Posadas | Prestó su cbu a un “amigo” para un negocio y su nombre terminó en una página de escraches: el acusado desapareció

Una joven de 20 años fue víctima de una estafa y posterior escrache por las redes sociales. El acusado, aprovechándose de la confianza que depositaba la víctima en él, utilizó su cbu para hacer negocios de mala fe. Ocurrió en Posadas.

Las estafas por redes sociales se han convertido en el terror de los usuarios y en la forma de operar que tienen las personas que utilizan su tiempo para hacer dinero de una manera maliciosa.

Constantemente, se conocen denuncias de víctimas que caen en manos de estafadores que preparan sus maniobras de una manera tal que es muy difícil percatarse de sus malas intenciones. Pero todos cometen algún error que los termina desenmascarando.

Pamela Yberlucea pecó de inocente, depositó en su plena confianza en una persona a quien consideraba su “amigo”, pero luego comprendió que el hombre tenía otras intenciones y que la “amistad”, era solo una cortina.

Mauricio L. es el acusado de esta estafa que se viene repitiendo y denunciando tanto en las redes sociales como en la Justicia. “Hace un mes me preguntó si podía ocupar mi cuenta de Mercado Pago para hacer un negocio. Pensé que era para su trabajo porque él es diseñador gráfico, supuestamente no tenía cuenta bancaria”, comenzó explicando.

estafa en Posadas
Denuncia radicada.

Aprovechándose de la situación, el acusado le volvió a solicitar su cuenta de mercado pago pero esta vez por un monto que alcanzaba los $25.000. “Insegura dije que sí. Posteriormente, le dije que ocupe mis cuentas de Uala porque mi Mercado Pago es de mi trabajo. Me dijo que el monto bajó a $18.000, le generé el código de Uala, le pase y esa misma tarde me ingresa el dinero y me pregunta si era posible que yo le transfiera”.

Ese fue el error que cometió el victimario, le solicitó a la joven que le transfiera el dinero a su propia cuenta, olvidándose del pequeño detalle que él había asegurado que no contaba con una. “En ese momento no me di cuenta que el si tenía una cuenta bancaria”.

La víctima entró en desesperación cuando vio su nombre y apellido en las redes sociales a modo de escrache. “A la tarde estaba con una amiga y nos avisaron que mi nombre estaba circulando por una página de escraches. Nos fijamos y vimos que a un señor lo habían estafado, él había transferido dinero a mi cuenta de Uala”, recordó.

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La segunda víctima es un hombre de 62 años, quien vio en una página de compraventa en Facebook la venta de una cama de algarrobo a un precio accesible. “Mi amiga se comunica con esta persona porque yo estaba muy nerviosa. El señor le dice que había comprado una cama y que su pedido no le había llegado. Le hablaba a esta persona y no le respondía, después directamente le bloqueó”.

Por más que las pruebas eran claras, Pamela insistió con depositar un granito de confianza en la persona a quien consideraba un amigo. “Le habló a mi amigo y le digo que teníamos que hablar. Le mande la captura y le pido que me explique qué había pasado y me dice que no sabía nada, que él me pidió ese favor porque había vendido su amplificador. Le pedí que me pase las pruebas y que vayamos juntos a la comisaría. Me dijo que sí, pero jamás apareció y nos bloqueó a todos. Le hable a la novia y me dijo que no sabía nada, me dejó en visto”, explicó.

Todo se resolvió cuando el hombre de 62 años le muestra el número con el que se había comunicado para cerrar el negocio y coincidía con el de Mauricio L. “Hicimos la denuncia pero yo no sabía su dirección. Ahora la conseguimos y quedó en manos de la Justicia. Él está desaparecido y haciendo lo mismo a otras personas. La plata no la vamos a recuperar pero él sigue estafando y lo peor de todo es que se lo hace a sus amigos”, se lamentó.

Yberlucea luego de denunciarlo, ingresó a las páginas de compraventa en Posadas  y se encontró con varias publicaciones realizadas por este joven. “Él publicaba las ventas en las páginas con su nombre y apellido, pero ahora lo hizo con el nombre de una tal Florencia”.

Posteriormente, muchas actitudes comenzaron a tener sentido. Una de ellas es que la víctima no conocía la dirección exacta de la vivienda del acusado. “Yo sabía donde él vivía pero no sabía la dirección exacta. Me buscaba del centro pero siempre pegábamos muchas vueltas antes de llegar a su casa”, cerró.

Estafa en Posadas

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