Del barrio A 3-2 posadeño al mundo: Yamila Rodríguez, la gran heroína Albiceleste

De la mano de la misionera, la Selección Argentina logró el tercer puesto en la Copa América y la clasificación a la Copa del Mundo de Australia – Nueva Zelanda 2023. Rodríguez, fue la gran figura a lo largo de todo el certamen, y con un doblete le dio la victoria ante Paraguay el pasado viernes por la noche.

Más de 4 millones de chicos y chicas se inician en el camino del fútbol en la Argentina. Alrededor de 1 millón consigue dedicarse al futbol profesional, pero tan solo el 1% logra llegar a la primera división. Teniendo en cuenta estos datos desalentadores, además hay que agregar la dificultad para los jóvenes del interior de integrarse al circuito por cuestiones geográficas y monetarias.

En este contexto tan adverso, Yamila Rodríguez logró lo que para muchos sería imposible. La misionera logró irrumpir en la escena del fútbol femenino y se convirtió en el gran estandarte argentino a fuerza de goles y actuaciones memorables.

Hoy, la nacida en la tierra colorada es la goleadora y estrella de la Selección argentina que se acaba de quedar con el tercer lugar de la Copa América 2022 y clasificó al Mundial Australia – Nueva Zelanda 2023, pero su historia se forjó como los grandes, en un potrero.

Criada en el barrio A 3-2 de Posadas, Yamila siempre supo a donde quería llegar: quería ser futbolista profesional. Hincha de Boca por su mamá, hoy la misionera cambió las tardes en la cancha del barrio, para jugar por los puntos con la camiseta de sus amores.

Así, hoy la jugadora de 24 años llegó a donde siempre soñó. La noche del pasado lunes, la Argentina se encaminaba a enfrentarse a Colombia, por un lugar en la final de la Copa América Femenina.

El destino, tan injusto como casi siempre, quiso que la Selección Nacional no tuviera la claridad que había mostrado durante toda la copa, principalmente con la misionera como gran abanderada.

Así, Yamila veía como su gran sueño de disputar la final se veía truncado y así lo manifestaba luego del partido. “Todavía nos duele el corazón por lo de ayer, pero con mucho orgullo y la frente más alto que nunca por el torneo que estamos haciendo”, expresó en sus redes sociales.

“Les queremos agradecer por tanto apoyo, se siente muchísimo, y nos obliga a seguir defendiendo estos colores con la misma pasión y querer poner a la Selección cada vez más alto”.

Con estas palabras, la misionera se preparaba para la última chance que iba a tener la Selección de sacar su pasaje al mundial del próximo año, al menos, de manera directa.

Así las cosas, la noche del viernes la Selección Argentina se enfrentó a Paraguay por el tercer lugar del certamen continental y una vez más, las cosas iban a arrancar de la peor manera.

A los 39’, tras una serie de rebotes, la mala fortuna quiso que Romina Núñez se llevara por delante el balón y pusiera el 1-0 para el seleccionado guaraní con el gol en contra. Todo parecía salir mal en la recta final de la copa. Sin embargo, todo cambiaría de la mano de Yamila.

Pero antes de ver a la misionera en lo más alto, vale la pena repasar su camino hasta ese memorable minuto 78’, porque no todo siempre fue Boca y la Selección.

Antes de que todo un país gritase los goles de la jugadora número 11, los privilegiados fueron los hinchas del club Huracán de Posadas. Hasta el año 2015, la misionera mostraba su magia de manera local, hasta que logró llamar la atención de la Selección Argentina.

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Como le sucediera a un histórico como Javier Mascherano, Yamila se mostró al mundo con los colores nacionales, antes de vestir una casaca de primera división. Esta oportunidad fue aprovechada al máximo y consiguió la atención de los grandes. O del más grande, al menos, para ella.

El club de sus amores, el club de su madre, ni más ni menos que Boca Juniors le ofreció vestir su camiseta pero eso significaba dejar su vida para cumplir su sueño. Y allá fue la misionera.

Las cosas siguieron de la mejor manera, hasta que pudo dar el salto al fútbol europeo. El Badajoz de España se fijó en la misionera, quien armó las valijas y fue en una nueva aventura. Sin embargo, la distancia se incrementó con su familia y Yamila decidió volver para seguir con la Azul y Oro de sus amores, donde se convirtió en la gran referente.

Todo esto la llevó a un solo momento, el minuto 78’. Ese fue el punto por el cual peleó toda su vida, por lo que dejó su barrio, su vida, para cumplir su destino. En ese minuto, nada más importó.

La misionera corrió al espacio, como lo hacía en el barrio, como lo hizo toda su vida, y ante la salida de la adversidad, vestida de arquera paraguaya, Yamila difinió cruzado y puso el empate para Argentina, que le dio vida en el partido para luchar por la clasificación.

Afortunadamente, hoy Yamila ya no pelea sola por sus sueños. Florencia Bonsegundo, otra de las grandes jugadoras argentinas, puso el 2-1 con un gran tiro libre a los 90’. En el final, nuevamente Yamila coronaría a la Selección con el 3-1 y le daba el pasaje al mundial por segunda vez consecutiva.

“Gracias a Dios se me abrió el arco, me querían agarrar de todos lados pero no pudieron. Creo que nunca me di por vencida”, declaró en el post partido. Una frase que refleja el camino que con tan solo 24 años ha recorrido la misionera.

Con seis tantos, Yamila quedó como la goleadora de la Copa América, además de ser la figura de la Selección y la heroína del partido ante Paraguay. Los goles del A 3-2 coparon el Estadio Centenario.

 

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