Cálculos renales: conocé las plantas medicinales que pueden contrarrestar esta afección

La farmacéutica Rosaura Semczuk brindó consejos útiles al momento de tratar cálculos renales con plantas medicinales. Entre las plantas con propiedades curativas mencionó el diente de león, cola de caballo, yerba meona, rompepiedra y barba de choclo.

En primer lugar, resaltó que el afectado debe consultar con un médico si siente dolores persistentes y punzantes en la zona de los riñones, en la mitad de la espalda. Si el diagnóstico coincide con el de cálculos o piedras renales, el problema puede convertirse en crónico de no solucionarse pronto.

En este sentido, Semczuk afirmó que es posible usar una serie de plantas medicinales para acelerar o asistir al proceso de recuperación, generalmente en conjunción con una determinada dieta preparada para disolver las piedras que provocaron el mal.

 

Los cálculos renales, conocidos en el ámbito médico como “litiasis renal” o “nefrolitiasis”, se producen por la presencia de sustancias en la orina que se acumulan y forman arenillas o piedras de diferentes tamaños y composición, de acuerdo con la sustancia que las conforman. Pueden alojarse en diferentes lugares de la vía intestinal, bloqueando la vía urinaria y provocando así un gran dolor.

Sin embargo, pueden eliminarse sin ayuda médica y sin dejar consecuencias permanentes en el cuerpo, con ayuda de plantas medicinales cuyo consumo, dicen los especialistas, no debe superar las dos semanas o, de hacerlo, tener al menos una semana de descanso entre cada tanda. Semczuk aclaró que, de persistir el dolor más de dos semanas, lo recomendable es suspender el tratamiento y consultar al médico.

La primera planta que puede ayudar en el tratamiento o prevención de cálculos renales es el diente de león (nombre científico taraxacum officinale), también usado en trastornos gástricos leves.

El diente de león produce bilis y, en el caso de cálculos renales, tiene una acción diurética y depurativa. “Es una planta sin tallo, con hojas verdes, y una inflorescencia amarilla muy vistosa. Es una flor única, lo que la distingue de otras especies similares. Su uso diurético tiene que ver con el uso de la raíz desecada y triturada y de las hojas desecadas por vía oral, de 3 a 4 gramos en 100 mililitros de agua preparados como infusión. Preparados como cocción, de 4 a 10 gramos en un litro de agua”, explicó la farmacéutica.

El diente de león fue caracterizado por agencias europeas como una “droga vegetal de uso tradicional” destinada a incrementar el flujo de orina. “Lo que hace esta especie en particular es aumentar el flujo de orina y ahí eliminar esa sustancia que se concentró, disolviéndola para su eliminación”, afirmó.

 

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La segunda especie recomendada es la cola de caballo (nombre científico equisetum giganteum), conocida en Misiones por crecer en zonas húmedas, generalmente al costado de arroyos o ríos. “Es una planta vistosa, muy característica”, dijo Semczuk. Es un tallo fontosintético (verde), áspero al tacto, y hueco. Algunos tallos son fértiles y otros estériles, diferenciados por la presencia de un estróbilo en los tallos fértiles, que sirve para almacenar las esporas. Se debe prestar atención en este punto, porque el tallo que es útil para el tratamiento de los cálculos renales es el estérilo, no el fértil.

La cola de caballo se utiliza, por lo general, de forma desecada. “No tiene olor, tiene un sabor levemente salado, y tiene un efecto diurético comprobado y no modifica el equilibrio hidroelectrolítico de la orina, que es una de las dificultades con las que se encuentran cuando se hacen tratamientos con diuréticos de síntesis, que son los comerciales”, afirmó Semczuk. La cola de caballo es también usada en tratamientos de hipertensión, en donde es necesario mantener el equilibrio hidroelectrolítico. Su consumo se debe hacer en infusiones diarias de 10 a 20 gramos de tallo seco.

La tercera especie es la yerba meona (nombre científico euphorbia serpens), una planta rastrera de hojas pequeñas, bordes completos, ápice retuso, y de inflorescencia axilar. El tallo, por su parte, es rojizo y muy ramificado. La yerba meona sirve en su totalidad para el tratamiento de cálculos renales, siendo una planta pequeña que puede utilizarse de forma fresca o seca. “El estudio de esta planta como diurética se realizó en ratas, y también hay muchas investigaciones realizadas por diferentes universidades en todo el mundo”, explicó Semczuk. La yerba meona también puede ser utilizada para el tratamiento de edemas, y por madres para aumentar la producción de leche.

La cuarta especie es la rompepiedra (nombre científico phyllanthus niruri), también conocida como chancapiedra, que se suele muchas veces confundir con la yerba meona pero que, a diferencia de ésta, no es rastrera, y es unisexual. Su nombre hace referencia a su capacidad para disolver las piedras renales, y sus hojas son compuestas (es decir que aparecen en una misma rama varias hojas pequeñas).

“El estudio donde se comprobó su eficacia para el tratamiento de las litiasis renales se realizó en conejos que presentaban esta patología, donde se regularizó su función renal una vez administrada infusiones de la planta”, afirmó. Los estudios toxicológicos se realizaron en Brasil, confirmando su seguridad para el consumo. A pesar de esto, no está recomendada para mamás que amamantan, pues su consumo limita la producción de leche, ni tampoco recomiendan su uso prolongado, porque produce acumulación de sustancias que pueden complicar otros cuadros.

“Las plantas medicinales son un acúmulo de muchas sustancias químicas que podemos aprovechar en determinadas dosis y en determinado tiempo de tratamiento”, aclaró Semczuk.

La quinta planta es la barba de choclo (nombre científico stigma maydis), originaria de México y más tarde introducida en Europa, que es mundialmente conocida como un diurético muy útil y careciente de muchas contraindicaciones. “El efecto diurético de esta planta tiene que ver con el alto contenido de estigma de maíz y de potasio, que la hace útil en el tratamiento de edemas y en la disolución de cálculos renales”, explicó.

Rosana Semczuk forma parte de un equipo de investigadores a cargo del Dr. Altamirano, responsable de la cátedra de farmacobotánica, parte de la carrera de Farmacia en la Facultad de Cs. Exactas, Químicas, y Naturales.

En el laboratorio de la cátedra se realizan una variedad de estudios: “Ahora estamos llevando adelante estudios fitoquímicos de especies de uso corriente en Misiones. También, en forma conjunta con la cátedra de genética, se estudia la toxicidad de las plantas, como en las raíces de cebolla, y también en peces. Es interesante conocer el procedimiento y cómo se determina la toxicidad de una droga”, concluyó la farmacéutica.

Plantas medicinales para cálculos renales 

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