacio, Argentina y el nazismo, ha llevado a la atención sobre la figura de Bruno Fricke. Originario de Berlín, llegó a Sudamérica en la década de 1920 para difundir la ideología nacionalsocialista.
Fue testigo de los cambios políticos y sociales que surgieron tras la Primera Guerra Mundial y participó en la organización de los Freikorps, grupos de excombatientes que se definían como antisemitas y descontrolados.
La posible conexión de Fricke con las estructuras de piedra estudiadas por los arqueólogos Schávelzon e Igareta se debe a su presencia en la zona y su supuesta participación en proyectos de construcción.