Reflexión del Pastor Guillermo Decena: «La fe es fidelidad»

El Pastor Guillermo Decena destaca que la fe que persevera en el tiempo a pesar de las pruebas inspirará a las generaciones futuras, y a su vez, inspira la perseverancia de los padres espirituales que nos precedieron. Las generaciones futuras recibirán la impartición de tu fe si no claudicas y te fortaleces a pesar de cualquier dificultad.

A lo largo de los escritos proféticos, se encuentra una interesante analogía entre Dios y su pueblo por un lado y un matrimonio real por el otro. Los profetas hablan de la comunión que debe tener el pueblo de Dios y el Creador, entre la iglesia y su Salvador. Dice que esta unión no es solamente física, sino también espiritual y es una relación pura y amorosa similar a la de un hombre y una mujer en un matrimonio verdadero. Entonces, si es un matrimonio verdadero, tiene un compromiso, porque está basado en un pacto. Y, por sobre todo, debe tener un componente fundamental: la fidelidad.

En los escritos del Nuevo Testamento encontramos el mismo concepto, por eso es interesante observar que la palabra griega traducida por fe, también se puede traducir como fidelidad. La fe y la fidelidad van juntas. De hecho, muy a menudo la propia palabra “fe” podría traducirse correctamente como “fidelidad”, lo que también aclara lo que Dios pretende de nosotros.

El Pastor Guillermo Decena resalta que a esto se refería el apóstol Pablo cuando dice: “no es de todos la fe” pues algunos de sus discípulos retrocedían. Veamos algunos puntos:

I) La fe de Jeremías.

Cuando uno analiza la vida de Jeremías se observa la verdadera fe, que es perseverancia en el tiempo sin claudicar. Él, con todas sus luchas, permaneció fiel a Dios en el tiempo.

– La fe a pesar del rechazo manifiesto:

Observemos en los siguientes mensajes algo de lo que tuvo que sufrir por ser el profeta de Dios.

«Sin embargo, Ajicán hijo de Safán protegió a Jeremías y no permitió que cayera en manos del pueblo ni que lo mataran» (Jeremías 26:24).

«Ellos tomaron a Jeremías y, bajándolo con cuerdas, lo echaron en la cisterna del patio de la guardia, la cual era de Malaquías, el hijo del rey. Pero como en la cisterna no había agua, sino lodo, Jeremías se hundió en él» (Jeremías 38:6).

«Cuando el sacerdote Pasur hijo de Imer, que era el oficial principal de la casa del Señor, oyó lo que Jeremías profetizaba, mandó que golpearan al profeta Jeremías y que lo colocaran en el cepo ubicado en la puerta alta de Benjamín, junto a la casa del Señor» (Jeremías 20:1-2 RVR).

Este capítulo 20 describe una triste realidad: la manifestación del Espíritu sobre la tierra puede no solo ser rechazada por muchos incrédulos sino también por muchos supuestos creyentes, y esto es factor de desánimo de muchos cristianos que con sinceridad sirven a Dios y a Su pueblo.

Esto sucede porque los poderes temporales condicionan a la gente que no cree y también a los que creen, y esto se torna muy peligroso. Es tan poderoso que la Biblia lo menciona como un enemigo: “el mundo”.

La demanda de Dios es algunas veces salir de la comodidad, ponerte en una zona de riesgo. Dios está buscando a los Jeremías de estos tiempos. Que tengan fe con perseverancia y con fidelidad hasta el final, a pesar de las pruebas y luchas.

Recordando las palabras de Jesús, que debemos alinearnos a los antiguos profetas que en su tiempo tuvieron que pagar un precio alto por ser testigos de Dios en su generación. Jesús advirtió esta posibilidad de ser rechazados cuando dijo: “Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes» (Mateo 5:11-12 NVI).

Pedro también habla de una clase de sufrimiento distinto al causado por la maldad ¡un sufrimiento causado por la bondad! Y es distinto porque ese sufrimiento puede traer alegría y esta paradoja es lo que hace al sufrimiento cristiano tan distinto al que experimenta el ser humano por cualquier otra causa, y es justamente lo que le da un poderoso sentido a la fe en Cristo Jesús.

«Dichosos ustedes si los insultan por causa del nombre de Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes» (1Pedro 4:14 NVI).

«Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes, me aborreció a mí. Si fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece» (Juan 15:18-20 NVI).

Jesús dijo también algo de mucha importancia: “Ustedes son la luz del mundo”.

Esto marca nuestra vida porque muestra nuestro propósito. Pero deberíamos siempre recordar una tremenda verdad cuando pensamos en su maravillosa vida: «Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas» (Juan 3:19).

La realidad es que el reino de las tinieblas se levantará siempre contra el Reino de la luz, y cuando el cristiano verdadero quiera hablar de parte de Dios evangelizando, allí se meterá en la lucha espiritual. Es por ello, que debemos evangelizar con efectividad a través de las células (grupos de personas en donde se predica la Palabra de Dios) como una estrategia para arrebatar las almas de la oscuridad y traerlas a la luz de Cristo e involucrarnos en la guerra espiritual.

 

II) Jeremías, la fe y las generaciones.

«Me sedujiste oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude» (Jeremías 20:7-9).

La fe de Jeremías es un modelo perfecto de la fe que agrada a Dios, una fe que continúa hacia delante a pesar de las dificultades y que permanece en el tiempo. La fe es fidelidad a Dios por sobre todas las cosas, porque siempre el creyente tendrá la libertad de decirle “No” a Dios.

Cuando nos acordamos del apóstol Pablo recordamos que él tenía ese tipo de fe. Por esto decía el apóstol: «De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación…» (2 Corintios 11:24-28).

Pero tengo algo importante que declarar, la fe es algo que se manifiesta desde la eternidad, por lo tanto, tiene mucho que ver con las generaciones pasadas y con las generaciones futuras. Por esto existe la herencia “de mil generaciones” y también la impartición de fe para las futuras generaciones.

La vida de Jeremías nos enseña algo fundamental: “Una fe perseverante, persevera en las futuras generaciones”, “una fe sin fidelidad en las pruebas, se diluye en el tiempo”.

Sin lugar a dudas que Jeremías tiene una herencia espiritual, su padre era sacerdote, Hilcias, o sea hijo de sacerdotes descendiente de Eleazar, hijo de Aarón. Y lo que parecía infructuoso, porque fueron 40 años sin que Israel o Judá expresaran cambios por la predicación del profeta Jeremías, no quedó en el olvido, todo lo contrario, fue consultado y seguirá siendo consultado mientras haya vida sobre la tierra.

Un profeta contemporáneo de Jeremías fue Daniel, que vivió en carne propia el cumplimiento de las advertencias de Jeremías en cuanto a la cautividad y consultó los escritos de Jeremías una y otra vez: «En el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años. Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza» (Daniel 9:2- 3).

La fe que persevera en el tiempo a pesar de las pruebas inspirará a las generaciones futuras, y a su vez, inspira la perseverancia de los padres espirituales que nos precedieron.

Las generaciones futuras recibirán la impartición de tu fe si no claudicas y te fortaleces a pesar de cualquier dificultad. Es por ello que debemos seguir hacia adelante, tomando el arado y mirando a Cristo. «Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios» (Hebreos12:2).

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Pastor Guillermo Decena

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