“Curanderos”: cómo actúan y qué riesgos se corren al consultarlos

Muchas personas, angustiadas ante la falta de respuesta de los médicos profesionales, buscan sanar su cuerpo mediante técnicas de curanderismo. Acuden a personas que les recetan diferentes flores y yuyos; chamanes que dicen tener dones especiales para curar o, incluso, curas que dicen interceder en nombre de Dios.

Pero, ¿hasta qué punto se puede confiar en estas técnicas alternativas? ¿Es realmente el poder de las hierbas y de los curanderos lo que sana, o la fe misma del paciente?

Hace unos años, una nena de 5 años murió. Se cayó con la bicicleta y sufrió algunos golpes, por lo que fue llevada a un curandero. Él mismo le recetó un té de rudas y aspirinas, nada aparentemente peligroso.

Sin embargo, después de un rato la menor murió de un paro cardiorrespiratorio y de una intoxicación estomacal. A esta altura, es evidente que no fue el accidente en bicicleta lo que la mató, pero, ¿fue la medicina no convencional?

Días atrás, miles de personas peregrinaron a Rosario para que el padre Ignacio Peries los sane a ellos o a sus familiares, mediante fotos y bendiciones. Fue sorprendente ver cómo, con toda seguridad, los fieles manifestaban que en verdad habían sido curados por el padre.

¿Poderes sobrenaturales, fe o sugestión personal?

El curanderismo es la práctica de curar enfermedades y maleficios por parte de curanderos. Las técnicas que utilizan no están aprobadas por la medicina. Generalmente, acuden a estos sanadores pacientes que dicen sufrir de empachos, mal de ojos y culebrillas.

Las recetas que les ofrecen van desde hierbas medicinales y té como el de ruda o el de tilo, hasta uñas de gato y pezuñas de vaca. Basados en la tradición, estos ingredientes no son chequeados con total seguridad. Simplemente se dan y el paciente, por efecto químico o por creencia sugestiva, comienza a curarse.

Otro tipo de sanación no convencional, cuyo uso crece cada día en Buenos Aires, son las técnicas de Reiki o sanación por energía. “La técnica enseña a limpiar. Se hacen diagnósticos a través del campo áurico”, declaró con inseguridad una sanadora a minutouno.com, quien prefirió mantener su anonimato.

Según la curandera, las plantas y yuyos tienen energía, y es ahí donde tienen efecto sanador. Sin embargo, dijo que “quien se ocupa de esto, si lo quiere hacer bien lo hace bien. Hay que trabajar como corresponde, va más allá del dinero”.

La nena catamarqueña murió de intoxicación estomacal, casualmente, después de haber tomado el té de ruda recetado por un curandero.

“El té de ruda no pudo haber hecho un paro cardiorrespiratorio. Seguramente incorporaron algo más”, aseguró el doctor Guillermo Di Girolamo, profesor adjunto de la segunda cátedra de Farmacología de la UBA, al ser consultado por este diario.

“El curanderismo es un delito, no pueden recetar”

Esa fue la frase que lanzó Di Girolamo, quien además dijo que una dosis normal de aspirinas sumadas al consumo de un té de rudas “a nadie mata”.

En relación a asistir a un curandero, el farmacólogo cree que “fundamentalmente, la automedicación es un problema de educación y, las consecuencias, pueden ser nefastas”.

Según la curandera consultada, “la gente tendría que interiorizarse más. Si se es negativo, no llega nada”. Ante esto, minutouno.com le pregunto si, entonces, era ella o eran sus propios pacientes los que se curaban solos. “Ponemos la intención para que cada persona sane, es una ayuda mutua de las dos partes”, sostuvo.

De todas formas, hay quienes dicen que, en estos casos, la sanación viene de ellos mismos, de la sugestión y de la propia certeza de que se van a curar.

 

 

 

 

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