Femicido de Horacelia | Cómo fue el debate de uno de los crímenes más escalofriantes en Misiones

Horacelia Génesis Marasca, la niña de 14 años que fue obligada a comportarse como adulta en base a golpes y maltratos, fue asesinada, desmembrada y desechada como basura por las alcantarillas del oeste posadeño. Tardó, pero se hizo justicia: Martín Monzón fue condenado a prisión perpetua.

Después de casi ocho años, finalmente se hizo justicia con Horacelia, una madre adolescente que soportó un contexto de vulnerabilidad y violencia de género que desembocó en uno de los asesinatos más escalofriantes de la historia criminal de Misiones.

Los vecinos de Horacelia que hablaron durante el debate intentaron retratarla como una “niña atorranta” que se drogaba, maltrataba a su pareja y obligaba a su bebé a presenciar los encuentros “extramatrimoniales” que tenía con otros hombres. Pero los Jueces lo desmintieron, con un gran aporte del Fiscal Glinka, y condenaron al culpable de todas sus desgracias y de su asesinato, claro está.

Desde la defensa de Monzón se intentó dilatar el proceso a más no poder y se solicitó una condena por debajo de lo que correspondía, colocándolo al depravado como una víctima y que tan sólo se defendió del ataque de la niña, por cierto, 15 años menor.

Horacelia fue obligada a querer por la fuerza y a convertirse en madre cuando aún no conocía su propio cuerpo. Era golpeada, humillada e inclusive, un testimonio dio fe que la adolescente llegó a prostituirse para que Monzón pudiera comprarse cigarrillos, alcohol y drogas.

Se colocó a la infidelidad como una excusa para matar. «¿Cómo reaccionarías vos si un hombre le regala lencería a tu novia?«, se llegó a preguntar en el debate. Todo ello para concluir en un pedido de exceso en la legítima defensa o emoción violenta. Pero, estos dos conceptos significan otra cosa. A Horacelia, Monzón le bajó los dientes de un golpe de puño antes de pegarle tres puntazos con un cuchillo que se usa en carnicerías.

Le cortó la cabeza y la descuartizó en cinco partes, colocó sus restos en bolsas de residuos y los arrojó por las alcantarillas del acceso oeste para intentar ocultar el crimen, creyendo que nadie la buscaría.  Desechada la “basura”, Monzón se presentó en comisaría y denunció la desaparición de su pareja. No sólo eso, sino que aseguró que la niña lo había abandonado y se había ido con su amante.

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Horacelia Génesis Marasca, 16 años al momento de su asesinato.

“A mucho pesar, no quería llegar a esto, hubiera preferido hacerlo en otra instancia. Lamento por ella y por mi hijo, pero también por mí. No supe cómo defenderme, me atacó con furia, no me dio tiempo para huir como siempre lo hice. Esto está presente en mi cabeza siempre”, fueron las últimas palabras de Martín Monzón antes de recibir la pena máxima.

 

“Horacelia cayó en manos de dos degenerados”

“Estoy contento de que haya llegado este momento. Escuché muchos testimonios que dejaron a Horacelia cómo una pequeña niña atorranta. Escuché una pregunta que me descolocó, que un médico psiquiatra explique cómo actúa una persona ante la noticia de que le habían sido infieles. El defensor hablo de emoción violenta. Dice que Monzón se enteró que Horacelia le había sido infiel y que además, ella le atacó con un cuchillo”, así introdujo sus alegatos el Fiscal Vladimir Glinka.

La defensa nunca encontró una línea defensiva. Tenían un hecho típico y una imputación, pero estaba en duda saber sobre qué hecho Monzón se vino a defender en el debate. “Se dijo mucho que ellos estaban en pareja, pero eso no lo era: Era un abuso sexual compacto”.

Para todos ellos eran una pareja, puede ser, pero él era una persona adulta y ella una niña de 14 años que luego quedó embarazada, sin estudios y en una casa usurpada. “Horacelia se quería separar, ante una extrema vulnerabilidad. Le había dicho a la mamá que quería separarse y también a sus vecinas”.

Horacelia tenía 14 y Monzón 30. “Es momento de poner cada cosa en su lugar. Si Horacelia no hubiera muerto estaríamos discutiendo otro delito, casi tan grave”, mencionó Glinka.

El 15 de agosto de 2015, en el edificio A planta baja, departamento 3 de la chacra 150, Horacelia y Monzón se levantan como cualquier día. Ella fue al comedor, no consiguió comida y fue a la casa de una vecina a comer junto con el bebé. El bebé siempre estaba con ella.

Ese día comió tarde y se quedó con su amiga. Tiene este encuentro con el sereno. “Este tipo era un degenerado, tenía 40 años y se enganchó con una nenita que pasó por la vereda. Vino a declarar cagado de que se le impute un hecho. No era el amante, ella era una chica que no tenía quien vele por ella. Frecuentaba con este señor, llegó el rumor hasta el señor Monzón, quien le contó a todos que era cornudo”.

El degenerado del sereno le regaló una caja con ropa interior a una nenita y encima, sabía que tenía una relación con otra persona. “Horacelia no quería volver a su casa porque Monzón sabía lo que había pasado. Ella entró supuestamente a bañarse para capaz ir de nuevo con el sereno. Monzón agarró la caja y fue a encararlo. Ella aparece atrás y le dijo `Martín vos sabes que yo no te amo más´”.

En la casa empieza una fuerte discusión y a partir de ahí, hay que prestar atención al desenlace, que termina en la muerte de Horacelia y posterior desmembramiento y desechada por toda la ciudad. Monzón luego fue e hizo una denuncia.

En la discusión hubo golpes. En forma simultánea con un cuchillo tipo carnicero, le pegó tres puñaladas. Sin darse cuenta, Lanzos, quien realizó la autopsia, no resolvió el caso, pero sí lo hizo el doctor Galuppo, que la acompañó.

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Fiscal Vladimir Glinka.

La nariz, la lengua y los dientes estaban totalmente destruidos, los mismos se habían perdido con ella en vida. Literalmente, le rompió la cara. “Primero se dieron los golpes y después las puñaladas. No fueron en simultáneo”.

El fiscal resaltó que Monzón iba a tener problemas luego de la paliza que le había dado a la madre de su bebé, por ello decidió asesinarla y deshacerse del cuerpo como si fuese basura. “El probó si entraba el cuchillo en el esternón. Probó de nuevo en dónde era un poco más blando pero entró solo dos centímetros y se trabó el cuchillo e hizo fuerza para sacarlo. De ahí le hace la tercera incisión del lado izquierdo donde estaba el corazón. El quería matarla, la asesinó y después comprobó que estaba muerta. Optó por asesinarla en vez de ir a declarar por los golpes que le había dado”.

Para el derecho penal, el posterior desmembramiento del cuerpo de la víctima no significa nada. No hay una agravante por ello, pero deja en claro la frialdad del asesino. “En lo único que nos pusimos de acuerdo es que hubo una acción humana, que es lo que importa. Ahí empiezan los problemas, la defensa tiró varias cosas en la teoría del delito. Primero que se cayó, que después fue un accidente y luego una emoción violenta”.

Ante estos detalles, el representante del Ministerio Público Fiscal solicitó la pena máxima por homicidio agravado por el vínculo y agregó la alevosía, es decir el actuar sobre seguro.

 

Luna de miel

El defensor oficial Nº 4, Miguel Ángel Varela, tomó la defensa de Martín Monzón desde que el hombre fue citado a indagatoria por primera vez. Por más que su pupilo era un asesino con sangre fría, todos tienen derecho a una defensa en juicio, como lo dispone la Constitución Nacional.

Varela dio inicio a sus alegatos con una crítica a la Fiscalía, mencionando una serie de pruebas que no justifican el desenlace. La primera de ellas es una denuncia radicada por Monzón a Horacelia por violencia de género, que fue tramitada por el Juzgado de Familia.

En el año 2014, Horacelia Marasca había tenido una entrevista con una Licenciada en psicología, de apellido Jara, a quien le habría dicho que “cuando me pongo nerviosa, le pego, pero él nunca me levantó la mano” por Monzón.

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Miguel Ángel Varela (derecha).

“El estado falló, el Juzgado de Familia también. La licenciada Jara acertó y si se le hubiera hecho caso, esto no hubiera pasado. El círculo de la violencia tiene una etapa que se llama luna de miel. Por el hecho del que hizo la denuncia es hombre, no se le prestó la atención que se merecía”, acusó Varela.

Trajo a recuerdo lo mencionado por la hermana de la víctima en Instrucción, quien no declaró en el debate por tener domicilio desconocido. “Yo peleaba mucho con ella, era agresiva con mi mamá y todo empezó cuando mis padres se separaron”, había dicho y agregó “cuando me hecho de la casa tenía un cuchillo en sus manos”.

La estrategia de la defensa era colocar a Monzón como una víctima de Marasca y que por esa razón, se defendió del ataque que derivó en la muerte de la adolescente de 16 años. “La señora Monaje relató una situación puntual de Horacelia hacía Martín. En esa ocasión ella estaba sobresaltada y él le agarraba los brazos y le decía que se tranquilice. En otro día tiró un taladro a la calle, sosteniendo un cuchillo blanco y le dijo a su vecina que lo iba a matar”.

Siguió “Cuando la exmujer de Monzón los llevaba a sus hijos a casa de él para visitarlos, a Horacelia le causaba celos. Cuando Martín se iba a trabajar a la mañana, ella le tiraba su ropa a la calle. El señor Rivero manifestó que en el comedor de la cooperativa siempre había comida y Horacelia podía buscarla, es decir ella no pasaba hambre. Este mismo testigo refiere que ella le tiró una olla de comida caliente en la cara a Martín. Él consumía marihuana para relajarse y no tener ninguna actitud nerviosa sobre esa situación”.

Puso atención en el relato de Ferrer, vecino de la chacra 150, a quien Monzón le contó que había sido golpeado por su pareja y le señaló una marca de un cachetazo en la cara, que a su vez le provocó el sangrado de un oído.

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Horacelia fue madre a las 15 años.

“Irina, la ex de Monzón, cuenta al menos tres situaciones de violencia de Horacelia hacía él”. El defensor leyó el testimonio de la mujer, “En mi presencia, era muy agresiva. Estábamos festejando el primer año del bebé, Monzón le quería sacar a dar un paseo al niño pero ella no quería, le abofeteo, tenía más fuerza que él. La segunda vez fue cuando me acerque a pedirle un medicamento para mí nene, me dijo que él no estaba pero si estaba en la pieza. El salió y ella quiso agredirle con un destornillador. La tercera vez, cuando nuestro hijo estaba internado, él fue a visitarle sin avisarle a Horacelia. Ella se enteró y fue hasta el Hospital y lo sacó a los gritos a Martin”.

En cuanto al hecho, se refirió “Cuando Monzón hace la denuncia de que había desaparecido Horacelia, por más que no haya sido verdad, la policía fue a buscarlo al sereno y el tuvo que confesar. Esto a diferencia de Viera, quien negó tener relaciones con Horacelia. Si no me acuerdo no pasó, como dice Thalia”.

“El sereno dijo que ella fue la que pasó a tomar un tereré con él. Él le regaló ropa interior, no fue un libro. En la discusión con Monzón, ella se cae, se levanta y va a la cocina y vuelve con el cuchillo en las manos. Yo estuve presente en la prueba de luminol y toda la sangre estaba en la sala”.

Criticó a los peritos y los señaló como imparciales, trabajadores del estado y de la acusación. “Ellos mismos dicen que hacen lo que le pide el Juez, siempre buscan pruebas en contra. La defensa no tiene cuerpo de peritos, nos ponen en la ardua tarea de ponernos a estudiar los abogados cuestiones de los médicos”.

“Los integrantes del cuerpo médico forense dijeron que las lesiones eran vitales, de lo cual no queda ninguna duda. Ellos dijeron que era imposible que las lesiones no fueran vitales, lo que llevo a plantear al Fiscal la alevosía. No existe una alevosía. Es reprochable el desmembramiento, pero en el derecho penal es atípico”.

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Continuó criticando el proceso “No hicieron prueba de histopatología, que podía haber disminuido las dudas sobre el horario de las lesiones en la boca. Todo lo que representó el fiscal no tiene sustento probatorio. Lo más grave es que el señor Fiscal utilizó al menos dos veces, las manifestaciones de mi asistido a través del relato del doctor Spada, un interrogatorio ilícito, sin la presencia de la defensa”.

Ratificó que existía una alta probabilidad de que lo dice el imputado sea cierto. “Hay una discusión pero Horacelia no quería escuchar. Hay un forcejeo dónde ella cae, se levanta, se va a la cocina y regresa con un cuchillo y le manda un puntazo con intenciones de matarlo, él la manotea, se produce un forcejeo y el desenlace fatal. Cuando el advierte que ella falleció, por el temor de que nadie le creyera, desmembró el cuerpo. Se puede creer por todos los indicios múltiples y concurrentes. Por la acción de Horacelia, si el señor Monzón no sé defendía, el señor Fiscal le iba a estar acusando a Horacelia del homicidio de Monzón y yo iba a tener que estar al lado de ella”.

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Martín Monzón deberá purgar una condena de al menos, 35 años.

Solicitó la pena prevista en el artículo 35 del Código Penal, por exceso en la legítima defensa, que hace referencia a la culpa o imprudencia. “La legítima defensa no es decir que fue un accidente. Era la vida de él, por sobre la de ella”.

A su vez planteó la circunstancia extraordinaria de atenuación, que anula la situación de confianza que surge de la relación de convivencia, según el defensor, la infidelidad es una de ellas. “Hay también una situación de emoción violenta, podrá mencionarse o criticarse pero tengo la obligación de dar todas las alternativas al Tribunal para que no aplique la pena más alta. Es inconstitucional la prisión perpetua”.

Por último, afirmó que al aplicar la legítima defensa correspondería la absolución. “El exceso de legítima defensa equivale a la pena de homicidio culposo y por la circunstancia extraordinaria de atenuación o legítima defensa, solicito la pena mínima”.

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