Reflexión del Pastor Guillermo Decena: “La palabra de Victoria III, compartiendo la palabra de Dios”

El Pastor Guillermo Decena explica que compartir la palabra de Dios tiene relación directa con ser verdaderos discípulos de Dios, porque es esencial para la transformación de toda persona. "Además, la palabra de Dios hará que tengas éxito en todas las áreas de tu vida para glorificar al Señor por sus milagros en nosotros y en nuestro prójimo".

«Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; más los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús» (2Timoteo 3:12-17).

En este pasaje se describen a dos tipos de personas: por un lado los que son descriptos como “malos y engañadores” y que aún pueden llegar a perseguir a los que quieren vivir piadosamente, respetando a Dios y a su Palabra. Los malos y engañadores no tienen la revelación de la Palabra de Dios, entonces la critican, blasfeman, y aun juzgan mal al que ama a Dios. Pero lo que siembra, cosecha, pues a su vez es engañado por gente que le rodea y también por Satanás, el padre de la mentira…

«Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras» (Jeremías 17:9-10).

Estas personas confían en sus pensamientos y lo que le dictan sus emociones, y son los famosos “sabios en su propia opinión”.

«¡Ay de los que se consideran sabios, de los que se creen inteligentes!» (Isaías 5:21).

Por otro lado, la otra clase de persona es la que aprende y se persuade sabiendo que su fuente de sabiduría está en la palabra de Dios, respeta a Dios y a su Palabra, aun los que recibieron la enseñanza desde niños.

«Fue mi mano la que hizo todas estas cosas; fue así como llegaron a existir afirma el Señor. Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu, a los que tiemblan ante mi palabra» (Isaías 66:2).

Al respecto, el Pastor Guillermo Decena detalló algunos puntos claves:

 

– DEMOS Y SE NOS DARÁ. “ÉL TODAVÍA HABLA HOY”.

La Escritura dice de Abraham: “Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram” (Génesis 15:1). También leemos de Josué: “Conforme a la palabra de Jehová que le había mandado a Josué” (Josué 8:27). Así fue también con David y con los profetas.

En cuanto al pueblo de Dios hoy, tenemos el Espíritu Santo presente, para hablarnos una palabra del cielo. Por medio de Él, la palabra reconfortante, sanadora e instructiva del Señor está disponible para todos los que confían en Él.

Es fundamental entender que nunca vendrá más palabra de Dios a nuestra vida, si no compartimos lo que ya se nos dio. El que da, recibe, y la Palabra de Dios siempre viene para edificación de los que te rodean, porque la escritura es vida, y la vida hay que compartirla.

«Allí se metió en la cueva, donde pasó la noche. Y he aquí que vino a él la palabra de Jehovah, y le preguntó: –¿Qué haces aquí, Elías?» (1 Reyes 19:9).

Hay creyentes que se meten en sus cuevas y no comparten la palabra de Dios, entonces Dios tiene que preguntarles ¿Qué haces aquí escondido? No tiene razón de ser un cristiano que no comparte la palabra de Dios.

«Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» (2 Timoteo 3:16-17).

La Palabra es útil porque está inspirada por Dios para llevar crecimiento y madurez a todo cristiano. El ministerio de la enseñanza fue ejercido por Jesús primeramente y Él delega hoy su ministerio completo a la iglesia. Jesús daba mucha importancia a la formación de sus discípulos, es por ello que tenemos cuatro evangelios que relatan la vida de Jesús y sus enseñanzas.

«Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos» (Juan 15:7-8).

La enseñanza de la palabra tiene relación directa con ser verdaderos discípulos del Señor, porque es esencial para la transformación de toda persona. Además, la palabra de Dios hará que tengas éxitos en todas las áreas de la vida, y así glorificar al Señor por sus milagros en nosotros y en nuestro prójimo.

 

– LA PALABRA DE DIOS Y LA LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO.

El llamado del profeta es sencillamente compartir la palabra que viene de Dios para él, pero el último destinatario es la gente. La palabra de Dios tiene mucho que ver con estar lleno del Espíritu Santo.

«Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día» (Jeremías 20:7-9).

La seducción de Dios es una obra del Espíritu Santo que trabaja en el corazón de la persona, pero al estar obrando en la persona, muchas veces genera conflictos con la sociedad al obrar juntamente con la palabra de Dios.

Sin embargo, a pesar de estos conflictos, Jeremías estaba lleno del Espíritu Santo, tanto que sentía un fuego en su interior y no podía callar la palabra de Dios. Cuando callamos el mensaje que debemos dar, apagamos al Espíritu Santo. Mientras más damos la Palabra, más llenos seremos de la palabra del Espíritu.

 

– LA PALABRA COMPARTIDA POR UN SIERVO O SIERVA DE DIOS.

Cuando el apóstol Pablo se despedía de la iglesia de Éfeso les decía: «Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios» (Hechos 20:25-27).

La tremenda responsabilidad de dar la palabra de Dios es transferida a los oyentes. Nosotros damos el mensaje de parte de Dios y las personas tienen la responsabilidad de ponerlo en práctica.

«[…] de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes» (1 Tesalonicenses 2:1).

Esta es la actitud correcta cuando escuchamos la exposición de la palabra de Dios, en la congregación donde Dios me pone. Cuando el consejo de Dios es por parte de los pastores de la iglesia debemos valorar primero la vía del portador de la palabra y el mensaje que trae como palabra de Dios. Esta es la única forma para que esa palabra pueda hacer milagros en nuestra vida.

 

– LA PALABRA COMPARTIDA MOLDEA GENERACIONES.

«Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo no se apartará de él» (Proverbios 22:6). Muchas veces los padres cristianos no toman conciencia de la importancia de compartir la palabra de Dios con su familia, y se pierden la bendición de ver los milagros del cielo en sus seres queridos. Es maravilloso hacer recibir a Cristo a los niños, porque le están dando ocasión a Dios de entrar y comenzar la obra de salvación.

Por esto, Dios le pedía a Israel una práctica fundamental: «Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas» (Deuteronomio 6:6-9).

El enemigo relativiza y se burla de los cristianos verdaderos, pero nosotros no debemos dejarnos intimidar. Muchos dirán expresiones como: ¡son fanáticos! Pero sí, seremos fanáticos de la palabra de Dios.

Los incrédulos son fanáticos de muchas cosas corruptas, pero nosotros seremos más fanáticos todavía de la palabra de vida, ¡y desecharemos la palabra de muerte!

Finalmente, recordemos la tarea fundamental de todo cristiano verdadero: compartir el mensaje de la palabra de Dios.

Esto es precisamente lo que le pidió Jesús a sus discípulos antes de partir: «Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén» (Mateo 28:17-20).

Que tengas un feliz domingo, que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Pastor Guillermo Decena

Centro Familiar Cristiano «Victory Church»

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