Nicaragua | Religiosas de las misioneras de la Caridad fueron expulsadas y escoltadas hasta la frontera

(Reuters)- Monjas de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa cruzaron la frontera terrestre de Nicaragua a Costa Rica, luego de que legisladores vinculados al presidente Daniel Ortega expulsaran al grupo y cerraran sus sucursales locales en el país.

Escoltadas por policías nicaragüenses y agentes de migración, más de diez monjas pertenecientes a la orden de Misioneras de la Caridad llegaron al puesto fronterizo terrestre de Peñas Blancas para cruzar a pie a la vecina Costa Rica.

Las imágenes compartidas por el padre Sunil Kumar Andugula, quien las acompañaba, muestran a las monjas dentro de la oficina de migración de Costa Rica.

Las Misioneras de la Caridad, que trabaja con comunidades empobrecidas, han estado operando en Nicaragua por más de 34 años.

En abril, el parlamento de Nicaragua, controlado por aliados de Ortega, cerró organizaciones no gubernamentales, muchas de las cuales habían criticado abiertamente al gobierno. Los legisladores argumentaron que las ONG habían violado las leyes nicaragüenses.

La medida fue la última de una serie de cierres bajo el gobierno del presidente Daniel Ortega que, según la oposición, es un ataque a la sociedad civil.

Cierran la organización benéfica de la Madre Teresa y otros 100 colectivos

A lo largo de este 2022, Nicaragua cerró 101 organizaciones civiles y de beneficencia, incluida la rama local de las Misioneras de la Caridad establecida por la Madre Teresa, informó la asamblea nacional del país centroamericano.

La medida, la última de una serie de clausuras bajo el gobierno del presidente Daniel Ortega que la oposición ha tildado de ataque a la sociedad civil, señala que los grupos «incumplieron con las obligaciones establecidas por la legislación nacional».

En un comunicado difundido, los legisladores informaron de la decisión, que pondrá fin a una actividad de más de 34 años de Las Misioneras de la Caridad en Nicaragua, donde trabajan con comunidades empobrecidas.

Desde 2018 Ortega y sus aliados han cerrado 770 organizaciones no gubernamentales, muchas de las cuales habían criticado abiertamente al gobierno.

El gobernante, uno de los líderes de la rebelión sandinista que derrocó al exdictador Anastasio Somoza en 1979, asumió el cargo por cuarto mandato consecutivo como presidente en enero, dos meses después de ganar una elección calificada de fraudulenta por Estados Unidos y otras naciones occidentales.

En marzo, el Vaticano protestó ante Nicaragua por la expulsión de su embajador en Managua, diciendo que la acción unilateral era injustificada e incomprensible.

El arzobispo Waldemar Sommertag, quien ejercía de nuncio desde 2018, tuvo que abandonar el país abruptamente después de que el Gobierno le retirara su credencial diplomática.

«El régimen de Ortega en Nicaragua ha cancelado sistemáticamente el registro legal de organizaciones de derechos humanos y otras ONG en un esfuerzo por demoler las pocas trincheras de la democracia que aún sobreviven en el país», dijo Juan Pappier, investigador principal sobre América Latina de Human Rights Watch.

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