Desde la Cámara de Comercio de Bernardo de Irigoyen afirman que las ventas crecieron con la llegada de brasileños

Walter Feldman, presidente de la Cámara de Comercio de Bernardo de Irigoyen explicó que tras la apertura de fronteras, corrió un largo período de estabilidad, tanto en la parte sanitaria como en la comercial. En este sentido, comentó que la frontera es muy particular, tiene varios accesos y en la Aduana se generan largas filas que favorecen a los comerciantes misioneros.

Sin embargo, actualmente los brasileros cruzan la frontera para aprovechar los precios en distintos rubros, como supermercados y combustibles: “Al haber tanta diferencia en precios, también las tiendas de ropa y zapatería están aumentando sus ventas. Todos los comerciantes están trabajando, no solamente los de supermercados y estaciones de servicio”, afirmó.

Con respecto a la disponibilidad de combustible, Feldman manifestó que “está bastante bien» aunque requiere mucho de la parte de logística y de manejo. Este «boom económico», sin embargo, se ve limitado por la precariedad de los accesos aduaneros. “Hay una aduana muy precaria que está hace treinta años. No está adaptada para el flujo de comercio actual”, dijo.

A pesar de no tener que implementar los requisitos de salud obligatorios en las etapas más restrictivas de la cuarentena, la aduana, que sólo tiene dos carriles, tiende a formar grandes colas de automóviles que entorpecen el ingreso y egreso de los turistas. “La gente no puede venir a consumir y los comerciantes, obviamente, quedan muy indignados. Hoy por hoy se requieren muchos más carriles de ingreso y más personal de inmigraciones”, dijo.

 

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Además, comentó que el cliente viene, espera diez minutos y se va; lo cual es una problemática muy grande para los comerciantes porque esos clientes salen a decir que no se puede ingresar a Argentina. “La gente no puede venir a consumir y los comerciantes, obviamente, quedan muy indignados. Hoy por hoy se requieren muchos más carriles de ingreso y más personal de inmigraciones”, dijo.

La Cámara de Comercio de la ciudad está intentando revertir la situación. En este sentido, se busca ayuda para modificar la aduana o que se seleccione a más personal de migración. Por otro lado, el problema principal ocurre los sábados.  “La gran mayoría de turistas brasileños solo ingresan a Bernardo de Irigoyen para cargar combustible, no es necesario registrar profundamente a cada uno”, dijo.

Como no se tiene la infraestructura adecuada, si los oficiales de  migración se ponen a registrar cada vehículo que pasa, se forman filas de tres horas para que entre una persona y después tres horas para salir. “Es un gasto inmenso y una pérdida de tiempo total”, afirmó.

Aunque la aduana de transporte fue renovada hace cinco años, en un tratado con Brasil para que ambas jurisdicciones compartan una misma instalación, la aduana de tránsito todavía sigue igual. “Brasil reformaba la aduana de transporte y Argentina la de turismo. Pero en la de turismo quedó una infraestructura para un flujo de personas de hace treinta años atrás”, dijo.

Para concluir, Feldman explicó que “la renovación, que requiere de presupuesto nacional, es necesaria porque no sólo se pierden las ventas, sino que también acarrea que haya un contrabando o un mercado paralelo, y eso es lo que preocupa más”.

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