Día Nacional del Mate | “La situación no daba más, había que levantar la voz y ser escuchadas”, recordó Marta Cunha, protagonista del Tractorazo

Este miércoles 30 de noviembre se celebra el Día Nacional del Mate y el 20° aniversario del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). En este marco, Marta Cunha, protagonista del Tractorazo de 2001, recordó cómo fueron los reclamos y la gestión del INYM.

En este sentido, indicó que su historia personal comenzó a fines de la década del 90, en un contexto en el que el valor de la hoja verde de yerba «no alcanzaba para nada, incluso valía tan poco que nos pagaban con mercadería en vez de dinero». De este modo, explicó que resultaba imposible hacer llevadera la circunstancia. 

Además, recordó que un grupo de mujeres de la localidad de Apóstoles coincidieron en que «la situación no daba para más, había que levantar la voz y ser escuchadas». Por este motivo, decidieron armar una carpa en la plaza principal del lugar, donde protestaron por más de 45 días.

 

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Sin embargo, tuvieron que levantar el acampe debido a que era época de actividad electoral y algunas personas consideraban que la manifestación tenía un tinte político: «Nadie quería reconocer que el reclamo era genuino», agregó.

Asimismo, las medidas de protestas continuaron hasta que viajaron a Buenos Aires donde se les ofreció volver a Misiones con la propuesta de crear un organismo que establezca las directivas para fijar y regular el precio de la yerba. «Nos reunimos con los directores y las autoridades y comenzó la gestión de una ley para presentar en el Congreso de la Nación y de un instituto que nos cuide y proteja», precisó Cunha. 

En cuanto a la recordada carpa verde, donde las mujeres se turnaban para continuar el reclamo en el 2001, señaló que «fueron días tristes y difíciles, el dinero no alcanzaba y casi todas las mujeres teníamos hijos que terminaban el secundario y querían estudiar». En este sentido, destacó la dificultad de no poder pagar el estudio que los mismos querían.

Por otro lado, señaló que esa situación fue la que las motorizó y dio el valor para salir a la calle y requerir un precio justo para que la sociedad sepa del reclamo: «No podíamos seguir viviendo así, con el INYM todos los sueños que gestamos hace más de 20 años dieron sus frutos», sostuvo. 

De igual manera, reconoció que alcanzar los logros significó un sacrificio, ya que desde temprano permanecían en la  carpa, donde alimentaban a los niños que salían de la escuela. Luego, las mujeres volvían a sus hogares para limpiarlas, porque los hombres trabajaban en la chacra durante el día, y cuidaban la carpa de noche. «Fue un movimiento de mucho sacrificio, pero actualmente todas las mujeres estamos orgullosas, tenemos hijos profesionales, el esfuerzo valió la pena», expresó.

Para terminar, indicó que la creación del INYM y su funcionamiento actual representa un sueño cumplido. 

 

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