Reflexión del Pastor Guillermo Decena: «Las señales IX»

El Pastor Guillermo Decena hace hincapié esta semana en el ayuno, y dice que el mismo se constituye en uno de los sacrificios que podemos hacer con el cuerpo. "Es una práctica que siempre será agradable para Dios. Es una obra poderosa, ya que estamos dispuestos a dejar lo que nos apasiona por amor a Dios, veamos lo que nos dice la Palabra de Dios".

Presentar el cuerpo a Dios en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Jesús ofrecía como una ofrenda agradable a Dios el Padre, su cuerpo, el cual había sido tomado para hacer esa tarea de salvación por la tierra. Nosotros debemos ofrecer a Dios, como un acto voluntario, nuestros cuerpos para que Él lo pueda utilizar.

El ayuno se constituye un sacrificio muy agradable a Dios. «Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional» Romanos 12:1RVR.

Veamos 3 puntos importantes en cuanto al ayuno.

1- El ayuno, la caída y el levantamiento.

Tomó, pues Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: «De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás» Génesis 2:15-17 RVR.

Lo primero que Dios les dice como un mandato es que, podían comer todo, menos de ese árbol. Que ayunasen de ese fruto que era especial. «Ni comer ni tocar», mientras este AYUNO se observó, Adán se conservó en estado de inocencia, pero cuando decide desobedecer a su Creador y rompió este ayuno, sobrevino la caída. Al ingerir el fruto de este árbol, algo sucedió que cambió para siempre a la humanidad. Desde ese momento, el ser humano puede tener de todo, pero de lo que le prohíben, eso va a buscar (Génesis 3:1-6 RVR).

El primer Adán introdujo el pecado en el huerto del Edén. El primer Adán introdujo la muerte a todos los hombres. El segundo Adán (Jesús) decidió obedecer a Dios, y comienza su ministerio de salvación a la humanidad ayunando 40 días. Y luego tomando el lugar de los pecadores en el cruel castigo de la cruz del calvario. Introdujo la vida eterna al resucitar de entre los muertos en aquel huerto donde había un sepulcro nuevo que no pudo retener entre los muertos al que vive porque Él es la resurrección y la vida.

En Romanos 5:12-19 RVR el Apóstol Pablo toma ese relato de la caída para explicar la introducción del pecado en el mundo por el primer hombre, Adán, y compararlo con la redención de Jesucristo como el segundo Adán. Dando una oportunidad nueva a la humanidad, promoviendo una nueva creación, echa por su Espíritu Santo.

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Mateo 4:1 RVR

¿Qué pasa si caminamos el camino de Jesús y practicamos lo que Él practicaba? De repente habrá una purificación en nuestras almas. De esta manera podremos vencer a satanás. Ya que a él lo vencemos con inocencia, santidad y pureza de corazón. Ayunando vamos a retrotraer ese sistema de impureza, malos pensamientos y de malos sentimientos. El ayuno te fortalece interiormente, de manera de poder rechazar al maligno.

Cuando Judas tomó el bocado, allí mismo entró satanás en él. Era su corazón el que le dio el lugar, pero su boca se constituyó en la vía de acceso (Juan 13:27 RVR). Hay que entender que el demonio usa el cuerpo humano, que tiene una entrada: la boca y tiene una salida. Pero si somos sabios seguiríamos a Jesús, imitando su vida de ayuno y tendríamos abundante bendición.

2- Ayuno y arrepentimiento

El ayuno es parte del arrepentimiento requerido por Cristo. Él decía: “arrepiéntanse, el Reino de Dios se ha acercado”. El arrepentimiento acompañado de ayuno es el ingreso a niveles espirituales más profundos y altos, por eso debemos enseñarlo, y practicarlo. Es la puerta por donde entramos a la gracia de Dios. Y el arrepentimiento verdadero libera a la persona.

El apóstol Pablo cuando se entregó a Cristo, lo primero que hizo fue arrepentirse de corazón y lo segundo fue ayunar por varios días. Cada vez que hay un genuino arrepentimiento, la transformación va a venir a tu vida.

Necesitamos la presencia del Espíritu Santo para la transformación real. El ayuno y el arrepentimiento van de la mano. Cuando ayunamos recibimos revelación de pecado y somos convencidos de pecado, de justicia y de verdad (Joel 1:14 RVR).

La progresión del arrepentimiento está plasmada en este versículo Joel 1:14.

Primero, el ayuno, como un deseo de ser trasformado y liberado del mal. Jesús decía: «hay géneros de demonios que no salen sino con ayuno y oración» y son los demonios los que perpetúan en el tiempo, la fortaleza de pecados que son recurrentes en la persona.

Segundo, el reconocimiento del liderazgo espiritual, la congregación, integración al pueblo de Dios es un indicio real de arrepentimiento. Debemos vencer el engaño: no congrego, pero estoy bien con Dios.

Tercero, el clamor a Dios que significa comunión con Dios, súplica, guerra espiritual rechazando a los demonios que nos han tenido cautivos, etc. El Señor dice: «líbranos del mal, líbranos de toda tentación…» sabiendo que de Dios viene la victoria.

3- El ayuno y la perseverancia

Muchos cristianos empiezan pero no terminan, se debilitan espiritualmente y una de las cosas que Jesús nos enseña, nos da el ejemplo de vida y nos pide, es la perseverancia, la continuidad y la determinación de proseguir permanentemente en el camino del Señor.

(Lucas 8:15 RVR) La parábola del sembrador nos da pautas de por qué muchos cristianos no tienen frutos sobrenaturales de la presencia de Dios en sus vidas.

Hay muchos factores que el demonio usa para desanimar a los hijos de Dios, de manera que abandonen el camino del Señor.

(Mateo 13:18-23.RVR) Primero, el que se opone a la perseverancia es el maligno, representado como las aves que comen junto al camino la semilla.

Segundo, al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan, abandonan todo lo que tenga que ver con Dios.

Tercero, «el afán (preocupaciones) de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa». De esta manera las personas se desaniman.

¿Cómo vencemos todo esto? Con el ayuno, que nos ayuda a vencer a los demonios que nos desaniman y nos ponen trampas para que abandonemos. Nos fortalece frente a la aflicción y persecuciones. Nos da la perspectiva adecuada para poder hacer frente a las preocupaciones y los engaños de la riqueza.

La persona que practica el ayuno, tiene enfoque, determinación, revelación, una fuerza interior que la hace avanzar. El reino de Dios se ha forjado con personas que están dispuestas a hacer el santo sacrificio que es agradable a los ojos de Dios, el ayuno.

El cristiano que no ayuna esta proclive a abandonar el camino de Jesús. En el desarrollo de su vida se verá estancamiento y poco desarrollo espiritual. (Deuteronomio 32:15 RVR)

Dios trataba a su pueblo Israel con dulzura, con un nombre poético: «Jesurum» (Isaias 44:1-2 RVR). Nuestro padre que está en los cielos quiere lo mejor para nosotros, pero muchas veces el problema de la iglesia es la saciedad pasajera.

El apóstol Pablo era un imitador de Cristo (1° Corintios 9:27). La vida cristiana es perseverar, mantener el enfoque y siempre ir hacia adelante. Para poder tener éxito debemos disciplinar nuestro cuerpo. Debemos ayunar para poder experimentar todo lo que viene de parte de Dios.

El maligno es muy astuto y puede traer ideas que son brillantes, pero a la vez con consecuencias negativas. El cristiano que no ayuna no tiene consciencia de lo espiritual, lo trascendente (1 Corintios 10:6-8 RVR) por esto es importante que seamos personas de constante ayuno, así podremos tener luz de parte del Espíritu Santo de Dios.

Presentemos nuestro cuerpo como sacrifico vivo, santo y agradable a Dios, hagamos pacto con Él.

Que Dios te bendiga, te guarde de todo mal y tengas una semana de completa victoria!

Pastor Guillermo Decena

Centro Familiar Cristiano Eldorado

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