«Hacen plantaciones y nunca más vuelven»: bomberos voluntarios denuncian que el sector privado no cumple con sus obligaciones para prevenir y evitar incendios

Si bien reconocen que hay excepciones, señalaron que en la mayoría de los casos las empresas forestales hacen omisión a los requisitos que le impone ley, como por ejemplo tener calles cortafuego o brigadas propias. El ejemplo de una compañía en Misiones que ignoró un foco ígneo cuando se desataba a metros de su pinar y recién mandó equipo dos días después cuando ya estaba fuera de peligro.


 

La lluvia no llegó sola ayer en el litoral argentino: vino acompañada como nunca antes de esperanza. Las gotas que caían del cielo se confundían con las que brotaban de los ojos de decenas y cientos de personas que miraban arriba dando las gracias. Largas caravanas de vehículos se replicaron en diferentes ciudades de la provincia de Corrientes como un símbolo del inicio del final de una de las tragedias ambientales más importantes de la historia argentina.

Durante semanas, el fuego hizo estragos en la flora y fauna del país. La tierra del Taragüi fue el distrito más perjudicado con el 11% de su territorio consumido por las llamas, aunque en Misiones también se registraron focos.

En esta película de drama y terror que parece empezar a llegar a su fin, hubo héroes (los bomberos voluntarios que llegaron de todo el país dejando su vida atrás para combatir el fuego), víctimas (los pequeños productores, el ecosistema, las personas que vieron como su casa ardía) y victimarios. Dentro de este último grupo emerge con más fuerza un sector que se presentó-primero- como uno de los grandes perjudicados, pero que con el correr de los días sale a luz su responsabilidad en todo lo que terminó ocurriendo: el sector privado, donde aparecen denuncias dirigidas a gran parte de sus jugadores porque no destinaron recursos para la detección y combate de incendios, tal como estaban obligados.

Como recordó Misiones Online, la ley de promoción de inversiones para bosques cultivados exige a las empresas (a cambio de los subsidios que reciben) que cumplan con una serie de requisitos para prevenir y combatir incendios. Entre otras cuestiones determina que ningún lote debe superar las 25 hectáreas y entre cada uno debe haber calles cortafuego que tienen que mantenerse limpias de maleza y cualquier otro material combustible.

Bomberos voluntarios coincidieron que las compañías forestales «no cumplen con la norma anterior». El motivo principal es económico: reducir gastos para tener mayor inversión.

«Hacen plantaciones y nunca más vuelven», setenció Oscar Voght, presidente de la Asociación de Bomberos Voluntarios de Capioví.

En diálogo con Misiones Online TV,  dejó en manifesto con un ejemplo de la decisidia, irresponsabilidad y demora con las que algunas empresas (en este caso una de ellas) actuan frente a las llamas.

«Había un incendio en un bosque nativo que se acercaba a una plantación de pinos que tiene la empresa Arauco. Nosotros avisamos a la empresa lo que estaba pasando y nos ignoraron. Recién a los dos días mandaron 4 o 5 brigadistas cuando la situación ya estaba controlada gracia a que el viento había rotado», narró.

Arauco es una empresa chilena dedicada a la fabricación de pulpa de celulosa y derivados como madera aserrada y paneles y tiene dos plantas en Misiones.

En sintonía con su colega, Waldemar Laumann, presidente de la Federación Misionera de Bomberos Voluntarios, sostuvo que «todas las empresas quieren aprovechar la superficie a plantar» y lo hacen en lugares que luego complican su accesibilidad a la horar de combatir un incendio.

 

«Nos paso que nos teníamos acceso a los distintos sectores que se consumían con el fuego… Poseíamos herramientas, buenas maquinarias, acompañada de camiones, pero no teníamos acceso», detalló.

«Lo otro grave es que plantan hasta el borde del camino lo que esta mal», complementó Voght.

Ambos bomberos entrevistados coincidieron en que si bien «existen excepciones» y «que hay «compañías que medianamente cumplen», una de las mayores irregularidades que cometen las empresas es la de no crear «caminos cortafuegos»,  sectores de terreno sin vegetación, que impiden que en caso de un foco ígneo el fuego se propague al carecer de combustible.

Tambien marcaron otras infracciones como el de no poseer brigadas propias, no cumplir con el parcelamiento o no llevar adelante las podas, lo que resulta fundamental para evitar el fuego de copa.

«Debemos cambiar el manejo forestal»

En un artículo especial para ArgentinaForestal.com, el ingeniero forestal, docente y académico de la FCF-UNaM, y director del Instituto Forestal de Misiones (InFoPro), Rubén Costas, realizó las primeras reflexiones que deja al sector forestal de la región los incendios rurales que golpearon la región durante enero y febrero, provocando en Corrientes una catástrofe ambiental sin precedentes.

“Está claro que los bosques cultivados no son causantes de los incendios y de la sequía extrema que estamos pasando este verano. Puede haber efectos en pequeña escala sobre la infiltración de agua, pero si no hay agua no hay nada para retener y los propios árboles empiezan a morir como cualquier ser vivo ante faltante extrema”, sostiene el académico.

Sin embargo, la naturaleza y los factores climáticos nos están dando señales claras que debemos considerar cambios para mejorar nuestras posibilidades de mitigar sus efectos.

Explicó que tanto en Misiones y Corrientes se incendiaron miles de hectáreas de bosques nativos o pastizales, “sin presencia en kilómetros de pinos o eucaliptos”.

De igual forma, consideró que “se requiere realizar cambios en las maneras de gestionar los bosques cultivados para prevenir o mitigar los daños por incendios”.

Entre estos cambios, mencionó:

·       Se deberían evitar realizar plantaciones de más de 1.000 plantas por hectárea, que producen exceso de combustible, crecimiento reducido de cada árbol y productos finos con muy baja o nula rentabilidad para un plantador sin industria integrada.

·       Los raleos oportunos también son necesarios y eficaces para obtener ingresos intermedios antes de la tala rasa, promueven el crecimiento de los árboles remanentes, aumentan distanciamientos y disminución de combustible en caso de incendios.

·       La poda temprana produce madera de calidad y de mayor valor económico. Frente a la sequía y los incendios se hace imprescindible realizarla para minimizar posibilidades de incendios de copas, que generalmente son incontrolables.

·       Cumplimiento de las leyes. La normativa vigente para establecimientos de bosques cultivados exige entre otras cuestiones que sean parcelas de no más de 25 hectáreas delimitadas por caminos transitables por vehículos terrestres, calles cortafuegos libres de combustible en los períodos críticos y fuentes cercanas de abastecimiento de agua, que en caso de no existir se deberán construir reservorios, tipo tajamares o cualquier otro que facilite la carga de equipos de control de fuego. También establece que emprendimientos que totalicen superficies boscosas superiores a 700 hectáreas deberán contar con equipamiento que facilite la detección precoz de los fuegos, tales como torres de observación o cámaras de video, que cubran a la totalidad del área del emprendimiento.

“El manejo de la densidad de plantación y la realización de podas son voluntarias para el propietario. Quizá sea momento de realizar acuerdos vinculantes entre asociaciones de plantadores, empresas y organismos estatales forestales para que se cumplan las exigencias legales y se realicen las actividades que hasta ahora son voluntarias”, remarcó Costas.

“Una merma de rentabilidad producirá grandes efectos positivos para todo el conjunto, evitando pérdidas mayores ante estas situaciones climáticas que serán recurrentes. Al momento de incendios, de nada vale que en una plantación se hagan los manejos adecuados si su vecino no obra de manera similar”, reflexionó el productor.

Prevención asociada

La creación o reactivación de consorcios forestales de prevención y control de incendios son imprescindibles en momentos como los actuales. Generalmente lo integran representantes de empresas, productores, municipios, profesionales forestales y los cuerpos de bomberos de la cuenca forestal abarcada por el consorcio.

Se distribuyen roles y en momentos de emergencia no se improvisa ni se aborda el fuego de manera desorganizada.

Costas consideró “muy importante la revisión, coordinación y fortalecimiento de las estructuras estatales disponibles para la prevención y combate de incendios forestales. En Misiones contamos con el Plan Provincial de Manejo del Fuego (PPMF) dependiente del Ministerio de Ecología y RNR y con una Delegación del Plan Nacional de Manejo del Fuego (PNMF) dependiente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación. Los protagonistas del combate a los incendios fueron los bomberos, tanto profesionales como los voluntarios, que denodadamente y con mucho valor y compromiso enfrentaron las llamas, con colaboración de productores, empresarios y personal forestal”, precisó el ingeniero.

Sin embargo, consideró que “las estructuras gubernamentales tuvieron un rol opaco y muchas veces tardío como vimos en Corrientes, donde primaron los intereses políticos antes de pasar a la acción”.

Volviendo a Misiones, opinó que “es necesario fortalecer profesionalmente las estructuras de personal y equipamiento y coordinar acciones ante estos eventos extremos”.

También es momento oportuno para promover el establecimiento de Sistemas Silvopastoriles y Agroforestales, que se mostraron resilientes a la sequía extrema y a los incendios, además de favorecer la obtención simultánea de dos o más productos, generadores de mano de obra y de producción de alimentos.

Concientización y cambios de hábitos

Para Costas, un capítulo aparte y difícil de abordar es la concientización y hacer entender a integrantes de pueblos originarios, productores y a personal rural que se debe eliminar el fuego como “herramienta de trabajo” para iniciar cultivos o facilitador para obtener alimentos, en épocas de sequía extrema. “Cito esto, pero sin explayarme porque excede a mis conocimientos de cómo lograrlo”, admitió.

Finalmente, considero que “si cada uno mejora su accionar es esperable afrontar estos eventos extremos de sequías e incendios con mejores resultados. Si no cambiamos, seguiremos igual o peor”.

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