Venezuela | La angustia de los damnificados luego de que la crecida de ríos arrasó por completo con sus viviendas

(Reuters) - Cientos de personas caminan por las calles o escarban en la tierra de Las Tejerías, en el centroeste de Venezuela, en busca de sus familiares, pero además con una persistente duda: dónde vivirán después de que una crecida de ríos arrasara sus viviendas.

«Que me den una casa para mis hijos porque me quedé sin casa, me quedé sin nada», dijo Yolismar Marín, una ama de casa de 22 años, sentada en una escuela que sirve de refugio a damnificados de la crecida de cinco quebradas, o pequeños ríos, que el sábado por la noche arrasó cientos de viviendas.

«Perdimos todo, no tengo donde quedarme», agregó Marín, que junto a sus dos hijos, de tres y un año de edad, sus padres y su esposo Devis Manrique, de 30, logró sobrevivir al caudal de agua, lodo y rocas que destrozó sectores completos de Las Tejerías, en el estado Aragua, a unos 67 kilómetros al suroeste de Caracas.

A las afueras de la escuela, Rosa Elena Arévalo, una cocinera de 50 años, dijo que espera que las autoridades realicen un censo sobre los damnificados y teme volver a su casa, cuyas paredes se agrietaron.

Las autoridades del gobierno del presidente Nicolás Maduro, que visitó la zona el lunes por la tarde, prometió que se recuperarían todas las casas y comercios destruidos.

También dijeron que la crecida del caudal de las aguas, ante torrenciales lluvias los últimos días, causaron la muerte de al menos 36 personas y otras 56 están desaparecidas.

Unas 317 casas fueron destruidas y 757 averiadas, según el balance más reciente dado el lunes por las autoridades. El servicio eléctrico y de telefonía celular fue restablecido parcialmente, pero no el agua corriente.

Jennifer Galíndez, un ama de casa de 46 años, que perdió a su esposo y a su nieta Estefanía Romer, de apenas un año y ocho meses de edad, sepultó el martes a la niña, pero aún desconoce el paradero de su marido, quien estaba en su cama debido a una grave diabetes y piensa que el agua lo arrastró.

«Sentí que mi mundo se derrumbó», dijo Yenimar Segovia, una enfermera de 28 años, madre de Estefanía e hija de Galíndez. «No hay señales de mi papá todavía (…) Vamos a continuar en la búsqueda», agregó.

También en el albergue de la escuela en Las Tejerías, de unos 73.000 habitantes, Gabriel Castillo, de 32 años y quien trabajaba en una peluquería, dijo que «ando por ahí dando vueltas buscando porque así sea un brazo de mi mamá yo lo quiero, me entiendes, porque es un dolor grande».

Castillo dice que se salvó porque en la noche del sábado se despertó con el ruido de la crecida y salió de la casa a ver qué sucedía, pero su mamá Ciria Martínez, de 74 años, y su tía Yadira Castillo, de 32, quedaron en la vivienda y dice que ya no supo más de ellas, mientras la casa quedó sepultada por el lodo.

«Ahorita estoy aquí a la espera de que nos tomen en serio, que somos personas damnificadas», dijo Castillo, vistiendo jeans y una camiseta de rayas azules que dijo le dio una amiga. «A esperar que nos salga una vivienda digna».

El líder opositor Juan Guaidó dijo el martes en conferencia de prensa que se asignará a través del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) una ayuda financiera para atender a los afectados de Las Tejerías y que el dinero será administrado por una fundación. No ofreció detalles de la operación.

«Espero en los próximos días estar dando detalles de cifras o de qué fundación se va a encargar», dijo Guaidó, reconocido por Estados Unidos como líder legítimo de Venezuela, y quien en diciembre 1999 vivió una situación similar a la de Las Tejerías al perder su vivienda por un deslave en La Guira, cercano a Caracas, y que dejó miles de muertos.

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