El caótico confinamiento en Shanghái por coronavirus que deja en vilo a otras ciudades de China

A medida que el confinamiento en Shanghái por covid-19 deja a sus residentes en aprietos para conseguir alimentos o recibir atención médica, los ciudadanos de otras partes de China temen que medidas estrictas similares los puedan llegar a afectar. Incuso, mientras los funcionarios tratan de asegurarle al público que están bien preparados. 

Por eso, pese al récord de casos, el lunes comenzaron a flexibilizar el confinamiento en Shanghái, mientras las autoridades se esfuerzan por que la ciudad vuelva gradualmente a la normalidad después de más de semanas de cuarentena estricta. 11 mil personas fueron dadas de alta el domingo, informaron las autoridades.

Shanghai, el centro financiero de China, superó el lunes el récord diario de infecciones por covid-19 por décimo día consecutivo con 26.087 nuevos casos, detectados en seis rondas de pruebas masivas en la ciudad.

 

China: aíslan a pacientes de covid-19 en hospitales

En la ciudad portuaria de Guangzhou, en el sur del país, los 18 millones de residentes tuvieron que someterse a pruebas de detección obligatorias después de que se detectaran un puñado de casos de covid-19 la semana pasada. Allí las autoridades insistieron en que los alimentos y otros suministros estaban bien cubiertos, a pesar de que un periódico local informó sobre la escasez en los supermercados debido a las «compras de pánico».

Mientras tanto, en las redes sociales de China circularon publicaciones y artículos sobre cómo prepararse para posibles brotes de covid-19. Los contenidos incluíab consejos sobre cómo almacenar las verduras para que duren y qué preparar para las estancias en cuarentena. Otros artículos abordaban cómo las ciudades se aseguraban de tener suficientes suministros para cubrir los confinamientos.

Los signos de preocupación pública llegan mientras China entra a una etapa difícil de su lucha contra el virus. Con el brote de Shanghái y otro en la provincia de Jilin, en el noreste del país, la variante de ómicron BA.2, altamente transmisible, se ha extendido a niveles nunca antes vistos en China.

confinamiento en Shanghái
Un paciente que se ha recuperado de COVID-19, se desinfecta cuando sale de un hospital en el Centro de Convenciones de la ciudad.

Si bien la gran mayoría de casos en los últimos brotes se han registrado en Jilin y Shanghái, también se han detectado infecciones en unas 29 provincias y municipios.

Esto representa un desafío importante para el Partido Comunista de China, que se mantiene firme en su compromiso de «cero covid-19» para erradicar el virus.

Y la experiencia de Shanghái podría sentar un precedente para medidas cada vez más estrictas que se implementen en otros lugares con el objetivo de controlar la propagación de ómicron, advierten los expertos.

«Incluso con pruebas masivas, podemos suponer que el virus llegó más allá de Shanghái antes de que la ciudad se confinara», dijo el experto en seguridad sanitaria Nicholas Thomas, profesor asociado de la City University de Hong Kong.

«Aunque es posible que se retome el enfoque selectivo en las ciudades más pequeñas, el antecedente de Shanghái llevará que se implementen confinamientos masivos nuevamente en las ciudades más grandes a corto o mediano plazo».

Desconfianza en Shanghái

Mientras tanto, los repetidos confinamientos y las demás restricciones también podrían tener un mayor costo humano, especialmente porque algunos brotes recientes de ómicron han sido persistentes.

Tanto en Shanghái como en Changchun, capital de la provincia de Jilin, el número de casos siguió aumentando a pesar de los confinamientos. Lo que deja a las personas preguntándose cuándo llegará la libertad y, en algunos casos, incluso las necesidades diarias o el acceso a la atención médica.

A raíz de los retos que enfrentan los residentes confinados en Shanghái y Jilin, los ciudadanos han planteado dudas importantes en los debates en línea sobre si el costo de controlar el virus es mayor que el riesgo del propio virus.

confinamiento en Shanghái
Una persona haciéndose la prueba del coronavirus en Shanghái, China, el 10 de abril del 2022.

«Tal vez el legado más demoledor de Shanghái sea que el gobierno tendrá que volver a reforzar la confianza de la población en el sector médico y en el gobierno para hacer frente a la pandemia con eficacia», dijo Thomas, de la City University.

«De lo contrario, su capacidad para controlar futuros brotes será mucho más limitada», afirmó.

 

 

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