Buenos Aires | Ex alumnos denunciaron penalmente a las autoridades de un colegio religoso por abuso sexual: habrían al menos 40 víctimas más

El ex rector del establecimiento fue señalado como “partícipe necesario” y la Justicia allanó las sedes. Más de 40 víctimas aseguran haber sido abusadas por el religioso César Fretes, que murió en 2015.

En julio de 2022, dos ex alumnos del Colegio del Salvador denunciaron públicamente los abusos que habían sufrido en 2002 por parte de César Fretes, tutor del establecimiento. Tras esas declaraciones en medios de comunicación, se sumaron otras víctimas y en la actualidad son más de 40 las personas que aseguran haber sido abusadas por el religioso, que murió en 2015.

El caso llevó a unas diez ex estudiantes a denunciar penalmente contra las autoridades del Colegio del Salvador y la Compañía de Jesús, por considerarlos partícipes necesarios de los delitos de abuso sexual, corrupción de menores y encubrimiento agravado.

Este viernes se llevó a cabo el allanamiento del colegio de los jesuitas en la ex rector de la institución en el periodo denunciado, y a su vice, Miguel) con el objetivo del secuestro de documentación vinculada al caso, en el que intervienen Alfredo Godoy, a cargo del Juzgado en lo Criminal y Correccional N°59 y el fi scal Santiago Vismara.

De esta manera, los abogados Pablo y César Mayer denunciaron a Rafael Velasco, exrector de la institución en el periodo denunciado, y a su vice, Ricardo Moscato, entre otras autoridades.

Abuso sexual en un colegio religioso

“A lo largo de sus años como tutor, así como acompañante en retiros espirituales y campamentos, Fretes abusó sexualmente de al menos 42 alumnos de la institución, que –para la época de los acontecimientos- tenían entre 10 y 12 años”, indica la denuncia a la que tuvo acceso Infobae.

Pablo Mayer explicó que “entre el 2000 y 2003, Fretes era el tutor de los alumnos de sexto grado. Había sido designado para que los estudiantes se adapten al nuevo paso escolar: el secundario”.

“Lo curioso es que, en 1999, Velasco ya había recibido denuncias de los padres de tres alumnos abusados. De haber hecho algo al respecto, se habrían evitado más de 40 abusados”, consideró el abogado en diálogo con este medio.

Y siguió: “Por el contrario, el rector y su vice permitieron que Fretes retirara los alumnos del salón de clases para llevarlos a su despacho, que tenía las puertas vidriadas tapadas con cartulinas. ¿Nunca les llamó la atención ese detalle?”. “Creemos que sin su colaboración esto no hubiera ocurrido”, sentenció.

Los abogados también les achacan haber “autorizado expresamente la participación de Fretes como tutor y acompañante de los alumnos en campamentos y los retiros espirituales del Colegio”. De acuerdo a la acusación, Fretes lograba “introducirse en las carpas de los alumnos cuando dormían, con el propósito de abusar sexualmente de ellos”.

Al mismo tiempo, la presentación judicial puntualiza que la oficina del religioso “estaba en un lugar estratégico, al final del pasillo del tercer piso, de modo que sólo pasaba por el lugar quien fuera a dicha oficina, de lo contrario no servía de paso a otro lado. A su vez, en ese mismo pasillo estaban ubicadas las tres aulas de sexto grado, sólo esas”.

“Es importante destacar que, para que pudiera retirar alumnos del aula durante las horas de clase de otros docentes, ocasiones en las cuales llevó adelante sus abusos, necesariamente contó con el conocimiento y la autorización expresa de Velasco y Moscato, o cuanto menos con su tolerancia reiterada”, remarcaron.

El comunicado

Desde la Compañía de Jesús emitieron un comunicado en el que se informa que prestaron “toda su colaboración para que los oficiales intervinientes pudiesen desarrollar el procedimiento a fin de que se puedan aclarar los hechos bajo investigación”.

Y siguieron explicando que “a pesar de la sorpresiva medida”, este lunes “la Compañía de Jesús hizo llegar de modo espontáneo al Juzgado mayor información que la existente en las sedes educativas, ya que la misma se encontraba en la Sede Curial donde no se dispuso allanar”.

Por último, en el texto se recordó que Fretes “no era más religioso de la Compañía por haberlo dimitido mediante el decreto del 20 de junio de 2007″, y que se le notificó dos días después. También detallaron que “fue separado de inmediato de sus funciones en el Colegio del Salvador al conocerse la primera denuncia hacia finales del año 2003″.

“Nos dejaron conviviendo con nuestro dolor en silencio”

Tras los allanamientos, Gonzalo Elizondo, una de las víctimas de Fretes, escribió una carta, titulada “Qué nos deja el allanamiento al Colegio del Salvador”, en la que cuestionó la actitud de las autoridades del Colegio donde ocurrieron los abusos.

Elizondo cree que “hay información que no están aportando a la Justicia”. Al mismo tiempo, señala que el religioso no fue expulsado, sino que “renunció libremente” y que el colegio “lo ayudó económicamente durante meses hasta poder “reinsertarse” en la sociedad”.

También asegura que los responsables del establecimiento “no solo no lo denunciaron ni lo investigaron ni lo expulsaron, sino que le dieron apoyo económico para rehacer su vida, mientras nos dejaron a las víctimas conviviendo con nuestro dolor en silencio”.

La carta completa:

El viernes pasado la justicia realizó un allanamiento en simultáneo del Colegio del Salvador (CABA) y del Centro Loyola (Colegio Máximo, de San Miguel). El objetivo era dar con toda la información disponible sobre el jesuita César Fretes, en el marco de la denuncia penal que presentamos recientemente en la justicia. Fretes trabajó en el Colegio del Salvador entre 1995 y 2003, donde abusó sexualmente de más de 40 niños.

La noticia del allanamiento nos dejó mucho para reflexionar. En primer lugar, mostró acciones concretas por parte de la justicia, y la determinación de esclarecer los hechos que denunciamos.

En segundo lugar, reflejó nuevamente las mentiras y manipulaciones por parte del Colegio del Salvador y la Compañía de Jesús. El comunicado que publicó la institución -escrito a las apuradas y sin fecha, luego de que la noticia aparezca en los medios-, da cuenta de esto.

Allí explican que al siguiente día hábil del allanamiento aportaron “mayor información que la existente en las sedes educativas, ya que la misma se encontraba en la Sede Curial donde no se dispuso allanar”. Lo que olvidan decir es que la Sede Curial funciona exactamente en el mismo edificio del Colegio del Salvador. En lugar de aportar directamente la información, pareciera que esperaron a que pase el fin de semana para determinar qué información brindar a la justicia.

Sin ir más lejos, entre la documentación presentada, me llamó la atención la ausencia de mi propia declaración frente al jesuita Álvaro Pacheco, quien en una carta que recibí en diciembre del 2019 me aseguró que “queda registrada tu denuncia”. Ese registro, que guardaría mi nombre de forma confidencial, no aparece. Esto me permite sospechar que todavía hay información que no están aportando a la justicia.

Por otra parte, en dicho comunicado nuevamente mienten al decir que recién en el año 2003 se enteraron de los abusos de Fretes. Varios testimonios -presentes en el expediente- confirmaron que en el Colegio sabían que de estos abusos al menos desde 1998. Sorprende que en medio de un proceso judicial tengan la osadía de mentir descaradamente a la comunidad educativa.

También mienten al decir que “en aquellos años” no tenían la obligación de presentar la denuncia ante la justicia. Desde 1994 la Convención sobre los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes tiene rango constitucional en la Argentina. A su vez, la ley 114 de la Ciudad de Buenos Aires, sancionada en el año 1999, establece en su artículo 39 que “toda persona que tomare conocimiento de la existencia de abuso físico, psíquico, sexual, trato negligente, malos tratos o explotación de niños, niñas y adolescentes debe comunicarlo inmediatamente a los organismos competentes”.

Toda la información presente en el expediente da cuenta que no cumplieron con esta obligación, y que mienten al decir que no estaban “facultados para denunciar”, habiendo tomado conocimiento en dichos años de más de media docena de casos de abuso por parte de Fretes.

Con respecto a la información incorporada luego del allanamiento, algunos aspectos resultan llamativos. En diversos comunicados la Compañía de Jesús afirmaba que Fretes fue trasladado a Mendoza en el año 2003 con la “prohibición de interactuar con menores”. Una especie de “castigo” para impedir que siga “provocando daño”. Lo que se desprende de la documentación es todo lo contrario.

A Fretes se le asigna el nuevo destino y en marzo de 2004 se le agradece por carta “el valioso servicio” que brindó en sus años en el Colegio del Salvador. En cuanto a la “prohibición de interactuar con menores”, no había ningún tipo de control. La displicencia fue total, al punto que la comunidad de Mendoza no había sido informada de los sucesos ocurridos en el Salvador. Fretes se movía con total libertad. En la documentación consta que durante el año 2004 asistió a la Escuela Padre Llorens, del barrio San Martín de Mendoza, así como volvió al Colegio del Salvador “de visita” en ese mismo año sin que nadie haga algo por impedirlo.

Otra de las cosas que nos quisieron hacer creer desde la Compañía de Jesús fue que Fretes fue “expulsado” en el año 2007, luego de una “investigación interna”. En la documentación consta que Fretes presenta “libremente” su renuncia, y que incluso la Compañía de Jesús lo ayudó económicamente durante meses hasta poder “reinsertarse” en la sociedad. Es decir, no solo no lo denunciaron, ni lo investigaron, ni lo expulsaron, sino que le dieron apoyo económico para rehacer su vida, mientras nos dejaron a las víctimas conviviendo con nuestro dolor en silencio.

Por último, quisiera remarcar mi sorpresa -que ya pasó por el dolor y la decepción- ante la falta de respuesta por parte del Papa Francisco. En los últimos dos años y medio he enviado cartas a él y a sus colaboradores solicitando su intermediación. La última fue en octubre del 2022 con la firma de 14 víctimas. El Papa no solo fue jesuita sino incluso docente en el Colegio del Salvador, lo cual hace aún más llamativa su falta de respuesta y empatía.

Sabemos que nos queda un largo camino por recorrer en nuestra búsqueda de justicia, pero hemos formado un grupo humano fuerte, que cuenta con el apoyo incondicional de familia, amigos y un gran equipo de abogados.

Seguiremos caminando juntos, cerrando viejas heridas y alzando la voz para que estos hechos no vuelvan a ocurrir.

(Con información de Infobae)

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