En el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos, la madre de Stefy Vier y Paula Bonifato destacaron la importancia de este día de concientización

 Claudia Acosta, madre de Stefy Vier, y Paula Bonifato, trasplantada renal, recordaron en el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos que este acto puede salvar vidas y ayudar a los pacientes a construir un futuro con sus seres queridos.                 

Stefy Vier, recordó su madre, falleció hace cinco años y desde hace un tiempo “pensar en ella es sinónimo de sonrisa, admirable fortaleza”. La joven nació con una cardiopatía congénita compleja, lo que generó que su primera intervención sea a los diez días de nacida, la segunda al año y cinco meses y, la tercera correctiva, a los seis años.

“Su vida fue normal, vivíamos en Montecarlo y se mudó a Posadas para estudiar”, expresó. “En el 2014 surgieron complejidades cardíacas nuevamente y, luego de los estudios, encontraron que no había más nada que corregir, necesitaba un nuevo corazón”.

Según recordó se enteró de esta situación el 6 de enero de 2015 y en mayo del mismo año, recibió noticias del trasplante. “Esperó 101 días acostada en la Fundación Favaloro, lugar que denominó su segunda casa, generó un vínculo con sus enfermeros y médicos”, mencionó.

Después de ser intervenida “supo lo se sentía vivir con un órgano sano”, contó su madre. Los siguientes dos años “fueron maravillosos, tiempo de Dios, de Stefy. Se descompensó y falleció el 6 de octubre de 2017”, contó.

Tal vez te interese leer: Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos: el director del CUCAIMIS confirmó que “Misiones es líder en el trasplante de córnea”

Mamá Claudia, como la llamaba su hija, relató que el dolor que sintió por esta pérdida fue “tan grande que no sabía cómo seguir, creo que ella me hizo cambiar ese dolor en amor”. Acosta, a partir de esta vivencia, se ocupa de homenajear a los donantes y celebrar a los receptores.

«Se puede dar vida después de la vida»

Por su parte, Bonifato fue diagnosticada con lupus eritematoso sistémico a los 17 años, enfermedad crónica que afectó sus riñones. Tuvo una nefropatía lúpica durante 14 años hasta ingresar a diálisis; los siguientes dos años mantuvo este tratamiento tres veces a la semana, cuatro horas por día. “Dependía de una máquina para vivir”, recordó. “Desde que entré, mi objetivo era salir de ahí”, expresó.

Al comenzar el proceso de diálisis fue anotada en lista de espera para un trasplante. “Mi familia se realizó estudios para una donación con donante vivo”, explicó, pero ni su madre, padre o hermana fueron compatibles. “Apareció mi ángel en la tierra, Edith, quién decidió dar muchísimo amor y hacerse los estudios para donarme un riñón”, recordó.

Al tener 95% de compatibilidad, con autorización judicial por no poseer lazo consanguíneo, se planificó el trasplante. El 7 de junio de 2011 se llevó a cabo la operación, “se puede dar vida después de la vida”, remarcó

“A los tres años hablé con mis médicos porque deseaba ser mamá, tuve que cambiar de medicación y equipo médico”, relató. La gestación de riesgo fue “controlada y hermosa, la disfruté plenamente”, afirmó. A las 37 semanas nació Paulina, sin problemas de salud.

Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas