Misiones | El milagro de la policía que dio a luz estando en coma cumple un año más: así están hoy Amelia y Santino

En 2016, cuando cursaba un embarazo de cinco meses, la mujer sufrió un gravísimo accidente de tránsito en Misiones. Pese a estar inconsciente, tuvo a Santino en la Nochebuena y más tarde, en Semana Santa, habló por primera vez. “Los médicos querían desconectarla y hoy la tenemos con nosotros”, le contó César, su hermano, a TN.

Fue en Semana Santa, hace cinco años, que Amelia Bannan produjo un segundo milagro: se despertó del coma. El primer milagro había sido en la Nochebuena de 2016: una hora antes de la llegada de la Navidad, y en estado de inconsciencia tras un accidente automovilístico que le había provocado gravísimas lesiones, dio a luz a Santino en Posadas, Misiones.

El bebé, contra los pronósticos de los médicos, nació en óptimas condiciones de salud. Hoy Santino asiste al preescolar en San Vicente -una ciudad de 40 mil habitantes situada al noreste de la provincia- y es la alegría de la familia. “No sabés lo que es. Domina el curso, tiene compradas a las maestras. Es un genio”, se enorgullece César Bannan, hermano mayor de Amelia, en charla con TN.

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Cinco años después, Amelia continúa con la rehabilitación y disfruta ver crecer a su hijo.

Del día a día de Santino se ocupa principalmente Norma, su tía, mientras Amelia continúa con la rehabilitación en San Pedro, a 70 kilómetros. Los fines de semana, el nene tiene la compañía de mamá a tiempo completo. “Ella está bien. Le quedaron secuelas que podrán ir desapareciendo o no. Va al neurólogo, al fonoaudiólogo, al kinesiólogo. Lo importante es que está sanita y ese es un regalo de Dios. Vos pensá que los médicos, después del accidente, nos hablaban de desconectarla”, cuenta César.

Amelia y la premonición que nadie quiso escuchar: “Si nos subimos a ese auto, vamos a volcar”

Amelia Bannan era policía en San Pedro. Tenía 33 años y un embarazo de 20 semanas. Todos los meses viajaba a Posadas para asistir a un curso de perfeccionamiento. La última noche de octubre de 2016, Amelia estaba inquieta. Sin poder explicarles a sus compañeros el motivo de su incomodidad, soltó la premonición que la atormentaba: “No viajemos. Si nos subimos a ese auto, vamos a volcar”.

Sus compañeros no le dieron importancia. En ocasiones, algunas frases altisonantes eran parte de la personalidad de Amelia. Finalmente, ella no terminó de confiar en el presagio y se subió al Chevrolet Onix conducido por su novio, Cristian Espíndola, también policía. Viajaban otras tres compañeras. Eran las 6.40 de la mañana del 1 de noviembre de 2016.

Mientras el sol empezaba a iluminar la ruta, Espíndola perdió el control del auto, que patinó hasta la banquina, dio varios tumbos y terminó destrozado en el pasto. Todos los ocupantes salieron ilesos. Amelia no tuvo la misma suerte: viajaba en el asiento del acompañante y fue rescatada con un diagnóstico desolador: fractura de cráneo con coágulo de sangre. Fue trasladada de urgencia al hospital Madariaga de Posadas.

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Así quedó el auto. Amelia iba en el asiento del acompañante y sufrió una grave lesión cerebral.

“El daño cerebral era gravísimo y los médicos nos daban pronósticos desgarradores. Es más, cuando preguntamos por el bebé, nos respondieron que la prioridad absoluta era Amelia”, recuerda a la distancia César Bannan, también integrante de la fuerza.

El primer milagro: el nacimiento de Santino

El ánimo de la familia navegó entre la impotencia y la esperanza durante las semanas siguientes. Amelia no respondía a ningún estímulo. No empeoraba, tampoco despertaba. Su panza, sin embargo, seguía creciendo.

El 24 de diciembre, Norma Bannan ingresó a la terapia intensiva para entregarse a la rutina habitual. Esperaba, como todos los días, ver a su hermana inerte. Esta vez, en cambio, se sorprendió al observar una mueca de dolor en Amelia. Su preocupación creció al acercarse y notar que tenía fiebre. En coma, la joven policía estaba teniendo contracciones.

Santino nació por cesárea a la hora de la cena. Era un bebé prematuro, que pesó 1,890 kilogramos al salir del vientre de su mamá. Sin embargo, permanecía clínicamente estable y en el hospital Madariaga los médicos hablaban de un milagro de Navidad.

“Norma se hizo cargo de Santino desde el primer día y sigue hasta hoy”, menciona César. El bebé estuvo un mes en la incubadora y en aquellos días, ante la imposibilidad de que Amelia pudiera amamantarlo, su fuente de alimento fue el pecho de una enfermera del hospital y el de una periodista del Canal 12 local que estaba cubriendo el caso: ambas habían sido mamás poco tiempo antes.

La familia se mudó a un departamento que el Círculo de Suboficiales de la provincia tenía en Posadas. Cuenta César que la idea era llevar todos los días al bebé al hospital y acercarlo a Amelia para que tuvieran contacto: “Con el tiempo, cuando Santino lloraba, ella empezó a moverse despacito. Tenía reacciones muy leves, pero las tenía”.

Día a día, la esperanza de la familia se fortalecía: “Hacíamos mate con Norma, y le hablábamos del bebé o le contábamos historias. El asunto era hablarle siempre”. El riesgo de que Amelia quedara en coma toda la vida, no obstante, seguía latente.

El segundo milagro: Amelia se despierta luego de cinco meses en coma

Una mañana, un grupo de médicos reunió a César en el pasillo del Madariaga y le transmitió una decisión que lo dejó perplejo: “Eran como cinco, y me decían que querían darle el alta a Amelia a pesar de que seguía en coma. Volvieron a insistir con desconectarla. ‘¿Sabés lo que es tener a tu hermana en coma toda la vida?’, me decían”.

César continúa: “Les pedí por favor que no. Les dije que Amelia tenía reacciones y que ellos estaban al tanto. Dios le estaba dando la posibilidad de vivir y no había ninguna necesidad de apagarla así”.

Desesperado, el hermano pidió ayuda a través de las redes sociales: “Había mucha gente que seguía el caso. Amelia era noticia en Colombia, Chile, España y otros países, y yo recibía un montón de mensajes. Desde un medio de Colombia siempre me preguntaban por ella”.

La súplica hizo efecto y el caso llegó a la vicegobernación de Misiones, que ofreció un traslado a la clínica Neuma de Posadas. Allí, en la Semana Santa de 2017, sucedió el segundo milagro: luego de cinco meses en coma, Amelia habló por primera vez.

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Amelia reaccionó en la Semana Santa de 2017, cinco meses después del accidente.

“No me voy a olvidar nunca más de aquel día. Hablábamos con Santino y, de repente, Amelia dijo ‘hola’. Nos miramos con Norma y no lo podíamos creer. Ahí le preguntamos: ‘Amelia, ¿nos estás escuchando’. Nos dijo ‘sí’. Le pedimos que sacara la lengua, y sacó la lengua. No te puedo explicar la emoción que sentimos”.

Amelia había despertado.

La pelea de Amelia Bannan en rehabilitación

Cinco años después, Amelia sigue enfocada en su rehabilitación y lucha por seguir dando pasos hacia adelante. El 19 de abril festejará su cumpleaños número 39. “Quedó con memoria a corto plazo. Suele olvidarse de las cosas. O a veces se apura para hablar y no se le entiende. Es como si la lengua le hubiese quedado un poco dura por todo ese tiempo que estuvo en coma”, describe César.

Todos los fines de semana, los hermanos de Amelia recorren los 70 kilómetros que separan a San Vicente de San Pedro para que la mamá pueda estar con su hijo: “No te puedo mentir: no es la que era antes, pero está sanita. Le falta, no sé, un click. Entendemos que todo depende de la rehabilitación, pero la tenemos con nosotros y Santino crece a su lado. Eso es lo único que nos importa”.

 

 

Fuente: TN

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