Reflexión del Pastor Guillermo Decena: «Celebremos la Navidad»

El Pastor Guillermo Decena expresó que la Biblia nos da ejemplo de celebrar el nacimiento de Cristo, los ángeles lo celebraron cantando “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace” (Lucas 2:14). Cuando Jesucristo nació el cielo festejó, por eso podemos inferir que Dios también celebró el nacimiento de su Hijo.

Uno de los estudiantes que se alojaba con el reformador alemán Martín Lutero comentaba que al acercarse la Navidad: “todas las palabras, canciones y pensamientos de Lutero estaban centradas en la encarnación del Señor, es decir, en el milagro de la Navidad, que Jesús haya nacido en carne”. Este mismo estudiante añade que, en una ocasión, suspirando dijo: “¡Qué pobres somos al permanecer tan fríos e indiferentes ante este gran gozo que nos ha sido concedido! Porque, de hecho, este es el regalo más grande que se nos ha otorgado, y que excede a todo lo que Dios ha creado. Y, sin embargo, creemos muy perezosamente, aunque los ángeles lo proclaman, lo predican y lo cantan, resumiendo su canción el todo de la fe cristiana que es ¡Gloria a Dios en las alturas! y que es el mismo corazón de la adoración”.

Lutero alude aquí al pasaje de Lucas 2.14 que recoge ese himno de alabanza de las huestes celestiales a Dios, por el nacimiento del Mesías, delante de los pastores, en aquella primera Nochebuena.

Al respecto, el Pastor Guillermo Decena explicó algunos puntos:

1. La enseñanza de los ángeles.

En las Sagradas Escrituras encontramos mandatos y principios que son ejemplos bíblicos. Como creyentes, seguimos ambas cosas. Los principios a modo de ejemplos no son mandatos directos, pero los ejemplos de los servidores de Dios, son principios a imitar y son guía para nuestra vida y en algunas ocasiones son mandatos indirectos.

De hecho, aún en las historias y personas de la Biblia encontramos principios a seguir. Existe un buen número de versículos bíblicos que nos exhortan a seguir los ejemplos que encontramos en las Escrituras: «Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros» (Filipenses 3:17).

«Alaben al SEÑOR, ustedes los ángeles, ustedes los poderosos que llevan a cabo sus planes, que están atentos a cada uno de sus mandatos» (Salmo 103:20).

Encontramos un mandato bíblico explícito para celebrar la Navidad imitando a los siervos celestiales que son los ángeles de Dios. Tenemos mandato de imitar a los siervos de Dios y cuanto más a los seres celestiales que hacen la perfecta la voluntad del padre.

La Biblia nos da ejemplo de celebrar el nacimiento de Cristo, pues los ángeles mismos lo celebraron con un canto: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes Él se complace” (Lucas 2:14).

Cuando Jesucristo nació, el cielo festejó. Los ángeles lo hicieron con un canto, y siendo que los ángeles son mensajeros de Dios, y hacen su voluntad, podemos inferir que Dios también celebró el nacimiento de su Hijo. La Palabra nos manda celebrar las obras de Dios, y ¡qué obra tan grande es la encarnación de Jesucristo!

«Celebrarán los cielos tus maravillas, oh Jehová, Tu verdad también en la congregación de los santos» (Salmos 89:5). ¿Cuál fue la reacción de los pastores al ver a Jesús? ¡Celebraron!

“Y los pastores se volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho” (Lucas 2:20). El ángel dijo que eran noticias de gran alegría que quería compartir, y los creyentes sanos entendemos que si había alegría en el nacimiento, debe haber alegría sana en el recuerdo del nacimiento.

 

2. El ejemplo de los sabios de oriente.

Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle (Mateo 2:1-11).

No dejes que la amargura te gane, celebra a Jesús que nació en Belén para liberarte del problema que es espiritual, de tus pecados y llevarte a la salvación eterna.

Los magos llegaron un tiempo después del nacimiento de Jesús. Cuando llegan, se postran en adoración, indicando que reconocen a Jesús como Rey, y le ofrecen tres presentes: oro, incienso, y mirra.

Los sabios del oriente vinieron a adorar y esto implica celebrar. Celebrar y adorar no son dos conceptos opuestos. Por ejemplo: “Y sucederá que todo sobreviviente de todas las naciones que fueron contra Jerusalén subirán de año en año para adorar al Rey, Señor de los ejércitos, y para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos” (Zacarías 14:16).

En las fiestas judías, adorar y celebrar eran dos cosas que se hacían juntas. Entonces, por lo menos en las fiestas bíblicas, la adoración se hacía en el contexto de celebración. Así como los magos, los creyentes debemos celebrar la Navidad como un tiempo de adoración y reconocimiento del Salvador. Si no hay adoración en nuestra celebración, nuestro festejo es hueco y se vuelve mundano.

La celebración y adoración van de la mano: “Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta solemne de los panes sin levadura por siete días con grande gozo; y glorificaban a Jehová todos los días los levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos resonantes a Jehová” (2 Cronica 30:21).

 

3. El ejemplo de Jesucristo.

«El Señor es mí fuerza y mi canción, cántico de acción de gracias: En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí…» (Isaias12:1-6).

El Espíritu Santo inspiró esta palabra y demuestra que nuestro Dios es alegre y ama que su pueblo haga todo con alegría. También está el irracional argumento: “No debemos celebrar la Navidad, ya que la Biblia no manda su celebración”. Tampoco manda que celebremos específicamente la Semana Santa, pero es muy bueno hacerlo ya que aprovechamos para evangelizar.

En realidad, en cuanto a fechas y temporadas, la Biblia no es muy exacta ni tampoco le da importancia. La medida del tiempo no es muy exacta y más en épocas antiguas, por eso hay tantos calendarios y es tan difícil decir en qué año nació Cristo. Lo que se hace es un esfuerzo para honrarle y eso es lo importante.

Lo que si dice es que ¡no juzguemos a nadie! En el evangelio de Juan vemos que Jesucristo mismo celebró una fiesta nombrada en las Escrituras. “En esos días se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús andaba por el templo, en el pórtico de Salomón” (Juan 10:22-23). Se celebraba la fiesta de la dedicación, la cual “no estaba autorizada por las Escrituras Hebreas; era una institución relativamente reciente”.

Esta fiesta se había instituido en el periodo entre los dos testamentos, para marcar la re dedicación del templo después de haber sido profanado por Antíoco Epifanes en el 168 a.C. quien avanzó sobre Jerusalén matando a muchos, zaqueando el templo y prohibiendo las prácticas religiosas en el mismo.

La encarnación y el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo es algo digno de ser celebrado. Honre al Salvador desde el nacimiento hasta la resurrección. Hónrele toda la vida, de todas las formas y maneras.

 

4. Por la reacción diabólica.

El Espíritu de Dios y el espíritu del anticristo: «Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo…» (1 Juan 4:1-3). Parece ser que los demonios no pueden ni soportan el recuerdo de la encarnación del Salvador Jesús.

Es tan repulsiva la Navidad para Satanás que el espíritu de este mundo tiene planes para borrarla de la sociedad: por ejemplo, en estos días se decidió que en Inglaterra ningún funcionario nombre la palabra Navidad, por supuesto con la falsa excusa de la diversidad, para no ofender a nadie. Honrar a Cristo por la Navidad es hacerle la contra al demonio, por ello celebre la Navidad con alegría, alabanzas y con inteligencia.

El principio de Pablo: “El que guarda cierto día, para el Señor lo guarda. El que come, para el Señor come, pues da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor se abstiene, y da gracias a Dios…» (Romanos 14:6-10).

Pablo nos recuerda lo que en verdad importa: glorificar de corazón a Dios. Independientemente de si celebras o no celebras, no sos mejor o peor cristiano. Dios ve tu corazón (algo de mucho peso). Dios no se centra en si celebras, sino por qué celebras. Quien celebra no juzgue a quien no lo hace, y quien no celebra no desprecie a quien lo hace.

La Biblia dice: “hacedlo todo para la gloria de Dios”. Este mes de diciembre tenemos la oportunidad como cristianos de ser luz en las tinieblas.

Cada vez más la fiesta del nacimiento de Jesucristo se convierte en una excusa para todo tipo de excesos. Nosotros podemos ser el ejemplo de lo contrario, celebrando con gozo y alegría. Así es que si queres celebrar la Navidad, celébrala para la gloria de Dios.

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una hermosa y bendecida Navidad, y una semana de completa victoria!

Pastor Guillermo Decena

Centro Familiar Cristiano «Victory Church»

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