Amelia Báez, sobreviviente de la dictadura en Misiones, relató cómo se vivió el terror destacando el papel de la democracia en la reparación y memoria. Además, Báez enfatizó la importancia de la educación en la prevención del autoritarismo.
En el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, establecido en 2002 por la ley nacional 25.633, se recuerda a las víctimas del proceso iniciado en 1976. Amelia Báez fue militante en la Unión de Estudiantes Secundarios y luego sobreviviente de la última dictadura militar en la provincia de Misiones.
La licenciada en Trabajo Social contó que la militancia en la década del 70 fue «maravillosa» y de «amplia participación política estudiantil». A pesar de cometer errores, aseguró que «nadie va a decir que no dejamos de hacer, que salimos a construir ese mundo» igualitario y con derechos humanos garantizados.
La sobreviviente recordó la importancia de mantener en alto la memoria en disputa cotidiana contra la impunidad y el olvido: «Los pueblos que se olvidan no garantizan ni me traicionan», sostuvo.
La misionera destacó el papel de las «mujeres aguerridas» que tomaron la plaza 9 de julio en Posadas para denunciar y resistir contra la dictadura sangrienta. También mencionó la señalización de sitios de la memoria en la provincia de Misiones y la reconstrucción de la memoria a través de libros y documentos históricos.
Una de las historias llamativas es la de la hostería Jópez en el Parque Nacional Iguazú, donde ocurrieron violaciones a los derechos humanos. Amelia hizo hincapié en lo fundamental que resultó la investigación científica y el trabajo de una guardaparques para la reconstrucción de la memoria en este sitio.
Para concluir, la licenciada Báez agradeció a la prensa por la oportunidad de contar su historia y mantener viva la memoria de lo ocurrido en Misiones durante la dictadura, así como la labor de un Estado democrático y reparador que lleva a juicio a los responsables de aquellos crímenes.
