El Gobierno nacional tiene pocas esperanzas positivas para la inflación del mes de abril

"La inflación de abril no viene bien. No esperamos una baja pronunciada, eso ocurrirá en mayo", confirmó Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo. La cifra de marzo representó la inflación mensual más alta desde abril de 2022. En términos interanuales, los precios aumentaron 55,1%, el número más elevado desde junio de 2019.

“La inflación de abril no viene bien. No esperamos una baja pronunciada, eso ocurrirá en mayo”, confirmó este sábado el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, en una entrevista radial, en la que también dijo que “desde hace un rato largo me preocupa la inflación. Es un problema que lleva 15 años”.
Cabe resaltar que la inflación se disparó a 6,7% mensual en marzo, según informó el INDEC. De esta manera en el primer trimestre del año los precios saltaron 16,1%, el registro más alto desde 1991, cuando el país estaba saliendo de la hiperinflación.

El Gobierno nacional corregirá la proyección de inflación tras la primera revisión del FMI

La revisión de mayo destrabará dos cuestiones: una nueva proyección de inflación para este año y un desembolso de u$s4131 millones. Esto se debe a que la estimación del 48% quedó lejos.

De acuerdo a medios nacionales el Gobierno prepara una revisión de la proyección de inflación que había sido incluida en la versión original del acuerdo con el FMI.

 

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Según las estimaciones “pre-guerra” en Ucrania, en diciembre de este año el acuerdo contemplaba que el aumento promedio de los precios se ubicaría en un rango de 38% a 48%. Ese cálculo quedó largamente superado, cuestión que fue reconocida tanto por autoridades nacionales como por los propios integrantes del Fondo Monetario Internacional en declaraciones públicas.El nuevo número de estimación de inflación se dará a conocer cuando concluya la misión del organismo, que será en las primeras semanas de mayo, que al mismo tiempo destrabará un desembolso equivalente a u$s4131 millones de dólares (3000 millones de DEG).El encargado de explicarlo públicamente fue Ilan Goldfajn, director del Departamento del Hemisferio Occidental, cuando dijo esta semana que “el programa tiene supuestos y tiene objetivos; la inflación es un supuesto y los supuestos pueden cambiar por los nuevos shocks de la economía global”.

En esos mismos términos se expresó un integrante de la comitiva oficial en el Llao Llao. Según fuentes con acceso a los diálogos con el organismo internacional, los supuestos del acuerdo pueden ser revisados en función del impacto de la guerra en Ucrania.

Lo que no se tocará, según lo que expresó Guzmán en Washington el pasado fin de semana, serán las “metas” del programa, que son los pilares del acuerdo: déficit fiscal de 2,5%; financiamiento monetario equivalente a un punto del PBI; y el objetivo de acumulación de reservas de U$5800 millones en el año.

Esos números, al menos por ahora, están escritos en piedra. Algunas interpretaciones de economistas en las últimas semanas veían a la estimación de gasto de capital equivalente a 2,4% del PBI como uno de los colchones de ajuste posibles frente a una aceleración de los gastos del Estado. Eso fue descartado completamente por fuentes oficiales frente a la consulta de este diario.

En el entorno del ministro hay otros números que también comienzan a revisarse, como por ejemplo el de crecimiento de la economía. Si bien siguen firmes con la proyección de 4% de expansión del PBI este año, hacen una salvedad: si la actividad se estancara en este momento del año, el repunte estaría en torno del 5%. Sin embargo, pesa la “cautela”. Lo mismo sucedió el año pasado, cuando el ministro estimaba un crecimiento del 7% para 2021 y terminó superando el 10%.

Guzmán se llevó dos aplausos en la reunión de hoy. Uno cuando culminó una presentación de 40 minutos, con las habituales “filminas” albertistas, y otro al finalizar la ronda de respuestas de los empresarios. Hubo muchas consultas -y cuestionamientos- al proyecto de ganancias inesperadas. El argumento de los empresarios es conocido: si siguen aumentando la presión impositiva es un desincentivo a realizar inversiones que dinamicen la economía del país.

 

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